En forma con Gil y Gil
- Piticl¨ªn-piticl¨ªn. Lo siento mucho / la vida es as¨ª /no la he inventado yo. Por ejemplo, a) Rusia: Yeltsin, en un intento de adaptar su Gobierno a la realidad del pa¨ªs, busca entre todos los rusos un primer ministro que se llama Putin; b) Espa?a: temor a que la Trade Union de Fiscales Yuyus aproveche el eclipse de Sol de hoy para proponer a Pinochet al Nobel de la Paz y, ya puestos, al t¨ªtulo de Miss Camiseta Mojada Oropesa 99; c) Marte: La Tribuna, diario marbellero adscrito a la internacional dada¨ªsta, informa en portada que comenz¨® un raid de motos acu¨¢ticas. Por otra parte, voy y cojo el tel¨¦fono, y d) llamo a Gil. Piticl¨ªn-piticl¨ªn. Que si puedo ir a verle a su Club Financiero, a que me lo ense?e. Que vale. Que a las 14 h. Cuelgo el tel¨¦fono y me pongo mono.- M¨¢s que un club. El Club Financiero es donde vive Gil, dirige sus negocios y ejerce de presi del Atleti y de alcalde de Marbella, que, bueno, tambi¨¦n son sus negocios. Taxi hasta el Club Financiero. Al taxista le pone ir al Club Financiero ¨¦se, de manera que se pasa el trayecto cantando. Canta que vota PP en las generales, pero Gil en las municipales, que con Gil Marbella est¨¢ limpia, hay orden y trabajo a gog¨®, y que los periodistas s¨®lo venimos aqu¨ª a tocar la pera. Lo cual puede ser cierto, pues precisamente en ese instante me estoy tocando la etc. Llegamos. Entro con Ana, la corresponsal de la casa en la cosa, que me estaba esperando. Nos sientan a esperar en el hall. Notas decorativas: dos colmillos de elefante sin caries, unos azulejos donde aparecen Carlos III y Jes¨²s Gil y el lema "Los dos mejores alcaldes de Espa?a", una secretaria y un ¨®leo -es cierto, es cierto, vi ese lindo ole¨ªto- con im¨¢genes de Brando, de Niro y Pacino, extra¨ªdas, glups, de la saga f¨ªlmica El Padrino. Ana y yo estamos en la sala un tanto acongojados. Parecemos Hansel y Gretel en la casita de la bruja. Yo, snif, soy el que se parece a Gretel. Una hora y pico despu¨¦s viene un ninja y nos gu¨ªa hasta Jes¨²s Gil. Hola. Que ven¨ªa a ver esto. "Pues m¨ªrelo". Lo miro: una piscina con el escudo del Atleti presidida por una estatua de la justicia, dos se?oras ba?¨¢ndose en silencio, dos esculturas de dos gorilas, varios se?ores con aspecto de haber sido expulsados de los marines por exceso de celo se pasean por ah¨ª con la oreja pegada al walkie talkie y mirando a todas partes -incluso por la cocorota-, hay dos se?ores que est¨¢n tapando un hoyo con arena y losas. Esto lo ve Coppola y quema su filmograf¨ªa y se apunta a clases de castellano.
- La simpat¨ªa. Gil se ha pasado el rato chule¨¢ndome con cierta gracia. Todo el mundo quiere a los chulos. As¨ª, tan querido y tan gordo, parece un teletubbie. Un teletubbie que ofrece orden, limpieza y trabajo a gog¨®. Pero no es un teletubbie. Lo primero que hizo al llegar a la alcald¨ªa en el 91 fue demoler el ¨²nico teatro del lugar, que ahora es un restaurante. La met¨¢fora del pensamiento Gil se condensa en la torre Belmosa, una edificaci¨®n sobre un parque p¨²blico que sobrepasa la altura, la anchura y la horteridad permitidas por la ley. Paralizada por el juez Torres, fue finalmente construida gracias al sobreseimiento del caso que hizo the faboulous jueza decana. El G.I.L. cuenta con afiliados que provienen del PSOE y del PP. Un mafioso italiano relacionado con Gil es cu?ado de la secretaria local del PP. El candidato socialista que gan¨® las primarias -al final fue sustituido a dedo desde Sevilla-, est¨¢ casado con una chica Gil. En el proceso de primarias por lo visto votaron la tira de gilistas. Algunos periodistas peninsulares que hablan cabreados a micro han recibido regalos inmobiliarios de Gil. Cuando hablas con periodistas marbelleros te cuentan historias de Berl¨ªn y Chicago a?os 30. Te dicen que no las consegu¨ªan publicar en Madrid, pues nadie se las cre¨ªa. Gil es la s¨ªntesis de la conjunci¨®n de demagogia, populismo y una cultura pol¨ªtica con dificultades para diferenciar entre lo p¨²blico y lo privado. Gil es exclusivo de Marbella, pero no esa conjunci¨®n. En otros puntos de la Pen¨ªnsula alg¨²n alcalde se compra la gomina a cargo del Ayuntamiento. Aqu¨ª, el alcalde se comenta que ha ganado ya entre sesenta y setenta mil millones. El margen de lo permitido a un cargo p¨²blico simp¨¢tico y enrrollado empieza por la compra de gomina con fondos reservados y no se sabe d¨®nde acaba. Ma?ana me voy a ver el eclipse con el imam de la mezquita de Marbella. P¨¢selo.
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