"No dramaticemos", dicen los expertos
Lo que sucedi¨® el viernes al pie del monasterio de San Lorenzo de El Escorial fue, sin duda, una cat¨¢strofe. Pese a todo, ser¨ªa bueno "desdramatizarla en cierto modo", ya que los incendios "no son una novedad de nuestra ¨¦poca". ?sa es la tesis que sostienen la catedr¨¢tica Josefina G¨®mez de Mendoza y sus dos colaboradores despu¨¦s de recopilar cientos de incendios glosados en los archivos de la Administraci¨®n Forestal del Estado entre 1873 y 1970. Es decir, que nuestros antepasados tambi¨¦n sab¨ªan de montes quemados -hasta Antonio Machado se refer¨ªa al problema en sus Campos de Castilla-, e incluso de imprudencias parecidas a la que pudo originar el siniestro de la semana pasada, el efecto lupa por el fondo de una botella abandonada. As¨ª, el ingeniero Rafael Areses escrib¨ªa en 1929, con notable capacidad de s¨ªntesis: "Paella se ha comido en Navacerrada y Fonfr¨ªa que cost¨® dos duros de ingredientes y un mill¨®n de pesetas en le?a"."La provincia de Madrid ha vivido bastantes oleadas de incendios a lo largo de este ¨²ltimo siglo", confirma Santiago Fern¨¢ndez Mu?oz, de 29 a?os, ge¨®grafo por la Universidad Aut¨®noma. Y abunda: "Lo que ha aumentado no es el n¨²mero de siniestros, sino su extensi¨®n. Antes, con los cortes de le?a generalizados, los incendios no sobrepasaban las 20 o 30 hect¨¢reas en la mayor parte de los casos".
De todos modos, los archivos han dejado noticia de alg¨²n notable estrago en el bosque madrile?o. Fue 1891 un a?o muy aciago, cuentan las cr¨®nicas, pero la tragedia m¨¢s aparatosa lleg¨® en agosto de 1911, cuando el fuego se llev¨® por delante 500 hect¨¢reas del monte de la Herrer¨ªa, en El Escorial. En 1916, las llamas afectaron a Colmenar Viejo, Guadalix y el Cerro de San Pedro. Seg¨²n el balance que ayer facilit¨® la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, los 206 incendios forestales declarados en lo que va de a?o han calcinado 1.048 hect¨¢reas.
A lo largo del siglo tampoco ha variado mucho el porcentaje de incendios intencionados, "s¨®lo que antes lo eran para aprovechar la madera quemada y hoy pueden a veces esconder intereses especulativos", matiza Fern¨¢ndez Mu?oz. Otras causas s¨ª han variado con el curso de los tiempos. Por ejemplo, el ferrocarril figur¨® durante el primer tercio de siglo como uno de los principales culpables de los fuegos, ya que las m¨¢quinas desped¨ªan chispas abundantes al surcar los ra¨ªles.
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