La tasa de Loyola
LOYOLA DE Palacio, pr¨®xima vicepresidenta de la Comisi¨®n Europea, ha resucitado la vieja idea de Jos¨¦ Borrell de imponer una tasa o impuesto a los veh¨ªculos por utilizar las autov¨ªas p¨²blicas en Europa. Las reacciones en contra de consumidores, transportistas y automovilistas son un buen indicador de que la idea de la ex ministra espa?ola, expuesta en sus respuestas escritas al cuestionario planteado por el Parlamento Europeo como parte del examen protocolario a la candidata, es muy impopular entre una amplia mayor¨ªa de ciudadanos. Aunque matiz¨® posteriormente que no hay una propuesta concreta y que quedaba excluida una tasa ¨²nica para toda Europa, lo cierto es que sus respuestas reverdecen el debate sobre la financiaci¨®n de las infraestructuras p¨²blicas.La idea de una tasa o recargo a los automovilistas en concepto de uso de las autov¨ªas es una trivialidad si no se precisan razones y condiciones. Cualquier actividad es susceptible de convertirse en un hecho imponible, pero la primera obligaci¨®n de un gobernante es explicar por qu¨¦ debe subir un impuesto o por qu¨¦ se crea uno nuevo. Si el objetivo de la ex ministra es, como ha sugerido vagamente, mejorar el medio ambiente reduciendo el consumo de combustibles, se ha equivocado de procedimiento. Por la sencilla raz¨®n de que el consumo de gasolina no baja en raz¨®n directa y proporcional al encarecimiento del precio. Para tener una idea exacta de lo inadecuado de este sistema baste recordar que, seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa, para mantener en el a?o 2010 el nivel de emisiones de 1990 restringiendo el consumo mediante los precios, el barril de crudo deber¨ªa costar en torno a 160 d¨®lares (ahora, ligeramente superior a los 21 d¨®lares). Es decir, el precio de la gasolina en Europa deber¨ªa multiplicarse en la misma proporci¨®n, lo cual llevar¨ªa el precio del litro a unas mil pesetas. Es, l¨®gicamente, una pol¨ªtica inaplicable.
Si lo que pretende De Palacio es simplemente aumentar la recaudaci¨®n de las haciendas comunitarias deber¨ªa explicarlo as¨ª a los contribuyentes europeos, defender p¨²blicamente las razones de ese aumento y dejar muy claro que lo que propone es, lisa y llanamente, un recargo de la tributaci¨®n que pesa sobre el autom¨®vil. ?sa es la traducci¨®n final de la tasa que defiende. En el supuesto, muy improbable, de que el legislativo comunitario considerara una tasa adicional habr¨ªa que resolver el problema de encajar el recargo en estructuras fiscales muy diversas. En Espa?a, por ejemplo, ser¨ªa m¨¢s l¨®gico hacerlo a trav¨¦s de un aumento de los impuestos sobre gasolinas y gas¨®leos, muy inferiores a los del resto de Europa.
Es verdad que esa homologaci¨®n tendr¨ªa un fuerte impacto inflacionista; pero el Gobierno podr¨ªa aliviar la presi¨®n sobre los precios reduciendo los peajes de las autopistas. Las modestas rebajas que hasta ahora han aplicado las concesionarias son muy inferiores a las que se derivan del descenso en picado de los tipos de inter¨¦s en los ¨²ltimos tres a?os. Rafael Arias-Salgado deber¨ªa explicar, por ejemplo, por qu¨¦ los usuarios no se est¨¢n beneficiando en la proporci¨®n debida del descenso de los costes financieros de las autopistas y, por a?adidura, por qu¨¦ se est¨¢n ampliando los periodos de concesi¨®n a las empresas. Pero este Gobierno es impermeable a imponer este tipo de equilibrios tarifarios que benefician a los consumidores; no es de extra?ar que en el cuestionario de la vicepresidenta no se tengan en cuenta, aunque un cambio de m¨¢s impuestos por menos peajes es una propuesta pol¨ªtica y socialmente m¨¢s aceptable.
En su embarullado af¨¢n por deslumbrar al Parlamento y por "arreglar Europa de un plumazo", Loyola de Palacio se ha olvidado tambi¨¦n de la prudencia y de la coherencia. No parece sensato exponerse a las cr¨ªticas de media Europa en el momento de su ratificaci¨®n por la C¨¢mara. Adem¨¢s deber¨ªa saber que fue el Gobierno espa?ol, del que ella form¨® parte, el que se opuso a homogeneizar la fiscalidad europea de los carburantes. El ejercicio del cargo quiz¨¢ le ayude a meditar m¨¢s y mejor sus ideas; las que ha expuesto hasta ahora son inservibles y perjudiciales para los ciudadanos.
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