La sombra de Bradley
Bill Bradley, el ex senador y antiguo jugador de baloncesto de los Knicks de Nueva York, se perfila como la ¨²nica molestia seria que Al Gore tendr¨¢ en las primarias dem¨®cratas. En principio, con los apoyos que Gore deber¨ªa tener en Clinton, el aparato dem¨®crata, los sindicatos y las mujeres, Bradley, que tiene 55 a?os, no deber¨ªa ser un adversario imposible de batir.En la batalla de las ideas y de la imagen, Gore y Bradley presentan un perfil con similitudes. Bradley comparte con Gore los buenos contactos con el mundo de la empresa y las medidas de control de armas, pero difiere en la reforma del Estado del bienestar. Los dos tienen una formaci¨®n amplia y compartieron horas de trabajo en el Senado.
Sus conexiones pol¨ªticas son amplias y profundas: en el caso de Gore, se ramifican por la comunidad cient¨ªfica y medioambiental; Bradley tiene poderosas palancas en la universidad donde estudi¨®, Princeton, y en el poderoso mundillo de la NBA. Los dos tienen predicamento entre las clases medias blancas, y la ventaja que Gore pudiera tener por su sensibilidad hacia los hispanos, Bradley la equilibra con una sorprendente penetraci¨®n entre los negros, en buena parte debido a sus amigos del baloncesto.
Y Bradley, como Gore, es muy trabajador. Se cuenta que uno de sus entrenadores de baloncesto le dijo un d¨ªa que se empleara muy a fondo en los entrenamientos porque cerca de ¨¦l, en otra cancha, otro jugador podr¨ªa estar entren¨¢ndose mucho m¨¢s que ¨¦l. Ese reflejo le qued¨® para toda su vida.
?Ser¨¢ muy sucia la pelea de las primarias entre Gore y Bradley? Los dos cultivan im¨¢genes de caballero, pero a la hora de la verdad es muy dif¨ªcil contenerse. Y Bradley sab¨ªa utilizar muy bien los codos en el Madison Square Garden jugando con los Knicks. Por ahora, Bradley ha dicho algo que le ha granjeado simpat¨ªas en un mundo tan tenso como el de la pol¨ªtica: "Me lo estoy pasando como en mi vida".
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