El agua domesticada
La mayor parte del agua que se consume en Andaluc¨ªa, tanto en aplicaciones dom¨¦sticas como industriales o agr¨ªcolas, procede de los embalses que regulan el curso de los principales r¨ªos. Sin embargo, hubo un tiempo en el que este recurso vital se obten¨ªa de los acu¨ªferos, ya que los cauces presentaban grandes oscilaciones de caudal y p¨¦simas condiciones de potabilidad. Los dep¨®sitos subterr¨¢neos de agua fueron, a lo largo de los siglos, los grandes protagonistas del abastecimiento h¨ªdrico a las poblaciones, muchas de las cuales nacieron en torno a fuentes y pozos que se alimentaban de estas reservas ocultas. Hasta que se establecieron las redes de suministro modernas, las fuentes constitu¨ªan emplazamientos estrat¨¦gicos en cualquier localidad. Algunas se ubicaban en el mismo centro de la villa, para facilitar el acceso de los vecinos, y otras en las afueras de la poblaci¨®n, en las salidas de los principales caminos o en las v¨ªas de mayor tr¨¢nsito. Algo parecido a lo que hoy ocurre con las gasolineras, puesto que el agua era indispensable para los animales de transporte y los viajeros. De la importancia de estos elementos, y de sus caracter¨ªsticas a lo largo de la historia, trata un completo estudio realizado por Ricardo C¨®rdoba de la Llave y F¨¢tima Castillo, que acaba de publicar la Delegaci¨®n de Medio Ambiente de la Diputaci¨®n cordobesa. Los autores han catalogado m¨¢s de 400 fuentes, brocales, ca?os, piletas, abrevaderos, lavaderos, albercas o balsas, distribuidas a lo largo de toda la provincia. Ya en la introducci¨®n, y al margen de la utilidad de estos sistemas tradicionales de abastecimiento, se destaca la funci¨®n social que desempe?aron en otras ¨¦pocas. "La fuente", explican, "era s¨ªmbolo de reuni¨®n, de constante acarreo de c¨¢ntaros y recipientes para el agua, de contacto de mozos y mozas, de juegos, de bromas, en definitiva, un marco de sociabilidad, como la parroquia o el mercado, donde conflu¨ªan las gentes de la aldea para conversar o contemplar". De las fuentes analizadas, un n¨²mero importante es de origen romano, o bien fueron construidas durante la Edad Media, aunque muy pocas conservan su primitiva estructura. Aunque romanos y ¨¢rabes ya las hab¨ªan usado con fines ornamentales, las ideas ilustradas del XVIII son las que introducen las fuentes en la ornamentaci¨®n urbana. En la actualidad, todav¨ªa son numerosos los vecinos de poblaciones importantes que siguen manteniendo una gran confianza en el agua de las fuentes, y la consideran de mejor calidad que la suministrada por la red general. Al menos 14 fuentes, ubicadas en localidades como Almod¨®var del R¨ªo, Montilla o Fern¨¢n Nu?ez, est¨¢n catalogadas como de alta afluencia por la Consejer¨ªa de Salud, y eso que la mayor¨ªa advierten que el agua no es potable. Algunos manantiales mantienen su reputaci¨®n gracias a sus propiedades medicinales. As¨ª ocurre con los balnearios de Fuente Agria y Pe?as Blancas, ubicados en los municipios de Villaharta y Espiel, de agua rica en hierro. A la fuente de La Herrumbosa, en Belmez, siguen yendo los vecinos a paliar dolencias digestivas. Y en los Ba?os de Arenosillo, junto a Montoro, las aguas sulfurosas se emplean en el alivio de enfermedades de la piel. De todas las funciones que en su d¨ªa llegaron a cumplir estos sistemas de abastecimiento de agua, "la de lavadero p¨²blico es hoy la m¨¢s abandonada". A¨²n as¨ª, en el Parque Natural de las Sierras Subb¨¦ticas, y en particular en la Sierra de Priego, existen un gran n¨²mero de peque?as cortijadas, como la de Zagrilla o La Solana, que mantienen este tipo de instalaciones en buen estado y en uso. El estudio tambi¨¦n se ocupa de aquellos enclaves de elevado valor art¨ªstico, como la Fuente del Rey, en Priego de C¨®rdoba, tres estanques escalonados de estilo barroco, a los que llega el agua de un manantial a trav¨¦s de unos 130 ca?os. En estos casos se ha otorgado la protecci¨®n necesaria para conservar un valioso patrimonio cultural, pero en otros muchos emplazamientos se han alterado o deteriorado los dise?os primitivos, bien por el intenso uso o por simple abandono de unos elementos que, perdida su antigua funci¨®n, no han sido valorados en su justa medida.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Manantiales de vida
Las fuentes mantienen una estrecha relaci¨®n con las v¨ªas pecuarias y ¨¦stas, a su vez, son ejes de comunicaci¨®n fundamentales entre espacios de gran valor natural. En C¨®rdoba, los ramales de antiguas ca?adas de la Mesta, que se introduc¨ªan en territorio andaluz por el norte de la provincia, contaban con diversos abrevaderos en los que facilitar agua al ganado. Algunos de estos viejos puntos de abastecimiento a¨²n se conservan en municipios como Espiel, Hinojosa del Duque o Villanueva de C¨®rdoba y en numerosas v¨ªas pecuarias de las comarcas de Los Pedroches y el Alto Guadiato. Tambi¨¦n es frecuente que se dispongan en lugares de singular belleza o gran valor ecol¨®gico. As¨ª ocurre con las de Navazuelo o el pilar de Luque, incluidas en los terrenos del Parque Natural de las Sierras Subb¨¦ticas. Otras, sin embargo, no gozan de esta protecci¨®n, como ocurre con la fuente de la Dehesa, en Conquista, la del Corcho y Aguayo, en Belmez, o la del Valle, en Hornachuelos. Al margen del paisaje en el que se integran, fuentes y pozos suelen contar con una vegetaci¨®n caracter¨ªstica surgida en torno a sus estructuras, al agua que de ellas mana o, incluso, al esti¨¦rcol depositado por el ganado que las utiliza. Juncos, zarzas, o ca?as suelen adornar el entorno de estos h¨²medos enclaves, en los que tambi¨¦n llegan a crecer algunos ¨¢rboles t¨ªpicos del bosque que tapiza la orilla de algunos cauces, como olmos, chopos y ¨¢lamos blancos. Sobre todo en ¨¦poca estival, o en los intensos periodos de sequ¨ªa de la regi¨®n, estos manantiales se convierten en un recurso de vital importancia para un buen n¨²mero de especies silvestres que, a pesar de la presencia humana, no dudan en acercarse a ellos para reponer fuerzas.
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