La siesta
Lo que el t¨¦ para los brit¨¢nicos o la cerveza para los alemanes es la siesta para este granadino: imperdonable. Se le cruz¨® la tarde fuera de casa y para aplacar el sopor veraniego tanto sirve un c¨¦sped mullidito en un jard¨ªn como el banco de una marquesina. Cuando se tercia, no importa que no haya pijama, ni colch¨®n. El mobiliario urbano deber¨ªa conjugar de aqu¨ª en adelante, la elegancia con la funcionalidad, con otras funcionalidades porque, a la vista est¨¢, que los usuarios le acaban encontrando los usos m¨¢s variopintos. Ese banco que ayer velaba los sue?os estivales bien puede llegar a ser la cama donde los mendigos soporten los rigores del invierno granadino. Vamos, la piedra filosofal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.