La inseguridad social de los artistas en Espa?a
El Real Decreto 2621 de diciembre de 1986 estableci¨® la integraci¨®n de los artistas en el R¨¦gimen General de la Seguridad Social, con un periodo transicional que culminar¨ªa el 1 de enero de 1996. En enero de 1987 los artistas se integraban al 50% de las bases de cotizaci¨®n mensuales del grupo correspondiente, y en enero de 1996 terminar¨ªan equiparadas al 100%, despu¨¦s de un incremento paulatino durante el periodo de transici¨®n entre 1987 y 1996.Aqu¨ª habr¨ªa que aclarar que dentro de la denominaci¨®n de artista se incluyen en el concepto de la Seguridad Social actores, bailarines, m¨²sicos (lo que llamamos artistas int¨¦rpretes), as¨ª como los t¨¦cnicos, tanto del audiovisual como del espect¨¢culo en vivo, sujetos al mismo tipo de contrataci¨®n por cuenta ajena. Compa?eros de viajes de los artistas en el mismo decreto de integraci¨®n fueron los profesionales del f¨²tbol y del mundo taurino. El viaje para los futbolistas y para los matadores dentro del sector taurino fue m¨¢s corto y quedaron equiparados en el camino que transcurri¨® entre los a?os ochenta y estos noventa. "La fuerza de los artistas del bal¨®n y de los toros prob¨® contundencia". Nosotros, los artistas de otros instrumentos, de texto y partituras, nos hemos extraviado en el espacio y, en este ¨²ltimo a?o del milenio, seguimos flotando a¨²n a poco menos del 73% del total de las bases de cotizaci¨®n de los dem¨¢s trabajadores.
?Qu¨¦ nos ha pasado, entonces, a los artistas durante este lapso? Pues, que a pesar de que cierta parte del p¨²blico considere a nuestro sector como privilegiado por el tratamiento que los medios de comunicaci¨®n dan a algunos artistas, somos en realidad un colectivo desprotegido. Hace falta tomar conciencia de que somos, como trabajadores, iguales a todos los dem¨¢s, en lo que concierne a derechos y obligaciones. Ni m¨¢s ni menos.
Aunque vaya por delante que los actores en Espa?a somos v¨ªctimas de una grave discriminaci¨®n frente a la Seguridad Social y al desempleo. Creemos que en mucho casos los bailarines son m¨¢s v¨ªctimas, si cabe, y entendemos que en la misma olla de la desconsideraci¨®n est¨¢n los t¨¦cnicos del espect¨¢culo, especialmente los del audiovisual, compa?eros de reivindicaciones.
En el desarrollo hist¨®rico de estos a?os, que van desde 1986 hasta la fecha, han pasado por la Administraci¨®n dos partidos pol¨ªticos, y no se trata de acusar a ninguno, ni de descargarlos de responsabilidad. Sin embargo, los portavoces del Gobierno actual en estos temas justifican no haber corregido la situaci¨®n, por un decreto de diciembre de 1995, cuando el otro partido a¨²n estaba en el poder, que derogaba el decreto de integraci¨®n en cuanto se refer¨ªa a la equiparaci¨®n para el 1 de enero de 1996.
Por otro lado, los portavoces en el tema del principal partido en la oposici¨®n aparentemente asumen su responsabilidad y parecen estar dispuestos a reparar esta situaci¨®n en el Congreso de los Diputados, para que esa equiparaci¨®n de la base de cotizaci¨®n de los artistas se lleve a cabo en el a?o 2000 (esto es lo que justamente demandamos los artistas). A su vez, el resto del espectro de partidos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria parecen dispuestos a apoyar esta reivindicaci¨®n retrasada en varios a?os (incluso los socios del Gobierno).
No obstante, a la Administraci¨®n popular no se le han rasgado las vestiduras en reclamar diferencias de cuotas, que llaman regularizaciones anuales, a los artistas que han venido solicitando la prestaci¨®n vitalicia de la jubilaci¨®n en los ¨²ltimos a?os. Porque no se han limitado a reclamar las diferencias de cuotas para regularizar con cincos a?os de retroactividad a la fecha de solicitud de pensi¨®n de los mayores de 65 a?os. La Administraci¨®n popular no ha tenido ning¨²n reparo en demandar pagos con retroactividad hasta el a?o 1987, excedi¨¦ndose en varios a?os la prescripci¨®n que establece la Ley General de la Seguridad Social. Es m¨¢s, despu¨¦s de haber pagado m¨¢s de cinco a?os, algunos artistas han recibido la comunicaci¨®n de que no les corresponde la pensi¨®n contributiva por no haber cubierto los 15 a?os de cotizaci¨®n a la Seguridad Social.
