Michael Caine y Zhang Yimou siguen a la altura de las leyendas vivientes del cine
El actor brit¨¢nico y el director chino concursan con dos pel¨ªculas conmovedoras
ENVIADO ESPECIALLa emotiva pel¨ªcula Las reglas de la casa de la sidra est¨¢ dirigida por el sueco Lasse Hallstr?m y escrita por el estadounidense John Irving, autor de la novela en que se inspira, pero la autoridad de Michael Caine es tal que se apodera sin sensaci¨®n de esfuerzo de la pantalla. Dentro de Ni uno menos no hay ning¨²n genio de la escena, sino 40 ni?os chinos, cuya expresividad, estimulada y combinada por la maestr¨ªa de Zhang Yimou, da lugar a un relato tan conmovedor como exacto. Dos hombres estuvieron ayer aqu¨ª a la altura de su condici¨®n de leyendas vivientes del cine.
56? MOSTRA DE VENECIAEs la cuarta vez que Zhang Yimou -el cineasta que abri¨® caminos por todo el mundo a la llamada quinta generaci¨®n de la escuela de cine de Pek¨ªn- trae una pel¨ªcula al concurso de la Mostra veneciana. Las cuatro veces, Yimou sali¨® por la puerta grande, y una de ellas, en 1992, con el Le¨®n de Oro en la maleta, bien ganado por Una campesina china. Ayer present¨® Ni uno menos, y esta admirable miniatura procede precisamente de lo que su director considera una carencia de la primera, que hizo prometerse a s¨ª mismo al cineasta que subsanar¨ªa en otra futura exploraci¨®n suya del microcosmos de una m¨ªsera aldea perdida en las inmensidades del mundo rural de China. Zhang Yimou cuenta, como explicaci¨®n del origen de su nuevo filme, algo que los europeos no podemos percibir: "La lengua china tiene infinidad de variantes sint¨¢cticas y acentos, algunos de ellos imposibles de reproducir por actores profesionales, que a lo m¨¢s que pueden aspirar es a imitarlos". La hermosa Gong Li y el resto del reparto de Una campesina china parece ser que los imitaron muy bien, pero no lograron reconstruirlos desde dentro y de forma totalmente satisfactoria, por lo que Zhang Yimou se propuso volver alg¨²n d¨ªa a capturar tal como es en la realidad ese escurridizo rinc¨®n de la m¨²sica del riqu¨ªsimo idioma chino mandar¨ªn. Tal vez Yimou ten¨ªa en su cabeza el prodigio de sonoridad que su colega y ex amigo Chen Kaige extrajo de los int¨¦rpretes naturales de El rey de los ni?os y esto le hizo seguir sus pasos.
Como en el hermoso filme de Kaige, el escenario de Ni uno menos es una desvencijada y m¨ªsera escuela rural, pero ah¨ª se quedan las analog¨ªas. La met¨¢fora, con connotaciones casi m¨ªsticas de El rey de los ni?os, se convierte en la pel¨ªcula de Yimou en un trabajo de ficci¨®n documental realizado en clave de un estricto, severo realismo, donde se relata un suceso emocionante y confortador, con todo el aspecto de ver¨ªdico, de cosa sucedida.
Ni uno menos es la historia de una ni?a campesina de 13 a?os que, contratada como maestra suplente en esa aludida escuela, viaja a la populosa capital de la provincia en busca de un ni?o de ocho a?os que ha huido all¨ª desde la aldea para mendigar algunas monedas que le permitan ayudar a su madre, una viuda enferma que vive la soledad y la indigencia.
El relato del enorme tes¨®n de la maestrita, que callejea d¨ªa tras d¨ªa hasta la extenuaci¨®n tras las huellas de su alumno perdido en las aceras de la ciudad, contiene tanta y tan emocionante verdad, que hizo ayer aflorar en una sala repleta de gente bien comida y habitante de las ant¨ªpodas todos los registros de la sonrisa h¨²meda.
Apasionante sencillez
Con apasionante sencillez, Zhang Yimou nos proporcion¨® anoche m¨¢s conocimiento de la verdad de la China actual que todo el aparato de imagen que el Gobierno chino moviliza a diario para extender por el mundo rasgos de la identidad art¨ªstica y cultural de este oscuro e inmenso trozo de la humanidad, envuelto desde hace milenios en el silencio y hoy sepultado en el olvido. Y es alentador ver en una pantalla c¨®mo el gran cine de ahora avanza en todas partes hacia el futuro apoyado en la firmeza y la complejidad de lo sencillo y cada d¨ªa m¨¢s de espaldas a las huecas facilidades que da al cine la mentira tecnol¨®gica. Lo descubrimos incluso en una pel¨ªcula estadounidense con t¨ªtulo r¨ªo, Las reglas de la casa de la sidra, bella pel¨ªcula que tambi¨¦n se engancha a este impulso universal en busca de la sencillez e igualmente convence por donde pasa, aunque sea esta vez con recursos narrativos m¨¢s sabidos, m¨¢s convencionales y menos arriesgados que los empleados por Zhang Yimou en su precioso y original¨ªsimo poema, mitad documento y mitad epopeya intimista. Legisla a sus anchas esas "reglas de la casa de la sidra" la contundente autoridad de un cineasta de genio, el actor Michael Caine, que, al igual que Zhang Yimou, vuelve a demostrar que est¨¢ a la altura de su condici¨®n de leyenda viviente del cine.
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