Problemas de ricos
Francia debate c¨®mo repartir un super¨¢vit fiscal que puede alcanzar el bill¨®n de pesetas
El Gobierno franc¨¦s admite que acabar¨¢ el ejercicio fiscal de 1999 con unos ingresos suplementarios (no previstos al comenzar el a?o) de entre 30.000 y 40.000 millones de francos (entre 750.000 millones y un bill¨®n de pesetas). El crecimiento, que se hubiese dado por bueno de alcanzar el 2,2%, superar¨¢ sin duda el 2,3%, puede que la inflaci¨®n no llegue al 0,9%, el d¨¦ficit se mantiene bajo control, el gasto p¨²blico crece por debajo de la inflaci¨®n y el paro se ha reducido en m¨¢s de un 12% en dos a?os. Todo va demasiado bien. El 14 de julio, en su tradicional discurso el d¨ªa de la Fiesta Nacional, el presidente Chirac levant¨® la liebre: "El dinero afluye con abundancia a las cajas del Estado", dijo, poniendo sobreaviso a unos contribuyentes que s¨®lo sue?an con que les reduzcan el impuesto sobre la renta. Pero no ¨²nicamente a ¨¦stos. Los comunistas, aliados dentro del Gobierno de "izquierda plural", dicen que hay que aumentar el salario m¨ªnimo, dar un empujoncito a los subsidios y subir las pensiones. Los ecologistas, los Verts, admiten que "hay que proseguir la pol¨ªtica de reducci¨®n del d¨¦ficit", pero piden tambi¨¦n que el RMI (salario m¨ªnimo de inserci¨®n, unos 3.600 francos mensuales que se pagan a toda persona de m¨¢s de 26 a?os, que ha perdido el empleo y a la que ya se le ha acabado el derecho al subsidio de paro) se haga extensivo a los 18-26 a?os, es decir, a quienes acaban los estudios y no logran integrarse en el mundo laboral.
Los socialistas, que son los m¨¢s poderosos de la coalici¨®n gubernamental y quienes tiran de los cordones de la Bolsa a trav¨¦s del ministro de Econom¨ªa y Finanzas, Dominique Strauss-Kahn, no presentan un frente un¨¢nime. Laurent Fabius, desde su marginaci¨®n al frente de la Asamblea Nacional, da consejos de sabio: "El excedente tiene que ser repartido en tres tercios. El primero sirve para bajar los impuestos, el segundo para reducir el d¨¦ficit y el tercero para financiar las pensiones". Para Fabius, "la izquierda no corre el peligro de ser derrotada por la derecha, pero s¨ª por los impuestos".
Fran?ois Hollande, el actual primer secretario del PS, no arremete contra Fabius, sino contra Chirac: "Me parece puro cachondeo que la derecha, despu¨¦s de decenios de acusar a la izquierda de vaciar la caja, hoy le reproche el llenarla subrepticiamente".
Todo el mundo opina, pero es Jospin, con Strauss-Kahn como consejero, quien decide. El excedente, que en buena parte es fruto de un crecimiento de los ingresos del impuesto de sociedades en un aparatoso 33%, servir¨¢ para bajar el IVA correspondiente a trabajos de alba?iler¨ªa, de mantenimiento y mejora del hogar. Del 20,6% de IVA se pasar¨¢ a un modesto 5,5%. "Favorecemos la creaci¨®n de empleo y luchamos contra el trabajo sumergido", dice Strauss-Kahn, quien cifra lo que el Estado dejar¨¢ de ingresar por esa partida el equivalente a casi medio bill¨®n de pesetas. La opci¨®n adoptada por el Ejecutivo conjuga, pues, una menor presi¨®n fiscal (la tasa profesional, un impuesto local sobre el trabajo, ha sido reducida; se ha suprimido una sobretasa que gravaba las sociedades y se admitieron algunas desgravaciones suplementarias) con el voluntarismo social que supone el haber creado los empleos para j¨®venes o la ley de las 35 horas, dos iniciativas que, sumadas, equivalen a 1,8 billones de pesetas. Si Strauss-Kahn habla de "una reducci¨®n fiscal de 38.000 millones de francos" (950.000 millones de pesetas), entonces se refiere s¨®lo a lo que ha soltado con su mano derecha y no tiene en cuenta lo que ha recuperado con su mano izquierda. En total, calculadas reducciones y aumentos, supresiones de tasas y creaci¨®n de contribuciones, el Estado s¨®lo renuncia a 5.700 millones de francos (142.500 millones de pesetas).
Jospin y Strauss-Kahn saben que muchos contribuyentes no han notado la reducci¨®n de la presi¨®n fiscal, que beneficia sobre todo a empresas y a los sectores m¨¢s pobres de la poblaci¨®n. Por eso se han apresurado a prometer para el a?o 2001 una revisi¨®n a la baja del doloroso IRPF. Otro impuesto al que el t¨¢ndem Jospin-Strauss-Kahn quiere quitar fuerza es la tasa de alojamiento, que tambi¨¦n pagan todos los ciudadanos con domicilio fijo. Pero todo eso son promesas, casi electorales, que dependen en buena medida de que se cumpla lo que la revista econ¨®mica Challenges promete en la portada de su ¨²ltimo n¨²mero: "La crise est finie" ("Se acab¨® la crisis").
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