El paso de Barak

DENTRO DE unos d¨ªas deber¨¢ comenzar el plan de evacuaci¨®n de los territorios palestinos ocupados, que se conoce como acuerdo de Wye River, firmado y saboteado por el anterior l¨ªder israel¨ª, el derechista Benjam¨ªn Netanyahu, y ratificado ahora con las mejores intenciones por su sucesor, el laborista Ehud Barak. Cuando se complete, en el plazo de unos meses, Israel se habr¨¢ retirado de un 17% o 18% de Cisjordania y Gaza. Es un primer paso positivo que sirve para devolver la vida al agonizante proceso de paz de Oriente Pr¨®ximo y para calentar motores ante el verdadero nudo de la cuesti¨®n.Tras este aperitivo, venturosamente hacia la primavera pr¨®xima, los palestinos que dirige Yasir Arafat y los israel¨ªes de Barak deber¨ªan entrar en lo sustantivo del problema: a) la determinaci¨®n de los l¨ªmites m¨¢ximos de la retirada sionista; b) la suerte final de la Jerusal¨¦n unificada, y c) la repatriaci¨®n o compensaci¨®n a los refugiados palestinos.

Sobre la primera cuesti¨®n, el acuerdo parece posible, con una evacuaci¨®n de, quiz¨¢, el 70% o 75% del territorio ocupado; la segunda es m¨¢s espinosa porque todos los l¨ªderes de Israel se han juramentado para no abandonar ni un ladrillo de la capital; la tercera es a¨²n m¨¢s inextricable porque el Estado sionista nunca admitir¨ªa el regreso e instalaci¨®n en su territorio de los tres o cuatro millones de palestinos y sus descendientes que huyeron a causa de la implantaci¨®n israel¨ª al oeste del Jord¨¢n.

Para que este primer paso tenga continuidad, Israel deber¨ªa hacer unas concesiones hoy dif¨ªciles de imaginar; porque, en este caso, una mala paz puede ser peor que ninguna paz. El polvor¨ªn de los atentados palestinos est¨¢ apaciguado, pero no extinguido. La iniciativa de la paz, hoy como en 1949, en 1967, o en 1973, tras otras tantas guerras victoriosas, ha de corresponder al vencedor: el Estado de Israel.