300 metros malditos
Benet cay¨® lesionado en el tramo final de la ¨²ltima prueba de decatl¨®n y perdi¨® la sexta plaza
Francisco Javier Benet comenz¨® el martes de buena ma?ana a actuar fresco como una lechuga, vivaz como una chiquilla, ¨¢gil como una gacela y potente como un tanque. Era un hombre 10 y estaba orgulloso de ello. Ya entrada la noche de ayer termin¨®. En silla de ruedas como una viejecita. Hundido como un peso muerto y sonriente como quien ha alcanzado el punto m¨¢s bajo y no le queda m¨¢s remedio que someterse a los designios inicuos de la providencia.No fue un rayo de ira divina lo que le alcanz¨® a menos de 300 metros para terminar la carrera de 1.500 metros, la d¨¦cima del decatl¨®n, pero casi. "Iba c¨®modo casi, pensando s¨®lo en marcar a mis rivales para defender la sexta plaza y sent¨ª como un hachazo en el gemelo izquierdo. No he podido seguir y eso que lo he intentado, pero, claro, no pod¨ªa echarme al coleto 300 metros a la pata coja". No pudo ser, tras tantas penurias, el hombre 10. "Y no me vale que me digan que me puedo considerar sexto; el decatl¨®n hay que terminarlo. Acabar ya es una prueba y yo me he roto antes".
Se qued¨® en hombre 9,5. Por 300 metros. ?Hay alguna maldici¨®n peor que lesionarse en un decatl¨®n a falta de 300 metros del 1.500? "No s¨¦. Pero dif¨ªcil". En la clasificaci¨®n final, Benet, que comenz¨® el decatl¨®n en las calles de Alhama de Murcia, como el Jos¨¦ Antonio Pe?alver que lleg¨® a la plata en Barcelona, ha terminado decimosexto. Algo es algo. Nueve m¨¢s de los que empezaron la prueba no han podido terminarla.
Javier Benet, de 31 a?os, nacido en Tetu¨¢n (Marruecos), pero espa?ol por todos los lados, adem¨¢s lo estaba haciendo muy bien. Hab¨ªa corrido los 100 metros muy deprisa, saltado m¨¢s de siete metros, lanzado el peso casi 14 metros, elevarse dos metros justos, dado la vuelta al estadio en menos de 50 segundos. Eso el martes. El mi¨¦rcoles volvi¨® a madrugar y a comer en la pista, a sufrir el sol inclemente de Sevilla en las largas esperas de los concursos. A arrastrar su mochila, pesada con siete pares de zapatillas diferentes. Unas para correr deprisa, otras para saltar, otras para lanzar, otras para seguir saltando, otras para correr despacio, m¨¢s saltos, lanzamientos y carreras... Pero la cosa ya empez¨® peor. Calentando los m¨²sculos para la prueba de 110 vallas que abr¨ªa la jornada sinti¨® unas molestias en el soleo, el m¨²sculo de los gemelos. No era eso lo que m¨¢s tem¨ªa Benet, que hab¨ªa estado arrastrando todo el a?o una lesi¨®n en el pie izquierdo, all¨ª donde le descubrieron que ten¨ªa un hueso m¨¢s que los dem¨¢s mortales. A pesar de los pinchazos, Benet salta las vallas mejor que casi todos. Se impulsa hacia los primeros puestos. Antes del disco, visita a la enfermer¨ªa. Cara de optimismo. Sonrisa a las c¨¢maras. No lo hace mal del todo. Luego la p¨¦rtiga. Lanzado hacia las nubes. Consigue 4,90 metros, la mejor marca de su vida. Empieza a so?ar con una medalla. Pero sobre los cinco metros tiene que renunciar al tercer intento.
La cosa va a peor, pero s¨®lo faltan la jabalina y los 1.500. ?No va a resistir el hombre 10 espa?ol, el hombre que adem¨¢s se siente m¨¢gico, imbatible? Para ayudar a los dioses, los m¨¦dicos le vendan la pierna de arriba abajo. Le infiltran con analg¨¦sicos. Lanza dos veces la jabalina. Mantiene el tipo. S¨®lo quedan menos de cinco minutos de tortura. Los que tarde en trotar kil¨®metro y medio. Por si acaso, nueva infiltraci¨®n.
"De verdad que iba muy bien. Suave y tranquilo. Sin dolor". Hasta que se rompi¨® el m¨²sculo. Los enfermeros empujan la silla de ruedas. Benet sigue haciendo muecas de tristeza y alegr¨ªa con una enorme bolsa con hielos pegada a su pierna. Los m¨¦dicos dicen que tiene una contractura, pero que tambi¨¦n puede ser una rotura. Benet no dice que tiene mala suerte. Se ha olvidado de las l¨¢grimas de rabia que ech¨® nada m¨¢s entrar en la enfermer¨ªa.
En Sevilla, con las condiciones tan dif¨ªciles, no mejor¨® ninguna de sus marcas, pero le vali¨® para ir manteni¨¦ndose o subiendo en la clasificaci¨®n. El decatl¨®n, que no s¨®lo es la prueba del atleta m¨¢s completo, sino tambi¨¦n un premio a la regularidad, fue muy ingrato con Benet.
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