Es decir, que por un lado la Administraci¨®n dice ahora que la situaci¨®n actual de los artistas no es responsabilidad de ellos, pero han asumido la responsabilidad de reclamar pagos que legalmente estaban prescritos. La premisa no es enmendar lo anterior si estaba mal, sino se?alarlo como justificaci¨®n para no repararlo inmediatamente. Aunque siga perjudicando al trabajador artista, se aduce que no puede ser privilegiado con respecto a otros sectores.
"Perjudicar es precisamente lo contrario de privilegiar". Pues los artistas no queremos ni una cosa ni la otra. Ni tampoco se nos puede acusar graciosamente de pretender discriminar a los agricultores, a los manipuladores de pl¨¢tanos, o a los trabajadores del mar. "Lo que no podemos permitir es que se siga discriminando a los artistas en materia de Seguridad Social".
Por ello, se?alamos que cuando la Tesorer¨ªa General anuncia ahora tener la disponibilidad inform¨¢tica para reclamar a todos los artistas las diferencias de cuotas del a?o 1994, en el mes de septiembre de 1999, sin compensaciones de ninguna ¨ªndole, nos hierve la sangre. No queremos que se nos perdone como a los que cometen delitos o faltas, queremos que se nos indemnice como a los afectados por lo que hemos perdido. Los artistas han pagado sus cotizaciones a la Seguridad Social por su trabajo, es la Tesorer¨ªa la que no ha hecho su "regularizaci¨®n anual". Ahora, la Administraci¨®n puede reclamar esas diferencias con retroactividad a cinco a?os a la fecha (no m¨¢s). Pero, qui¨¦n compensa a los artistas que se han jubilado con m¨ªnimos estos a?os, porque la Administraci¨®n no ha hecho la equiparaci¨®n. El da?o es irreparable. Esta desigualdad afectar¨¢ tambi¨¦n a otras prestaciones de los artistas en el presente y el futuro.
?C¨®mo van a poder compensar a quienes ya no est¨¢n? Como Rafaela Aparicio, Mar¨ªa Luisa Ponte, Mayrata O"Wisiedo, Margot Cottens, Vicente Parra, Luis Prendes, Rafael Alonso; de un largo elenco, por orden de desaparici¨®n, que nos duele mencionar en la memoria de la injusticia irremediable.
Por eso los artistas no pueden esperar hasta el a?o 2002 para su equiparaci¨®n, con el pretexto de la renovaci¨®n de los Pactos de Toledo. Los pactos deber¨ªan ser considerados como instrumentos de soluci¨®n, no de impedimento, porque lo que pretenden es garantizar la viabilidad del sistema de Seguridad Social. Se entiende que para todos, y si alg¨²n colectivo importante como el nuestro se les cay¨®, deber¨ªa contemplarse si se puede "consultar de manera directa el esp¨ªritu de los legisladores", que seguramente no pretend¨ªa la discriminaci¨®n. Nosotros, como artistas, no estuvimos en esa negociaci¨®n y la referencia de nuestro colectivo tal vez no se tuvo en cuenta por ser un colectivo minoritario. Por ello, creemos que tampoco afectar¨ªa tanto a unos Presupuestos Generales del 2000 la reparaci¨®n de tal agravio profesional.
"No, con las pensiones no se juega". Tampoco con las vidas de los profesionales artistas a los que el sistema ha condenado a jubilaciones m¨ªseras o a no tener derecho siquiera a una pensi¨®n contributiva.
Jorge Bosso es secretario general de la Federaci¨®n de Actores del Estado espa?ol y de la Uni¨®n de Actores de Madrid y presidente del Consejo Europeo de Artistas. Firman tambi¨¦n este art¨ªculo las actrices Marisa Paredes y Pilar Bardem y los actores Paco Rabal y H¨¦ctor Alterio.
Babelia
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