Los islamistas de Marruecos conf¨ªan en que el nuevo rey les permita mayor presencia pol¨ªtica
Se acabaron las proclamas incendiarias. Los islamistas marroqu¨ªes, incluso los m¨¢s radicales, han adoptado una actitud de esperar y ver qu¨¦ sucede tras la muerte, el viernes, del rey Hassan II. La llegada del nuevo rey, Mohamed VI, les da esperanzas de poder ampliar su margen de maniobra pol¨ªtico, pero tambi¨¦n les hace temer convertirse en el chivo expiatorio de los primeros percances que sufra el nuevo monarca. En Marruecos coexisten dos movimientos islamistas, uno recientemente legalizado, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, y otro m¨¢s radical e ilegal, Justicia y Caridad.
Bajan corriendo por la calle, esgrimiendo sus transmisores-receptores y gritando "paren" en franc¨¦s. Los visitantes de la casa del jeque Yassin, el l¨ªder del ilegal movimiento islamista Justicia y Caridad, se hab¨ªan hecho la ilusi¨®n de que los polic¨ªas que impiden franquear la puerta de entrada hab¨ªan levantado la guardia. No era as¨ª. Desde el interior de la villa, unos barbudos vestidos de blanco invitaron a los periodistas a entrar, pero los polic¨ªas de paisano se les adelantaron cogiendo a los visitantes por la mano y orden¨¢ndoles que se retirasen. El jeque Yassin permanece detenido en su domicilio, en un barrio residencial de Sal¨¦, aunque los agentes insist¨ªan, entre disculpas, que esta situaci¨®n no ser¨ªa eterna, pese a que dura 10 a?os.Movida acaso por el prolongado arresto domiciliario de su padre, su hija Nadia hizo a la prensa internacional, tras el fallecimiento de Hassan, declaraciones contundentes: "El sistema no muere con un hombre. Un hombre ha muerto, pero el sistema no ha muerto. Hubi¨¦semos preferido que HassanII viviese, pero que muriese el sistema". Dos d¨ªas despu¨¦s, Fathala Arsalan, el abogado que sustituye a Yassin al frente del movimiento, adopta un tono m¨¢s comedido. Hassan, se?ala, "deja una situaci¨®n de crisis" en todos los aspectos de la vida p¨²blica. ?Qu¨¦ espera del nuevo rey? "Que acabe el acoso al que estamos sometidos y que podamos disfrutar de las libertades p¨²blicas".
Situaci¨®n imprevisible
"No sabemos va a ostentar el mismo poder que su padre", prosigue Arsalan. "En todo caso va a heredar una l¨ªnea que no puede ser cambiada del d¨ªa a la ma?ana", a?ade, encontrando de antemano a Mohamed VI circunstancias atenuantes. "Francamente, la situaci¨®n a medio plazo es imprevisible". Ilegal, pero hasta cierto punto tolerada, Justicia y Caridad suscita simpat¨ªas entre varias decenas de miles de marroqu¨ªes. Sorprendi¨® al lograr congregar en Rabat, pese a que la manifestaci¨®n no hab¨ªa sido autorizada, a unas 50.000 personas que desfilaron en marzo protestando por la "agresi¨®n" de EEUU contra Irak, sometido a bombardeos peri¨®dicos.La otra corriente islamista, la moderada del Partido de la Justicia y el Desarrollo, hace m¨¢s hincapi¨¦ en la emoci¨®n que le causa el fallecimiento de Hassan. "Bajo su reinado se ha preservado lo esencial en lo concerniente al islam", afirma Abdelilah Benkiran. "La religi¨®n ha guardado su lugar preeminente y sigue siendo la principal referencia para la sociedad". Benkiran est¨¢ adem¨¢s agradecido al difunto monarca porque, "tras comprobar nuestra lealtad, nos ha permitido participar en la vida pol¨ªtica" y ¨¦l mismo es ahora diputado por Sal¨¦. "Bien es verdad", reconoce, "que si las elecciones hubiesen sido m¨¢s transparentes hubi¨¦semos sacado hasta 30 diputados". Ahora tiene 10, que, tras renunciar a entrar en el Gobierno del socialista Abderram¨¢n Yussufi, le brindan un apoyo cr¨ªtico.
Leyes que no se cumplen
?Qu¨¦ espera Benkiran de Mohamed VI? "Que el sistema sea perfeccionado reforzando el car¨¢cter isl¨¢mico de los usos y costumbres y de las leyes que, a veces, ni siquiera se cumplen". "Est¨¢, por ejemplo, prohibido vender alcohol a un musulm¨¢n, pero no se respeta", se lamenta. "No pretendemos, sin embargo, aplicar rigurosamente la sharia , porque no ser¨ªa realista".Perseguidos durante a?os, los islamistas marroqu¨ªes han llegado a tener entre rejas a cientos de militantes, pero ahora s¨®lo siguen encarcelados, seg¨²n las organizaciones humanitarias, entre 30 y 50, casi todos ellos condenados por delitos de sangre o por sabotajes. El ministro del Interior marroqu¨ª, el todopoderoso Driss Basri, asegura, sin embargo, que son menos de 10 los que a¨²n cumplen condena y que no tardar¨¢n en salir.
Pese a su influencia en las mezquitas y en la ense?anza, casi nadie cree que tengan fuerza suficiente para desestabilizar el pa¨ªs. Se esforzar¨¢n, no obstante, por tratar de encauzar el enorme descontento social que existe en Marruecos, agravado por la creciente ostentaci¨®n de la riqueza por los pudientes y por los escasos frutos que ha dado, desde hace 16 meses, el llamado Gobierno de transici¨®n encabezado por Yussufi.
El principal riesgo es, seg¨²n un diplom¨¢tico europeo, que los islamistas acaben ejerciendo tal presi¨®n sobre las ¨¦lites pol¨ªticas que ¨¦stas, deseosas de congraciarse con ese movimiento, adopten pautas de comportamiento religioso y las impongan al conjunto de la sociedad. Algo parecido est¨¢ sucediendo en Egipto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.