"N¨²?ez lleva el Bar?a como cree conveniente, pero lo ha mejorado"
Es el cl¨¢sico personaje que pasa de largo de las agobiantes historias del ser o no ser de un Bar?a de culebr¨®n en el preinicio de su doctorado, que ser¨¢ la Supercopa. Es un protagonista principal, el doctor Josep Borrell, cirujano de abductores, astralgos y cuboides de patadas de oro de unos muchachos que est¨¢n catapultando hasta la c¨²spide al m¨¢s que un club del enigm¨¢tico N¨²?ez y Navarro. T¨ªmido, muy t¨ªmido es el traumat¨®logo del Bar?a. Salta a la vista desde el primer momento de la entrevista. Y, ante un t¨ªmido, hay que reaccionar con reflejos y mirando a la v¨ªctima a la cara. ?Es usted un t¨ªmido, doctor? -S¨ª, lo soy. He sido muy introvertido y me ha costado siempre comunicarme con los dem¨¢s. Suelo quedarme en segundo plano. Crec¨ª en un pueblo de Lleida y esto imprime car¨¢cter, un car¨¢cter que impone un cierto sentimiento de inferioridad. Le provoco m¨¢s y le digo que Van Gaal, este entrenador omnipotente que cuando habla sienta c¨¢tedra, se mostraba orgulloso; orgulloso de todo y de s¨ª mismo, por supuesto. E incluso de su equipo t¨¦cnico, aunque sin mentar a ninguno, quiz¨¢ por aquello de t¨² ningunea y descubrir¨¢s que ni los ¨¢rboles te har¨¢n sombra. Borrell ve que le provoco y responde con su fidelidad trascendente: "Cuando Van Gaal habla del equipo t¨¦cnico, habla de m¨ª porque formo parte de ¨¦l. Yo soy el cirujano". En el consultorio que el doctor Borrell tiene en el Eixample de Barcelona se produce un ins¨®lito fen¨®meno de empat¨ªa colectiva. Algo, mucho, tiene que ver el papel de anfitriona que ejerce Mar¨ªa Daniel, su esposa. Algo y mucho tiene que ver esta situaci¨®n de ex provinciano que ha operado a todos los del pueblo con el exquisito trato hacia todos los clientes que llaman a esta puerta. Tal vez por eso su nombre figura hoy en una avenida de su pueblo natal. Los pacientes llegan de Lleida y de Baleares; de Londres y de Bruselas. Y en la consulta se producen s¨²bitos enamoramientos internacionales. Hijo del 36, Borrell naci¨® en Castell de Ser¨¤, a unos 30 kil¨®metros de Lleida. Sus padres cultivaban cereales y frutas en los inicios de la posguerra. No pasaron penurias, pero tampoco grandes desahogos. El bachillerato en los Maristas le dio el pistoletazo para la Facultad de Medicina del Cl¨ªnico de Barcelona. Como sol¨ªa pasar entonces, el padre ten¨ªa sus influencias, que llegaban hasta el c¨¢tedro, doctor Arandes. Su maestro. Con ¨¦l aprendi¨®. Junto a ¨¦l llev¨® a cabo importantes operaciones y super¨® el pavor al choque de la vida con la muerte. Ahora Borrell dirige el hospital Asepeyo, el n¨²cleo traumatol¨®gico de todos los divinos futbolistas del Club N¨²?ez. "Cuando la cl¨ªnica Asepeyo creci¨® tanto, nos planteamos ampliar sus instalaciones en Sant Cugat. Aquellos terrenos pertenec¨ªan a los hermanos Serra. Jes¨²s [Serra] era el propietario de la Mutua Catalana de Occidente y Antonio [Serra] adquiri¨® el resto de la propiedad para levantar el edificio del nuevo Asepeyo, del que me nombraron director. El hospital tiene 150 habitaciones destinadas a trabajadores accidentados". El historial profesional de Josep Borrell es largo. Fue, ante todo, cirujano. Cirujano de guardia en el hospital Cl¨ªnico de Barcelona en los tiempos en que aquellos j¨®venes m¨¦dicos se enfrentaban a todo tipo de urgencias, desde una trepanaci¨®n craneal a una operaci¨®n a coraz¨®n abierto. Un hombre sabio. ?Precisamente por eso tan t¨ªmido? Mar¨ªa, su esposa, nos obsequia con unos tacos de jabugo, un buen vino de Rioja y unos pesca¨ªtos fritos. Mar¨ªa se va y deja en el aire una personalidad convincente que sentencia la importancia de su car¨¢cter m¨¢s all¨¢ y m¨¢s ac¨¢ de su marido. Le digo que el se?or N¨²?ez nos ha demostrado que es un hombre de grandes pasiones: odia a Cruyff y ama a Van Gaal. ?A usted, le odia o le ama? -Yo tengo muy buenas relaciones con el presidente. ?l llevar¨¢ esta empresa como crea m¨¢s conveniente, pero s¨¦ que el Bar?a de hace 20 a?os ha mejorado. Y no es coba. Pienso que es as¨ª. El doctor Borrell no s¨®lo es m¨¦dico del Bar?a, tambi¨¦n es ex jugador de f¨²tbol; lo fue en sus tiempos universitarios. Era "bastante bueno" como extremo y le sabe mal, como a m¨ª, que Rivaldo juegue forzado en una colocaci¨®n que no es la que ¨¦l reclama. De todo cuanto quer¨ªa preguntarle, algo me intrigaba mucho: la c¨¦lebre historia de las lesiones de los abductores, cosa que, al menos yo, nunca s¨¦ a qu¨¦ se refieren. Josep Borrell se r¨ªe y retoma su sentido del humor: -Es la lesi¨®n de la virginidad. Los abductores sobrecargan la pelvis y su lesi¨®n es muy dolorosa. Entonces resulta que el reflejo inmediato del lesionado es el de cerrar las piernas, tal como hacen las mujeres para protegerse... bueno, ya sabe usted de qu¨¦. Mi empat¨ªa con este doctor me calla una respuesta sexista. Pues bien, amada afici¨®n, resulta que este "equipo m¨¦dico habitual" del FC Barcelona est¨¢ fuertemente lesionado porque el doctor Ba?os ha sido despedido y Borrell espera la decisi¨®n del club para su renovaci¨®n.
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