China somete a reeducaci¨®n a un millar de funcionarios 'contaminados' por una secta
Las autoridades chinas han detenido a cerca de 1.200 funcionarios sospechosos de pertenecer a Falun Gong, el movimiento m¨ªstico oficialmente prohibido la semana pasada dentro de una campa?a pol¨ªtica cada vez m¨¢s intensa y que podr¨ªa llegar a afectar a las reformas econ¨®micas que pretenden introducir en el pa¨ªs. Los funcionarios, seg¨²n inform¨® el lunes una organizaci¨®n de derechos humanos, fueron llevados durante el fin de semana, a escuelas en una ciudad en el norte de China. All¨ª se les hizo estudiar documentos del Partido Comunista y renunciar a su lealtad al grupo.
Seg¨²n el Centro para los Derechos Humanos y el Movimiento Democr¨¢tico en China, con sede en Hong Kong, los funcionarios han tenido que dar garant¨ªas por escrito de que nunca m¨¢s participar¨¢n en este movimiento. No est¨¢ claro qu¨¦ cargos desempe?aban los detenidos ni durante cu¨¢nto tiempo deber¨¢n recibir adoctrinamiento pol¨ªtico en las llamadas escuelas de reeducaci¨®n.La semana pasada, las autoridades chinas pusieron en marcha una amplia operaci¨®n contra m¨¢s de 5.000 miembros de Falun Gong, con registros de sus casas y confiscaci¨®n de material impreso. Los funcionarios de aduanas tambi¨¦n han recibido ¨®rdenes de buscar material de propaganda.
Seg¨²n ha reconocido el propio Gobierno, Falun Gong es la m¨¢s grave amenaza pol¨ªtica para la autoridad del Partido Comunista desde el movimiento estudiantil de 1989. La secta consigui¨® en abril movilizar la mayor concentraci¨®n ilegal en Pek¨ªn desde esa fecha cuando 10.000 de sus seguidores asombraron a los l¨ªderes chinos manifest¨¢ndose sin previo aviso enfrente del Zhongnanhai (la sede de las oficinas gubernamentales). Recelosos de una organizaci¨®n que no pueden controlar, los l¨ªderes del partido han desencadenado una ofensiva contra un grupo que hasta ahora era considerado inocuo. Aunque estas medidas parec¨ªan demasiado dr¨¢sticas para un movimiento espiritual sin objetivos pol¨ªticos reconocidos, gradualmente est¨¢n tomando las caracter¨ªsticas reconocibles de una campa?a m¨¢s amplia al estilo del Partido Comunista. Organizaciones gubernamentales y grupos semioficiales han sido advertidos para que denuncien las actividades de Falun Gong y celebren reuniones de estudio pol¨ªtico para recitar las teor¨ªas marxistas, en las que pocos funcionarios -y a¨²n menos gente de la calle- creen.
Pero la puesta en marcha del poderoso aparato pol¨ªtico del partido para hacer frente a Falun Gong conlleva un da?o potencial para el programa de reformas econ¨®micas del pa¨ªs. Aunque el conjunto de la campa?a contra la secta permanece oculto, cualquier cruzada que haga hincapi¨¦ en los estudios marxistas acapara una voluntad pol¨ªtica que en otras circunstancias estar¨ªa dirigida a conseguir apoyo para las impopulares reformas econ¨®micas del primer ministro, Zhu Rongji. Zhu ha sido objeto ¨²ltimamente de acusaciones, por parte de funcionarios ministeriales, de que el desmantelamiento de las empresas estatales est¨¢ minando su autoridad.
El momento de la redada, justo antes de que los l¨ªderes chinos abandonen la capital para irse de vacaciones, ha provocado especulaciones sobre los verdaderos motivos del despliegue de esta campa?a pol¨ªtica. En un sistema que todav¨ªa conf¨ªa en campa?as tanto como en las medidas legislativas y administrativas, sus l¨ªderes a menudo usan este recurso como primer paso hacia otros objetivos, en parte para eliminar rivales y en parte para hacer una demostraci¨®n de poder. El presidente, Jian Zeming, est¨¢, supuestamente, detr¨¢s de estas medidas, que est¨¢n siendo coordinadas por Wu Bangguo, viceprimer ministro y uno de los m¨¢s fieles aliados de Jian. La agenda oficial de Wu incluye la reestructuraci¨®n de la industria estatal, pero es tambi¨¦n conocido como el encargado de resolverle problemas al presidente
Adem¨¢s, existe el peligro de que los seguidores de Falun Gong, normalmente pac¨ªficos, puedan reaccionar contra la supresi¨®n, lo cual es m¨¢s probable en tiempos de creciente insatisfacci¨®n por el aumento del desempleo y la corrupci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.