Asustados y calados hasta los huesos
Abrazados, calados hasta los huesos, y con un susto de muerte. Los siete inmigrantes subsaharianos fueron interceptados por una patrullera de la Guardia Civil en la ensenada de Bellionech, a las puertas de Ceuta, en un fr¨¢gil bote inflable que hac¨ªa aguas por todas partes, incapaz de flotar bajo el peso de las siete personas. Fue ayer, a las cuatro de la madrugada, en un mar te?ido de negro. Uno de los africanos llevaba un arrugado billete de 1.000 pesetas. Los dem¨¢s, nada. S¨®lo el miedo.La patrullera de la Guardia Civil inici¨® su ronda a las 10 de la noche del mi¨¦rcoles. Desde su base de Algeciras, el patr¨®n, el segundo patr¨®n y los tres guardias iniciaron su ronda por el Estrecho. D¨ªas atr¨¢s hab¨ªa hecho un poniente muy fuerte. Pero el mi¨¦rcoles el tiempo cambi¨® y soplaba un suave levante. Unas condiciones id¨®neas para los traficantes de hombres.
La patrullera puso rumbo a Ceuta. Varias falsas alarmas. De pronto, una llamada de la comandancia ceut¨ª alert¨® a los guardias civiles: "Dir¨ªjanse hacia la ensenada de Bellionech. Parece que hay un bote con inmigrantes". El radar confirm¨® la sospecha. Aquel punto luminoso era, sin duda, el eco de una peque?a embarcaci¨®n.
La lancha de la Guardia Civil se aproxim¨® hasta lo que unos minutos antes era tan s¨®lo una chispa brillante en una pantalla luminosa. Y all¨ª estaban ellos: cinco de Nigeria y dos de Costa de Marfil, a bordo de un bote hinchable playero, sin remos, y a punto de zozobrar, a 400 metros de la costa marroqu¨ª. "?Tranquilos! ?Tranquilos! Vayan acerc¨¢ndose con calma", les grit¨® el agente de mayor rango, a la vez que les hac¨ªa gestos con los brazos, invit¨¢ndoles a aproximarse sin temor.
De repente, como azuzados por el p¨¢nico, los cinco nigerianos y los dos marfile?os intentaron ponerse en pie y subir en tropel a la embarcaci¨®n de la Guardia Civil. Y, entonces, el inestable bote inflable estuvo en un tris de irse a pique, lleno de agua como estaba. "Tranquilos, de uno en uno", les indic¨® un guardia en franc¨¦s, por ver si as¨ª entend¨ªan mejor. Los siete inmigrantes, temblando y con el miedo en el rostro, subieron al fin a la embarcaci¨®n mucho m¨¢s s¨®lida y segura.
Desde aguas internacionales, la patrullera enfil¨® hasta el puerto de Ceuta. Al llegar a tierra, los siete inmigrantes -brazos en alto- fueron cacheados. Cada uno de ellos vest¨ªa dos pantalones empapados. No llevaban consigo ni ropa seca ni dinero. Nada. S¨®lo uno guardaba en un bolsillo un h¨²medo billete de 1.000 pesetas hecho un gurru?o, que mostr¨® con desconfianza al agente que le registraba. "Se tranquiliz¨® mucho y hasta sonri¨® cuando vio que le devolv¨ªa todo su capital", recuerda un testigo de la escena.
La aventura de los siete subsaharianos -qui¨¦n sabe cu¨¢nto les cost¨® aquel corto viaje en bote desde tierras marroqu¨ªes- termin¨® con su devoluci¨®n a Marruecos, en aplicaci¨®n del tratado de readmisi¨®n vigente con Espa?a. Nada m¨¢s se sabe de ellos. S¨®lo que uno que se expresaba aceptablemente en franc¨¦s e ingl¨¦s dijo inicialmente que era de Somalia.
La patera inflable interceptada en la madrugada de ayer en las proximidades de Ceuta es el ¨²ltimo sistema inventado por las mafias para trasladar su carga humana desde Marruecos a Ceuta. Estas balsas playeras -cuyo coste es de apenas 10.000 pesetas- son silenciosas y no hacen ruido. Por la sencilla raz¨®n de que no usan motor. Vecinos de Ceuta creen que, en ocasiones, la funci¨®n de motor la ejecuta un tipo bien embutido en traje de neopreno, aletas y botellas de ox¨ªgeno, que empuja la barquichuela neum¨¢tica hasta aguas espa?olas. Despu¨¦s, los pasajeros quedan a su suerte en medio de la oscuridad. Y, si la patrullera se presenta de improviso, el piloto se zambulle, bucea y se pone a salvo.
Este verano ha disminuido el tr¨¢nsito de pateras a trav¨¦s del Estrecho, posiblemente por el reforzamiento de los controles. Este a?o, la ruta de los traficantes ha cambiado: tiene su ¨²ltima parada en la isla de Fuerteventura, a 100 kil¨®metros del continente africano. Pero, en cambio, ha empezado a menudear el trasiego de botes neum¨¢ticos entre Marruecos y Ceuta. Son los "inmigrantes nadadores", como los ha bautizado el delegado del Gobierno en esa ciudad, Luis Vicente Moro. Para cortarles el paso, una empresa est¨¢ haciendo estudios orogr¨¢ficos con el fin de levantar un doble muro en Benz¨² y el Tarajal. El vallado se completar¨¢ con concertinas y alambres espinosos.
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