La caza del cisne
Austria hizo una falta a los jugadores espa?oles cada minuto y seis segundos como media
Austria reaccion¨® a patadas para olvidar la goleada que recibi¨® en Valencia (9-0) el 28 de marzo, en la serie de clasificaci¨®n para la Eurocopa del 2000. Un repaso del v¨ªdeo con detenimiento muestra que el s¨¢bado en Viena se cometieron 67 faltas en 49 minutos de juego real -es decir, descontando los minutos en que el bal¨®n est¨¢ parado, tiempo durante el cual es imposible hacerlas-, lo que da una media de 1,2 faltas por minuto. Los austr¨ªacos hicieron 43 faltas a los jugadores espa?oles, de las que el ¨¢rbitro pit¨® 35; y 22 de ellas fueron muy duras. Por tanto, cometieron una falta cada minuto y seis segundos. "A los austr¨ªacos el ¨¢rbitro les ha consentido todo", critic¨® el seleccionador, Jos¨¦ Antonio Camacho, tras el partido del s¨¢bado. Y el nuevo t¨¦cnico de Austria, Otto Baric, respondi¨® con dureza: "De lo que tiene que preocuparse Camacho es de por qu¨¦ sus futbolistas se mueven como cisnes". Como respuesta del ¨¢rbitro a su juego duro, los austriacos recibieron dos tarjetas amarillas. Espa?a se limit¨® a un total de 24 faltas (agarrones y empujones en su mayor¨ªa), pero la sanci¨®n cualitativa del ¨¢rbitro no vari¨®: mostr¨® a los jugadores de Camacho otras dos tarjetas amarillas.
En el partido de ida en Valencia, Austria hab¨ªa cometido s¨®lo 14 faltas, por 9 de Espa?a. Pero la sanci¨®n de entonces result¨® mayor: tres cartulinas amarillas para los autriacos y dos para los espa?oles, en un partido que ocup¨® a los futbolistas durante 57 minutos de tiempo real (ocho minutos m¨¢s; y eso que hubo que sacar nueve veces de centro).
"Verg¨¹enza nacional"
El central madridista Iv¨¢n Helguera (entonces en el Espanyol) vio aqu¨¦l partido en la grada de Mestalla, como miembro de la expedici¨®n espa?ola, y se sorprendi¨® al comprobar que los austriacos apenas reaccionaban a los goles. "No cometieron apenas faltas", reflexion¨® ayer Helguera, "y si t¨² est¨¢s recibiendo una goleada lo normal es meterse atr¨¢s y no dejar entrar a nadie, jugar con m¨¢s agresividad. En Valencia, Austria fue un equipo muy blando. Porque cuando sabes que eres inferior y s¨®lo tienes dos o tres jugadores de calidad te queda el recurso de la dureza en defensa; pero Austria no mostr¨® ni lo uno ni lo otro... y yo creo que a los jugadores austriacos puede que no les haya gustado mucho el entrenador que ten¨ªan". Helguera explica el cambio de comportamiento del equipo austr¨ªaco en el orgullo patri¨®tico herido. "Me ha dicho C¨¦sar G¨®mez que el austr¨ªaco Konsel, su compa?ero en el Roma, no ha parado de lamentarse por el 9-0. Dice que Austria nunca sufri¨® una derrota as¨ª, que su pa¨ªs lo vivi¨® como una verg¨¹enza nacional. Quer¨ªan ganar a Espa?a como fuera".
Y con ese prop¨®sito armaron sus piernas los austr¨ªacos desde el minuto uno. La primera patada fue para Morientes. Al recibir un bal¨®n de espaldas al ¨¢rea adversaria, el manchego sinti¨® c¨®mo la bota de Winklhofer se le incrustaba en los gemelos. La segunda patada, un minuto m¨¢s tarde, tambi¨¦n fue para Morientes, y el esbelto Hatz exhibi¨® la autor¨ªa del golpe en el tobillo de apoyo. Ninguna de las dos fue se?alada. El ¨¢rbitro, el belga Piraux, s¨®lo reaccion¨® en el minuto tres, cuando Etxeberr¨ªa empuj¨® al media punta austr¨ªaco Vastic. Entonces se oy¨® el primer silbatazo en una noche en que la impasibilidad arbitral contrast¨® con los excesos del juego de fricci¨®n, golpes y zapatazos a destiempo. Piraux dej¨® sin sancionar ocho faltas claras, todas las cuales se hicieron a futbolistas espa?oles. Tres patadas a Morientes, una obstrucci¨®n a Luis Enrique, un pisot¨®n en el tal¨®n a Guardiola y dos entradas de Schop a Etxeberr¨ªa, levant¨¢ndolo por los aires en los dos casos. En el minuto 89, Hatz empuj¨® a Ra¨²l, y Piraux sopl¨® para se?alar falta favorable a Austria.
Un centrocampista austr¨ªaco, Iberstberger, ostent¨® el dudoso honor de recibir m¨¢s faltas que ninguno en su equipo: le cayeron seis. Las mismas que a Ra¨²l, que sin embargo no fue el m¨¢s golpeado de los espa?oles. Etxeberr¨ªa se tuvo que levantar nueve veces del c¨¦sped. Luis Enrique sufri¨® siete infracciones.
El defensa austriaco Winklhofer vio tarjeta amarilla en el minuto 52, cuando s¨®lo se le hab¨ªan sancionado dos faltas. Despu¨¦s el ¨¢rbitro le pit¨® cinco m¨¢s (algunas de ellas con entradas por detr¨¢s), sin que la previsi¨®n reglamentaria sobre este aspecto ni sobre la reiteraci¨®n de infracciones pareciera tener relaci¨®n con ¨¦l. Pero no fue quien m¨¢s faltas hizo. Schop, que sali¨® al campo en el minuto 60, tuvo tiempo de cometer ocho infracciones.
Hatz, lateral derecho, incurri¨® en una m¨¢s: nueve faltas. Y recibi¨® tarjeta amarilla en el minuto 80, cuando ya llevaba ocho.
El jugador espa?ol que m¨¢s faltas cometi¨® no pas¨® de cinco: las que hicieron Luis Enrique y Michel Salgado.
La conducta pasiva del ¨¢rbitro contrast¨® con las exigencias de la FIFA (Asosiaci¨®n Internacional de Federaciones de F¨²tbol), que desde el Mundial de Francia del a?o pasado ha insistido en que los colegiados deben aumentar el rigor. El objeto es hacer efectiva la m¨¢xima que onde¨® en banderines con la leyenda Fair Play (juego limpio) durante todo el Mundial. Se pidi¨® que se castigaran con tarjeta las entradas por detr¨¢s, y que tambi¨¦n se persiguiera con cartulina amarilla a aquienes reiterasen faltas t¨¦cnicas a lo largo de un partido.
El ¨²ltimo encuentro contra Austria ofreci¨® al ¨¢rbitro oportunidades claras de seguir esos criterios, jugadas irregulares de manual. El v¨ªdeo del partido guardar¨¢ estos datos para los dirigentes de la FIFA que deseen examinarlo.
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