Los chistosos y Abd El-Krim VALENT? PUIG
Algunos articulistas instalados en el nacionalismo heavy han tenido una buena oportunidad para aplicar la sorna entre l¨ªneas al hablar de Ceuta y Melilla. No es una novedad que la condici¨®n espa?ola de Ceuta y Melilla sea vista por los columnistas de pluma f¨¢cil como un despojo colonialista, como un vestigio de la Espa?a negra que se cuadra en plena calle cuando suenan las cornetas de la Legi¨®n en dos ciudades que son territorio espa?ol desde el siglo XV. Simplificar produce gratas digestiones y la socarroner¨ªa al augurar un grotesco callej¨®n sin salida en el Magreb ayuda a colocar un art¨ªculo, aunque ser¨ªa m¨¢s ¨²til tener en cuenta que Espa?a es el segundo proveedor de Marruecos despu¨¦s de Francia y evaluar los riesgos y potencialidades para las empresas catalanas, por ejemplo. Por ser una zona preferencial para el inversor espa?ol, se supone que al empresariado catal¨¢n le interesar¨ªa m¨¢s un an¨¢lisis sobre el futuro de Ceuta y Melilla que la gracieta sobre la pol¨ªtica exterior de Espa?a como reliquia carpetovet¨®nica de los tiempos de Abd El-Krim. El desinter¨¦s ir¨®nico por los intereses generales de Espa?a en materia de pol¨ªtica y comercio exterior en el Magreb evoca el c¨¦lebre telegrama que los grupos pol¨ªticos Acci¨® Catalana y Estat Catal¨¤ remitieron al l¨ªder de la insurgencia en Marruecos, Abd El-Krim, en 1921. El telegrama dec¨ªa: "Ante vuestra valerosa resoluci¨®n defendiendo la patria marroqu¨ª amenazada por Espa?a, los hijos de Catalu?a os dirigen un saludo de simpat¨ªa. No es la primera vez que la tierra catalana demuestra su protesta por la invasi¨®n de Marruecos. Recuerden la revuelta de julio de 1909. Hoy Catalu?a condena los m¨¦todos b¨¢rbaros utilizados por el ej¨¦rcito espa?ol. Salud. Coraje. Vida por muchos a?os". Se demuestra una vez m¨¢s que para hablar en nombre de Catalu?a basta con saber redactar y enviar un telegrama, aunque luego no llegue. Es afortunado que la ejecutoria de Camb¨® permita establecer contrastes entre la irresponsabilidad y el sentido de Estado. Cuando el ej¨¦rcito fracasa en el Barranco del Lobo, el ministro de la Guerra comete el "enorme desacierto" -dice Camb¨®- de enviar a Marruecos no las tropas destacadas en C¨¢diz, sino unidades que estaban en Catalu?a y que deb¨ªan completarse con reservistas. Para acabar con Maura, las izquierdas inician una campa?a contra el embarque de reservistas y pretenden que la Lliga les secunde. Camb¨® se niega y trata de hacerles comprender "todo lo que hab¨ªa de demag¨®gico en su protesta". Otra lecci¨®n estrat¨¦gica a la fuerza se deduce de la carta de la Lliga en elogio del Rey de Grecia al enfrentarse a los turcos por simpat¨ªa con la rebeli¨®n cretense. Al poco, en una entusiasta asamblea catalanista en Girona, se toma por aclamaci¨®n el acuerdo de felicitar al rey griego, ya en guerra con Turqu¨ªa, por sus gloriosas victorias. Lo que ocurri¨® fue que al bajar del tren en la estaci¨®n de Barcelona los vendedores de peri¨®dicos pregonaban la noticia de la fulminante capitulaci¨®n griega. Camb¨®, siempre atento a las lecciones de la realidad, llama a eso "recuerdo semic¨®mico y semitr¨¢gico". Prat decide deslindarse de los hombres del grupo de La Renaixen?a porque -dice Camb¨®- "contemplaban con indiferencia la gran cat¨¢strofe de Espa?a y s¨®lo les serv¨ªa para hacer chistes o recordar "que el catalanismo ya lo hab¨ªa dicho". Seg¨²n Prat, se trataba de una oportunidad admirable para que, entre el pesimismo general que se hab¨ªa apoderado de Espa?a, "surgiese en Catalu?a una fecunda afirmaci¨®n que fuese, a la vez, catalanista y espa?olista", escribe Camb¨®. Hay poco fair play entre la fecundidad afirmativa y el chiste f¨¢cil. El rigor le permite a Camb¨® el ejercicio a posteriori de la venganza, y es ilustrativo que -como se desprende del conjunto de Mem¨°ries y Meditacions- sus objetivos predilectos sean la demagogia y la incoherencia. Es el caso de una sesi¨®n parlamentaria en la que Francesc Maci¨¤ defiende la teor¨ªa de que hay que construir m¨¢s y m¨¢s submarinos y torpederos. Su enmienda no fue aceptada, Maci¨¤ entr¨® en un trance fren¨¦tico y present¨® la renuncia al acta argumentando que no quer¨ªa "ser diputado de un Parlamento que no se preocupa suficientemente de la defensa y fortaleza militar de Espa?a". Con regocijo, Camb¨® comenta: "?Ese hombre iba a ser el jefe de los separatistas catalanes!". En cuanto a los chistosos de hoy, su problema es que Gil y Gil es de verdad.
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