Los ambulantes no tienen fiesta
Divertirse, lo que se dice divertirse, no se divierte demasiado. Taoufik confiesa que duerme "poco y mal". No hace falta que lo jure. Tunecino de 36 a?os, luce unas ojeras y una barba de varios d¨ªas que le delatan. Como cualquier vendedor ambulante presencia las fiestas de decenas de ciudades y pueblos. Pero la vida que lleva es monacal: trabajar, comer y dormir. Poco m¨¢s ha hecho desde que lleg¨® a la Aste Nagusia de Bilbao. Su casa est¨¢ en Valencia. Pero desde que en junio empez¨® su peregrinaje festivo duerme en el coche, se alimenta a base de bocadillos y suele acercarse a las duchas municipales. La mayor¨ªa de los ambulantes no pisa las txosnas. Guisela, de 22 a?os, ecuatoriana, y los tres compatriotas con los que ha venido a Bilbao a crear a cambio de "la voluntad" esas espadas, caniches o lo que se tercie hechos de globos es de las pocas ambulantes que confiesa salir de noche "un d¨ªa o dos" en cada lugar. Anteayer fueron a "la monta?a" a ver los fuegos. A veces toman algo o van a bailar "al ritmo de la cumbia". Como el tiempo para el asueto es escaso, intenta entretenerse mientras trabaja. En cuanto ve un cr¨ªo por el rabillo del ojo, le ofrece una espada o un sombrero. No se les escapa ni uno. Es patente que vestirse de payasa le divierte mucho m¨¢s que su trabajo invernal. Es empleada dom¨¦stica en Madrid. Guisela duerme y come bajo techo. Este a?o han alquilado un piso para la Semana Grande. El tunecino Taoufik viene a Bilbao desde hace una d¨¦cada. Siempre "con la novedad del verano". Este a?o toca un perro de gui?ol que saca una larg¨ªsima lengua roja. Ayer coloc¨® el tenderete -una mesita de playa- en el Arenal bilba¨ªno a las nueve de la ma?ana. Suele levantarlo a las tantas de la madrugada. Y aunque no le gusta demasiado trabajar despu¨¦s de los fuegos -"tienes que aguantar a los borrachos, que te cogen las cosas,...- es cuando la polic¨ªa municipal se muestra m¨¢s permisiva. Albacete, Logro?o, Zaragoza y Girona son sus pr¨®ximos destinos. A?ora los tiempos en que hab¨ªa menos competencia - "este a?o hay cantidad de ecuatorianos y chinos"- y las autoridades incordinaban menos. Muchos ambulantes han desistido de acercarse a San Sebasti¨¢n porque all¨ª no hay manera de trabajar sin permiso. Tampoco Luis Remigio ha estado por all¨ª. Este ecuatoriano de 18 a?os dice que las farras se las pega en invierno, que lo pasa en Ecuador. En Espa?a, trabaja, trabaja y trabaja.
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