Un voto de prudencia
De la reuni¨®n del Federal Open Market Committe de la Reserva Federal de ayer, hab¨ªa despertado m¨¢s espectaci¨®n el c¨®mo que el cu¨¢nto. De mayor significaci¨®n que la cuant¨ªa en que finalmente se elevara el tipo de inter¨¦s era el lenguaje del breve informe que suele acompa?ar esas decisiones, del que se deducen las intenciones de ese ¨®rgano decisor sobre la orientaci¨®n de la pol¨ªtica monetaria en Estados Unidos: el sesgo.La anticipada elevaci¨®n en un cuarto de punto en el nivel objetivo de los fondos federales hasta el 5,25% y en la tasa de descuento, hasta el 4,75%, reafirman esa suerte de voto de prudencia que parece haber asumido Alan Greenspan. No permanecer indiferente a algunos indicios de sobrecalentamiento (especialmente los relativos al mercado de trabajo) o a esa reciente depreciaci¨®n del d¨®lar, pero tampoco alarmar en exceso, especialmente a tenor de la sensibilidad que los mercados financieros definen ante cualquier gesto del presidente de la FED.
Tan grave como la exuberancia es la neurosis, y sin que aquella haya desaparecido esta ¨²ltima puede empezar a enriquecer el cuadro cl¨ªnico de unos mercados a los que, para completar su ya extendida caracterizaci¨®n antropom¨®rfica, s¨®lo les falta tener celos. El sentimiento que incluso algunos bancos centrales le asignan, no est¨¢ hoy tan condicionado por las amenazas inflacionistas en Estados Unidos, como por esas leyes de gravitaci¨®n financieras desafiadas por Wall Street, o las excesivas supersticiones de los temerosos a los efectos que sobre la liquidez disponible pueda tener el cambio de milenio computacional.
Esa cautelosa dosificaci¨®n en el encarecimiento del dinero -todav¨ªa queda otro cuarto de punto hasta recuperar la reducci¨®n de emergencia del pasado oto?o, en plena crisis financiera- y el mensaje tranquilizador que la ha acompa?ado -el sesgo de neutralidad o no beligerancia en la orientaci¨®n futura de la pol¨ªtica monetaria- permite afrontar el m¨¢s delicado ¨²ltimo trimestre del a?o con m¨¢s tranquilidad. Incluida la menor presi¨®n sobre un Banco Central Europeo que, a pesar de esas diferencias interpretativas que, seg¨²n Hans Tietmeyer, presidente del Bundesbank, mantienen sus consejeros sobre algunos indicadores econ¨®micos de la zona, no tiene razones de peso para temer el incumplimiento de su objetivo de inflaci¨®n.
Los mercados financieros europeos agradecer¨¢n la desaparici¨®n de uno de los factores que han podido contribuir al mantenimiento de esa atm¨®sfera de indecisi¨®n en que han estado inmersos este a?o: m¨¢s sensibles a las malas se?ales procedentes del otro lado del Atl¨¢ntico, que a las buenas generadas en el continente.
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