Campana sobre campana y sobre campana tres
A ra¨ªz de los problemas padecidos por Bofill para conciliar el sue?o, se ha originado un peque?o debate en estas p¨¢ginas sobre el derecho de los se?ores p¨¢rrocos a atronar a feligreses y dem¨¢s mortales con el sonido alegre de las campanas, suenen ¨¦stas a las doce del mediod¨ªa o a las tres de la madrugada, y superen o no los decibelios que se supone representan problemas para la salud ac¨²stica de la ciudadan¨ªa.Un lector, o lectora -no recuerdo-, pon¨ªa en duda la separaci¨®n Iglesia-Estado y nos remit¨ªa a tiempos pret¨¦ritos (el eufemismo). Consu¨¦lese el mencionado lector pensando que muchas cosas sobre el papel son una cosa y en la pr¨¢ctica otra muy distinta, y que la democracia disfraza muchas veces conductas y hechos muy poco dem¨®cratas (sin ir muy lejos, en mi comunidad aut¨®noma, cerca de 200.000 electores se han quedado sin representaci¨®n en el Gobierno aut¨®nomo, a pesar de ejercer el gran derecho democr¨¢tico, el voto; qu¨¦ estafa, que dir¨ªa nuestro entra?able ni?o republicano).
En cuanto a lo de Estado aconfesional, basten tres ejemplos para dejar claro que eso es simplemente una patra?a. Uno: en el IRPF de un Estado aconfesional no se incluye un apartado para destinar fondos a un credo determinado; o se especifica toda clase de credos y organizaciones sociales o no se especifica ninguno. Dos: en un Estado aconfesional no se cortan calles ni se eliminan plazas de aparcamiento para que un credo, secta o grupo social pasee sus se?as de identidad con asiduidad (?cu¨¢ntas procesiones se celebran en su municipio?). Tres: en un Estado aconfesional no se obliga a un estudiante de familia budista, musulmana, jud¨ªa, evangelista, atea, cat¨®lica (que piense que la catequesis se ha de impartir en las parroquias), etc¨¦tera, a permanecer en sus centros de ense?anza recibiendo no se sabe bien qu¨¦ materias por el simple hecho de que otros estudiantes est¨¦n recibiendo clases de un credo determinado.- .
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.