Esperpento final

EN EL ecuador del silencio pol¨ªtico de agosto, la comisi¨®n encargada de investigar las ayudas al cultivo del lino aprob¨®, con los votos a favor del PP, CiU y Coalici¨®n Canaria, unas conclusiones que niegan la existencia de una trama organizada de cargos p¨²blicos en el Ministerio de Agricultura para obtener subvenciones p¨²blicas por el cultivo de dicha planta, y exculpan a la ex ministra Loyola de Palacio de cualquier responsabilidad pol¨ªtica en el asunto. A instancias de CiU, preocupada por salvar la verosimilitud de las conclusiones, la Inspecci¨®n General de Servicios investigar¨¢ la situaci¨®n del delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Carlos Moro, por si el desempe?o de su cargo fuera incompatible con sus negocios agrarios. Una finta est¨¦ril que en nada mejora el sonrojante tratamiento parlamentario que ha recibido este caso.Las conclusiones son las largamente anunciadas desde que el 29 de julio se cerr¨® la ¨²ltima sesi¨®n de comparecencias ante la comisi¨®n. El problema es que carecen de credibilidad y, lo que es peor, ni siquiera resultan inteligibles para la mayor¨ªa de los ciudadanos. No puede ser fiable el resultado de una comisi¨®n aprobada a rega?adientes del PP, limitada a seis d¨ªas de comparecencias -en los que se agolparon apresuradamente las declaraciones de 35 personas- y sometida a la regla de la mayor¨ªa pol¨ªtica, en la que se impone la opini¨®n del partido con mayor representaci¨®n. Abundan los indicios de que la comisi¨®n ha sido un montaje, organizado con el apoyo servicial de CiU, para exonerar a la ministra y neutralizar las consecuencias de la escandalosa conducta de los funcionarios del Gobierno del PP, expertos en compatibilizar las tareas de servicio p¨²blico con la percepci¨®n ventajista de primas suculentas para sus negocios privados.

Las conclusiones aprobadas por la mayor¨ªa -hay votos particulares de los partidos de la oposici¨®n- tampoco aclaran de forma veros¨ªmil el fondo de la cuesti¨®n. La opini¨®n p¨²blica tiene derecho a preguntarse c¨®mo es que, si est¨¢ probado que varios cargos del departamento de Agricultura percibieron subvenciones p¨²blicas para sus empresas particulares (o de sus familiares) durante el desempe?o de sus funciones, la ministra del ramo no tenga responsabilidad pol¨ªtica por la conducta de sus colaboradores. ?ste es el aut¨¦ntico nudo de la cuesti¨®n que el PP y CiU no han conseguido deshacer en su atropellada carrera para negar la evidencia y procurarse una coartada pol¨ªtica chapucera.

Este Gobierno tiene ya amplia experiencia en tergiversar el papel de las comisiones de investigaci¨®n parlamentarias. Lo hizo, descaradamente, con la subcomisi¨®n sobre las subvenciones de Industria, organizada para mayor gloria de Josep Piqu¨¦, y ha repetido la maniobra con la comisi¨®n del lino, transformada ¨¦sta tambi¨¦n en comisi¨®n de ocultaci¨®n, dedicada afanosamente a la b¨²squeda del carpetazo. Pero la factura pol¨ªtica no est¨¢ pagada. La investigaci¨®n de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n puede pasarla de nuevo al cobro.