Venezuela
Puedo decir que conozco bien a los venezolanos; diez a?os de contactos profesionales, art¨ªsticos y, especialmente, de amistad me avalan. Puedo, consecuentemente, afirmar que saben lo que est¨¢n haciendo cuando le dan el poder a Hugo Ch¨¢vez en las presidenciales, y a Polo Patri¨®tico, en las constituyentes. En ambos casos, despu¨¦s de un proceso democr¨¢tico supervisado por observadores extranjeros; es decir, limpiamente. En ambos casos, despu¨¦s de sendas campa?as en las que ni el candidato Ch¨¢vez ni los postulantes de su coalici¨®n ocultaron sus intenciones. Todo el mundo conoc¨ªa los proyectos que ahora se est¨¢n materializando, y su voto fue en esa direcci¨®n.Decir que el pueblo venezolano estaba en el l¨ªmite de su sensibilidad para soportar tantos y tantos a?os de corrupci¨®n pol¨ªtica, judicial, sindical, econ¨®mica y social es una obviedad. Especialmente cuando el intento consensuado con Caldera como presidente no hab¨ªa hecho sino hundir el pa¨ªs en la misma v¨ªa. Hugo Ch¨¢vez prometi¨® limpiar la Rep¨²blica de todas esas corrupciones. Le creyeron, y lo est¨¢ haciendo. A su manera, claro, con su lenguaje populista, excesivo y hasta mesi¨¢nico, si me apuran. Pero sepan que no est¨¢ solo en la tarea. El presidente Ch¨¢vez tiene su equipo de consejeros, naturalmente. No s¨®lo eso, sino que pidi¨® la opini¨®n de intelectuales y artistas, y se la dieron. Y pidi¨® la colaboraci¨®n de las fuerzas pol¨ªticas y c¨ªvicas que cre¨ªan en la necesidad de un cambio, y se la dieron. Y pidi¨® el voto, y se lo dieron; un voto consciente, escudri?ando las listas -abiertas- de los candidatos (lo he visto hacer; lo he o¨ªdo discutir a profesores universitarios, artistas, profesionales, trabajadores de todas clases).
No entiendo cu¨¢l es el problema. No entiendo por qu¨¦, cuando se le cita, siempre sale a relucir el intento de golpe del 92, trat¨¢ndose de un presidente electo y reconfirmado por la Asamblea Constituyente, elegida a su vez democr¨¢ticamente. No entiendo por qu¨¦ se ponen en duda sus intenciones democr¨¢ticas, cuando siguen en pie todos los derechos, en especial el de la libertad de expresi¨®n, o se promueve el de la desobediencia civil. F¨ªjense en lo que est¨¢ haciendo, no en c¨®mo dice las cosas.
Yo estoy convencido de que en Venezuela no est¨¢ en peligro la democracia; eso s¨ª, la partitocracia al viejo estilo ha muerto y la est¨¢n enterrando, y los corruptos de todo tipo y de tantos a?os pueden pagar caros sus delitos (¨¦stos s¨ª pueden promover un golpe de Estado de la derecha m¨¢s recalcitrante).
La labor emprendida, si se tiene el respaldo de la soberan¨ªa popular, de la inmensa y abrumadora mayor¨ªa de los venezolanos, no s¨®lo es democr¨¢tica, sino que, adem¨¢s, es lo justo. No prejuzguemos, pues. Dej¨¦mosles en paz con su tarea. Vamos a ver qu¨¦ pasa.-
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