La etapa sentimental de Germ¨¢n Nieto
El velocista alem¨¢n Wust gana por segunda vez consecutiva y es el nuevo l¨ªder de la carrera
Todo fueron parabienes para Germ¨¢n Nieto, hombre de la jornada, h¨¦roe local en Fuenlabrada. Corre porque le gusta y es ciclista mientras pueda seguir viviendo de ello: sus horizontes son muy diferentes a los de otros profesionales. Alcanzar la meta habr¨ªa sido para ¨¦l la consagraci¨®n de su carrera, tras m¨¢s de 190 kil¨®metros de escapada. Su ataque produjo una etapa m¨¢s sentimental que otra cosa. La raz¨®n impuso el sprint, una victoria c¨®moda de Marcel Wust y el correspondiente liderato para el velocista del Festina. El sentimentalismo alcanz¨® todos los grados posibles gracias a Germ¨¢n Nieto y al modesto equipo Fuenlabrada. Llegaban a su localidad, han sufrido la p¨¦rdida de su corredor m¨¢s importante (el velocista Manuel Sanroma, muerto en la pasada Volta a Catalunya) y no se meten con nadie. Para m¨¢s aditamentos, se sabe que el Fuenlabrada es equipo de jornaleros del ciclismo, que Germ¨¢n Nieto ha llegado a cobrar el paro, que percibe el salario m¨ªnimo del ciclista profesional (cuatro millones brutos) y que en esta Vuelta a Espa?a se juegan un nuevo contrato. Cuando los hombres del Fuenlabrada comenzaron a lanzar ataques nada m¨¢s tomarse la salida en la etapa m¨¢s larga (240 kil¨®metros), la gente comprendi¨® que el asunto se pon¨ªa tierno. Hasta ocho veces atacaron estos muchachos para abrir brecha. Seguro es que muchos corredores espa?oles terminaron dici¨¦ndoles a sus colegas extranjeros: "?Venga ya, dejadles de una vez!". Y les dejaron.
A Germ¨¢n Nieto le esperaba una aventura con 200 kil¨®metros por delante, sin¨®nimo de una victoria imposible, enfrentado al reto irracional, la necesidad de ser un h¨¦roe, de so?ar. Nieto sabe lo que es no ganar nunca como profesional, sabe lo que es terminar el ¨²ltimo de la Vuelta, sabe lo que es vivir del paro, lo que es correr para asegurarse el sueldo so pena de dedicarse a la carpinter¨ªa. Y conoce el final de otras aventuras de este tipo, como cuando le cazaron a seis kil¨®metros de la meta hace unos meses. Ayer, el punto final lleg¨® a falta de ocho kil¨®metros, y tras cinco horas de escapada.
Fue una etapa sentimental porque no se explica muy bien que el pelot¨®n le permitiera llegar hasta los 23 minutos de ventaja, que alentara de esa manera su locura. A ello contribuyeron los equipos espa?oles que, por diversas razones, no quisieron tomar parte en la etapa. La realidad es que su valor para afrontar el reto, la ventaja de que disfrut¨®, despert¨® su ambici¨®n e hizo concebir esperanzas a su equipo. Se estableci¨®, entonces, un debate entre demag¨®gico y sentimentaloide sobre la justicia deportiva y la necesidad de premiar el trabajo de un aut¨¦ntico esforzado de la ruta. Mientras los equipos espa?oles miraban para otro lado, fue el Rabobank, ayudado en ocasiones por el Festina, el que hizo el trabajo sucio. Las diferencias disminu¨ªan, la emoci¨®n alcanz¨® un grado imprevisto, se ech¨® mano del coraz¨®n (la madre enferma, el padre, la familia, Fuenlabrada esperando a su vecino) y Nieto decidi¨® luchar hasta el ¨²ltimo aliento por una victoria imposible.
No lo consigui¨®, pero recibi¨® el cari?o de sus colegas. La realidad se hizo manifiesta en toda su crudeza: pas¨® 191 kil¨®metros en solitario por delante y unos 5 por detr¨¢s, descolgado y exhausto. Lleg¨® con m¨¢s de seis minutos de retraso, entre la ovaci¨®n popular. Levant¨® los brazos al cruzar la meta (nadie pod¨ªa reprocharle que se tomara tal libertad) y fue pasto de las entrevistas del d¨ªa. Germ¨¢n Nieto fue el h¨¦roe de la jornada. No hay discusi¨®n: su escapada, aun inservible a otros efectos, quiz¨¢ le permita un nuevo contrato para el a?o que viene. Podr¨¢ as¨ª seguir siendo ciclista, que es lo que quiere desde los 12 a?os. Hay muchas formas de entender la gloria en el ciclismo, el de antes y el de hoy en d¨ªa.
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