Ch¨¢vez impide por la fuerza que los diputados venezolanos se re¨²nan en la sede del Congreso
ENVIADO ESPECIALVenezuela registr¨® ayer los primeros choques a pu?etazos entre el nuevo y viejo orden y se adentr¨® en una incierta crisis al mantenerse activa la sublevaci¨®n del Congreso contra su intervenci¨®n por la Asamblea Constituyente. "?Quieren un muerto!". Arist¨®bulo Ist¨²riz, vicepresidente de la Asamblea, proclamaba que el objetivo del Parlamento era el derramamiento de sangre y el esc¨¢ndalo internacional. La convocatoria del Congreso, prohibida por la Constituyente, fue suspendida, y las partes acordaron negociar. Pero, esta madrugada, los disturbios volvieron a las calles de Caracas.
No hubo muertos en la jornada de ayer, pero la revoluci¨®n emprendida por el comandante Ch¨¢vez top¨® con un obst¨¢culo inesperado. Los dos partidos tradicionales, reducidos a cenizas en las ¨²ltimas convocatorias electorales, salieron a la calle con el Estado de derecho como estandarte. Las reuniones se sucedieron en Caracas en tanto que el di¨¢logo era sustituido por los enfrentamientos entre constituyentes y parlamentarios.Desde las siete de la ma?ana, los accesos del Palacio Legislativo fueron tomados por la polic¨ªa, y por cientos de alborotados chavistas y la gente de los vilipendiados partidos, Acci¨®n Democr¨¢tica (AD), socialdem¨®crata, y Copei, democristiano, y del conservador Proyecto Venezuela. En algunos momentos, las concentraciones devinieron en turbas enzarzadas en breves batallas campales. Hubo carreras, porrazos, gases lacrim¨®genos y 40 heridos leves. Todos se mentaron la madre y todos proclamaron que, aunque a palos, su objetivo era la defensa de la democracia en Venezuela. La Conferencia Episcopal medi¨® en la crisis para evitar que la convocatoria a sesiones, y a la calle, efectuada por el Congreso, expresamente prohibida por la Constituyente, pudiera degenerar en enfrentamientos p¨²blicos e institucionales m¨¢s graves. Pero de poco sirvi¨® anoche, cuando los incidentes se repitieron.
Por la ma?ana, algunos diputados de los partidos eludieron la barrera policial y, de traje, con el carn¨¦ de legislador entre los dientes, treparon por las verjas del Palacio y accedieron al patio interior. En sus porches les esperaban un grupo de constituyentes, enemigos del viejo orden. "?Eres un muerto! ?Vete de aqu¨ª!", se lanz¨® a la yugular de un congresista intruso la oficialista Cecilia Santos.
"?Vamos hacia una dictadura!", protestaba en las proximidades del Palacio el opositor alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, que ofreci¨® la alcald¨ªa como sede del poder legislativo. Solemne, declam¨®: "?Aqu¨ª estoy, en la calle, aunque me cueste la vida!". La prensa nacional y extranjera consultaba a unos y otros, y algunas de las asamblearias entrevistas eran interrumpidas con insultos. "?Bandidos! ?han arruinado el pa¨ªs!". Los aludidos se defend¨ªan: "?Bandido ser¨¢ tu mam¨¢. No jodas!", respondi¨® un dirigente de AD.
Cord¨®n policial
M¨¢s de 200 polic¨ªas, y dotaciones de la Guardia Nacional, trataban de evitar el cuerpo a cuerpo entre los boinas rojas (se?a de identidad de Ch¨¢vez) y los grupos de oposici¨®n. "?Se va a caer, este Congreso va a caer!", gritaban los primeros. "?Democracia!, ?democracia!", clamaban los otros. La fuerza p¨²blica custodi¨® el per¨ªmetro del Palacio Legislativo, y ten¨ªa la orden de impedir el paso a qui¨¦nes no acreditaran su condici¨®n de constituyente, miembro de la presidencia del Congreso, o periodista.Los primeros golpes se produjeron hacia las diez de la ma?ana (cuatro de la tarde, hora de Madrid), despu¨¦s de que la boina colorada de una mujer le fuera arrebatada por un seguidor de los partidos tradicionales. La quemaron en su presencia. Hubo profusi¨®n de patadas, empujones y pu?etazos entre los dos bandos. Horas despu¨¦s, terminada la bronca, las respectivas concentraciones mantuvieron una distancia de unos 200 metros. Sobre las seis y media de la tarde de Caracas (la una y media de la madrugada en Madrid), un grupo de parlamentarios salieron de la alcald¨ªa -donde se hab¨ªan reunido para analizar la situaci¨®n- y se dirigieron a la sede del Congreso cantando el himno nacional. Esta vez les esperaban unos 100 chavistas que los recibieron con tubos met¨¢licos, bates de b¨¦isbol y piedras.
La polic¨ªa disolvi¨® a los manifestantes con gases lacrim¨®genos y, en medio de la nube, los diputados y senadores se empe?aron en leer su comunicado: "La mayor¨ªa de senadores y diputados reunidos en el consejo se ha declarado en comisi¨®n general y tomar¨¢ las medidas necesarias para instalarlo en el menor tiempo posible".
Las seis horas de conversaciones del jueves entre los jefes de las fracciones parlamentarias de AD y Copei, y de Proyecto Venezuela, y la direcci¨®n de la Constituyente hab¨ªan fracasado. Los partidos exigieron la anulaci¨®n del decreto de emergencia legislativa que reduce sus funciones a tareas menores o casi administrativas. Esa anulaci¨®n no se ha producido.
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