Los indios descubrieron el ant¨ªdoto
En 1987, Alain Fournet, un qu¨ªmico franc¨¦s que trabajaba en el Instituto Boliviano de Biolog¨ªa de Altitud (IBBA), descubri¨® una planta milagrosa contra una de las peores enfermedades parasitarias del mundo, la leishmaniasis, gracias a los indios chimanos de Bolivia, que aplican como cataplasma en polvo la corteza de dicha planta sobre las heridas producidas por el par¨¢sito. El arbusto, que crece en los bosques tropicales de las estribaciones de los Andes bolivianos, se llama Galipea longiflora, y los indios lo conocen como eventa. Las pruebas de laboratorio hicieron evidente que el qu¨ªmico franc¨¦s hab¨ªa dado con un verdadero fil¨®n farmacol¨®gico contra la leishmaniasis, una grave enfermedad transmitida por un mosquito y que afecta a 350 millones de personas en el mundo. Los principios activos extra¨ªdos de la eventa son muy t¨®xicos para el par¨¢sito, pero inocuos para su hu¨¦sped. Las mol¨¦culas purificadas, un tipo de quinole¨ªnas que han sido bautizadas como chimaninas en honor a sus primeros usuarios, son 200 veces m¨¢s activas que el extracto natural.
Sin embargo, diez a?os m¨¢s tarde de su purificaci¨®n, las chimaninas siguen durmiendo dentro de un caj¨®n. Ninguna empresa farmac¨¦utica ha querido saber nada de ellas. "La leishmaniasis es incurable. La mayor¨ªa de los millones de personas que desarrollan esta enfermedad son campesinos pobres que, en Bolivia, ganan apenas 8.000 pesetas al mes y que nunca podr¨¢n pagar un medicamento que cuesta 40.000 pesetas", explica Alberto Gim¨¦nez, director del Instituto de Bioqu¨ªmica de la Facultad de Farmacia de La Paz.
Esa suma de dinero representa el precio del principal tratamiento que existe ahora contra la leishmaniasis, comercializado por Rh?ne-Poulenc con el nombre de Glucantime. Caro y a veces ineficaz, presenta tambi¨¦n una posible toxicidad renal, cardiaca, hem¨¢tica y neurol¨®gica, y debe administrarse en una cincuentena de pinchazos intramusculares. De manera que el descubrimiento que tuvo lugar en La Paz podr¨ªa haber sido muy codiciado.
Alain Fournet, que actualmente trabaja para el Instituto de Investigaci¨®n y Desarrollo (IRD) franc¨¦s, aduce que patent¨® las chimaninas "para proteger a Bolivia y a los pueblos del Sur". Pero su colega boliviano, Alberto Gim¨¦nez, acusa al IRD y a Francia de "confiscar un recurso que pertenece a los indios bolivianos".
Como consecuencia de la pol¨¦mica, la direcci¨®n del IRD propuso en febrero devolver a las autoridades de La Paz la totalidad de los dividendos posibles. "Pero, t¨¦cnicamente, es imposible que los chimanos sean titulares de nuestras patentes como tales, pues no son ni personas f¨ªsicas ni personas jur¨ªdicas. Adem¨¢s, su menci¨®n en una patente francesa podr¨ªa considerarse como una injerencia en los asuntos internos del pa¨ªs", se justifica Jean-Anne Ville, responsable de relaciones industriales del IRD.
"En 1991", prosigue Ville, "nadie se preocupaba de los derechos de los pueblos tropicales, y a¨²n menos de los ind¨ªgenas, sobre sus recursos naturales. Ahora, despu¨¦s de la cumbre de R¨ªo y de las discusiones sobre la Convenci¨®n Mundial para la Protecci¨®n de la Biodiversidad, esta cuesti¨®n enfrenta al Norte y al Sur y es causa de muchos malentendidos".
Gim¨¦nez exige que el equipo franc¨¦s "se comprometa en un proyecto de desarrollo con los chimanos, basado en la plantaci¨®n de eventa como cultivo que sustituya a la coca y en la fabricaci¨®n de una pomada antileishmaniasis a precio de coste para curar a los indios y a los campesinos del Altiplano".
Pero nadie puede o quiere financiar los necesarios ensayos cl¨ªnicos, y Bolivia no dispone de ning¨²n comit¨¦ ¨¦tico capaz de supervisarlos. El embrollo es un verdadero nudo gordiano que bloquea cualquier desarrollo local de este producto.
Pero no hay que perder la esperanza: tras hab¨¦rselo solicitado, en vano, a los grandes laboratorios franceses y de otros pa¨ªses, el IRD acaba de recibir atenci¨®n por parte del departamento de "salud animal" de la multinacional Novartis. Y los primeros resultados que ha obtenido Novartis en sus ensayos coinciden con los de Alain Fournet y sus colegas. Los t¨¦cnicos de Novartis van a probar otras 15 quinole¨ªnas de s¨ªntesis en animales antes de pasar a hacer ensayos cl¨ªnicos en humanos. ?Se har¨¢ realidad el cuento de hadas?
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