La resistencia de los "barones" de Lugo y Ourense limita las pretensiones renovadoras del PP gallego
Los afanes renovadores del presidente de la Xunta, Manuel Fraga, y la direcci¨®n nacional del PP para resolver la crisis abierta en Galicia tras las pasadas elecciones municipales se ver¨¢n, de momento, limitados por la resistencia a abandonar sus puestos de los barones de Lugo, Francisco Cacharro, y Ourense, Jos¨¦ Luis Baltar. Ambos son los principales valedores del dimisionario secretario general, Xos¨¦ Cui?a, y aunque hayan consentido la retirada de ¨¦ste, no est¨¢n dispuestos a entregar el control de sus territorios. El propio Cui?a advierte de que continuar¨¢ en los ¨®rganos regionales de direcci¨®n.
Por su parte, el ministro de Educaci¨®n y Cultura, Mariano Rajoy, enfrentado a los barones territoriales, alega que los cambios "no pueden ser absolutos y radicales".Adelant¨¢ndose a los planes de Fraga de relevarle, Cui?a ha cedido la secretar¨ªa general y la presidencia del partido en Pontevedra, pero eso no significa en absoluto que desee retirarse. Probablemente continuar¨¢ en la ejecutiva regional. Asegura Cui?a que quiere participar m¨¢s activamente en el Parlamento y le queda la Consejer¨ªa de Pol¨ªtica Territorial, una de las de mayor presupuesto de la Xunta. En su feudo de Pontevedra puede que tenga que afrontar los embates del sector af¨ªn al ministro Rajoy, pero, de momento, el partido quedar¨¢ en manos de un fiel escudero de Cui?a, el presidente de la Diputaci¨®n, Manuel Abeledo, que es del mismo pueblo que el dimisionario secretario general. Pero, adem¨¢s, los dos principales aliados de Cui?a -Baltar y Cacharro- seguir¨¢n defendiendo celosamente el control de sus respectivos territorios y ambos han insistido en que no tienen intenci¨®n de dimitir. El candidato a sustituir a Cui?a, el actual consejero de Justicia, Xes¨²s Palmou, cuenta con su total benepl¨¢cito. Aunque mantiene buenas relaciones personales con Rajoy, Palmou, un hombre con fama de dialogante y de negociador flexible pero de escaso peso pol¨ªtico, creci¨® en el PP a la sombra del todav¨ªa secretario general, a quien conoce desde la infancia. Si bien nadie se atreve a augurar por qui¨¦n se decantar¨ªa Palmou en la pugna soterrada entre los planes de Madrid y la resistencia de los barones, lo cierto es que, de momento, ¨¦stos se muestran conformes con su candidatura.
El secretario general y sus aliados, el sector ruralista y galleguista, tambi¨¦n advierten de que la organizaci¨®n regional debe mantener su car¨¢cter aut¨®nomo. "El partido tiene que adaptarse al Estado de las autonom¨ªas", dijo Cui?a al anunciar su dimisi¨®n. "Hasta ahora, en Madrid han aceptado siempre nuestras propuestas y eso no creo que vaya a cambiar". En una entrevista publicada el domingo en el Faro de Vigo, Baltar fue m¨¢s claro y se?al¨® que cuando llegue el momento de designar al sucesor de Fraga, quien volver¨¢ a presentarse a las elecciones auton¨®micas previstas para el a?o 2001, la decisi¨®n debe adoptarla el congreso del PP gallego sin interferencias externas. El l¨ªder del partido en Ourense asegur¨® que la organizaci¨®n regional no aceptar¨ªa que desde Madrid se le impusiese a Rajoy, e incluso precis¨® que su candidato sigue siendo Cui?a.
A Baltar y Cacharro se le reprocha con frecuencia, incluso desde dentro del propio partido, sus m¨¦todos "caciquiles", pero ambos se defienden esgrimiendo los resultados electorales en sus provincias, dos de los principales feudos del PP en toda Espa?a. Los barones de Lugo y Ourense, junto a Cui?a, defienden un populismo a ultranza y un mensaje te?ido de leves gui?os nacionalistas, frente a los afines a Rajoy y al otro ministro gallego, Jos¨¦ Manuel Romay, m¨¢s fuertes en las zonas urbanas y entre los que se mezclan los partidarios de una aut¨¦ntica modernizaci¨®n del partido y algunos representantes de la vieja derecha reacia a cualquier atisbo de galleguismo.
Predilecci¨®n de Fraga
La predilecci¨®n de Fraga por Cui?a se refren¨® un tanto despu¨¦s de las ¨²ltimas elecciones municipales, en las que el PP se qued¨® sin las alcald¨ªas de seis de las siete principales ciudades gallegas. Espoleado por la direcci¨®n nacional, el presidente de la Xunta insinu¨®, antes de las vacaciones, que el proceso de renovaci¨®n abierto ante el congreso del pr¨®ximo octubre podr¨ªa afectar tambi¨¦n al secretario general. ?ste perfil¨® su estrategia en una reuni¨®n que mantuvo en agosto con Cacharro y Baltar. Cui?a, seg¨²n fuentes de su entorno, prefiri¨® evitarse el desgaste personal y el conflicto con Fraga que le acarrear¨ªa una batalla para tratar de mantenerse en la secretar¨ªa general. Los barones decidieron entonces renunciar a ese puesto, en la convicci¨®n de que su poder territorial se mantendr¨¢ intacto.
Nadie ha pedido abiertamente a Baltar y Cacharro que sigan el ejemplo de Cui?a y de Romay, quien el viernes pasado anunci¨® que dejar¨¢ la presidencia provincial de A Coru?a, un gesto que pretend¨ªa empujar a sus adversarios a seguir el mismo camino. Preguntado ayer por la continuidad de los barones de Lugo y Ourense, Rajoy coment¨®: "No se pueden hacer cambios radicales y absolutos, porque tiene que haber cierta continuidad. Pero de eso deben opinar Fraga y los interesados".
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