Sin Franco y con Tapioles

En Daaal¨ª no se pronuncia una sola vez la palabra Franco. No hay franquismo, ni ninguna de esas historias grotescas, y a veces siniestras, que hicieron del pintor un buf¨®n del r¨¦gimen. Un buf¨®n, como es propio, a sueldo moral y real de la corte, pero tambi¨¦n provisto de una temible intenci¨®n sarc¨¢stica sobre los cortesanos. Boadella contesta que el franquismo, simplemente, no le sali¨® al encuentro. Da la impresi¨®n, sin embargo, de que para analizar las relaciones dalinianas con el fascismo -sexuales, incluso- Boadella ha preferido modelos mayores, como el de Hitler y Mussolini, que protagonizan una escena importante y compleja. El que s¨ª le sali¨® al encuentro, sin embargo, fue el pintor Antoni T¨¤pies (alias Tapioles, "tan humanamente humano"), que integra con Pollock, Mondrian, Kandinski y Rothko la banda de payasos mayores del arte contempor¨¢neo, a los que Dal¨ª, el payaso sabio, aplica una severa zurra pict¨®rica. No son los ¨²nicos en aparecer por all¨ª. Est¨¢ Mir¨®, tambi¨¦n, vestidito de ni?a. Daaal¨ª le pregunta qu¨¦ hace y contesta: "Ya ves, como siempre, jugando". En cuanto a Calder, esta sentencia semimortal: "Lo m¨ªnimo que se le puede pedir a una escultura es que no se mueva".