Chava, un al¨¦rgico incurable a la contrarreloj
El Banesto vive con resignaci¨®n el enigma de Jim¨¦nez ante la etapa de hoy

Su caso nace de una paradoja: ?c¨®mo un hombre de la estampa de Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez, dada su estatura (1,82), peso (67 kilos), la morfolog¨ªa de sus cu¨¢driceps, adem¨¢s de la potencia que es capaz de desarrollar (sobre 540 watios, por encima de los 450-480 propios de muchos escaladores) no es un contrarrelojista? ?C¨®mo adem¨¢s es tan buen escalador?, ?c¨®mo lo que deber¨ªa ser potencia en su caso se transforma en agilidad? "Soy un enigma hasta para m¨ª mismo, s¨¦ que soy el escalador m¨¢s pesado que hay", dice el hombre, resignado a sufrir hoy un tormento. Los especialistas atender¨¢n esta ma?ana todos los detalles posibles para la contrarreloj, seg¨²n la liturgia de cada cual. Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez no podr¨¢ hacer lo mismo; es un hombre de sensaciones, y el d¨ªa de la lucha contra el crono, el cielo se le oscurece en el horizonte. "Ya me pongo malo la noche anterior a la contrarreloj: desde que me monto en esa bici (se entiende el desprecio con el que habla de la bicicleta contrarreloj) me descuadro". El Chava es un puro despilfarro en la carretera, un compendio ¨²nico de contraindicaciones, un atentado a la raz¨®n, una reducci¨®n al absurdo de las leyes de la f¨ªsica de Newton. No conserva la posici¨®n apenas unos kil¨®metros, no es capaz de mantener una velocidad de crucero, juega con el coeficiente aerodin¨¢mico, desparrama su potencia por la cuneta. ?Est¨¢te quieto un momento Chava! Pero el Chava se mueve, para, arranca, se levanta, se distrae, se aburre, se desespera. "S¨¦ que voy a sufrir y que mi sufrimiento no va a tener ninguna recompensa. Lo doy todo. Corro hasta reventar, pero nada".
Chava ha llegado a un punto de cristiana resignaci¨®n ("Dios me ha dado el don que tengo y no me cambiar¨ªa por nadie"). Lo curioso es que esa resignaci¨®n alcanza a todo su entorno en el equipo Banesto, sea el director, el m¨¦dico o los mec¨¢nicos...
"Realmente es una paradoja", dice Jes¨²s Hoyos, m¨¦dico del equipo. "Posiblemente, ser¨ªa interesante hacer una biopsia de sus m¨²sculos para averiguar por qu¨¦ es un hombre tan ¨¢gil y no un escalador de potencia. Respecto a sus problemas con la contrarreloj, podr¨ªamos hablar de una mala educaci¨®n, de malos h¨¢bitos en sus comienzos como ciclista. Ahora es muy dif¨ªcil cambiarle". "No hemos logrado que pase de ser un buen escalador, as¨ª que procuramos no sacarle de quicio", responde Eusebio Unzue, su director, que adopta para este caso en especial un tono paternalista. La exposici¨®n de Jim¨¦nez es de una sinceridad aplastante: "Caliento hasta mal, lo s¨¦, siempre me pasa lo mismo". Jim¨¦nez se acerca al rodillo, posiblemente est¨¦ encoraginado, quiera hacerlo bien, y si tiene que hacer diez minutos, hace 40 y toma la salida casi deshidratado.
El t¨²nel de viento
Jim¨¦nez visit¨® hace unos meses un t¨²nel del viento cerca de Torrej¨®n. Fue una operaci¨®n con todo un enganche publicitario, propio de todo lo que rodea al Chava, incapaz de pasar desapercibido: c¨¢maras de televisi¨®n, decenas de periodistas, cient¨ªficos de bata blanca, cables, aparatos de medici¨®n, tecnolog¨ªa punta a su servicio. El operativo ocultaba una maniobra de seducci¨®n: convencerle de que bastaba con unos peque?os retoques en su estilo para obtener una gran rentabilidad. Pero nadie pudo enga?ar al Chava. No se le enga?a f¨¢cilmente. Tampoco puede afirmarse que el corredor no haya hecho un esfuerzo por mejorar, que su entorno no haya cometido errores con su caso. Despu¨¦s de algunos a?os, se accedi¨® a dejarle una bicicleta especial para que se entrenara por su cuenta. Lo hizo, practic¨® el ciclismo tras coche. Pero luego, lleg¨® a una contrarreloj oficial y el equipo hab¨ªa cambiado el modelo de bicicleta. Y ya no era lo mismo: ni la posici¨®n, ni las medidas. Y Chava reafirm¨® la impresi¨®n de que es un hombre unido a un destino: dar el espect¨¢culo en la monta?a.
Hoy ser¨¢ un mal d¨ªa para ¨¦l. Actuar¨¢ sin referencias. No son ¨²tiles en su caso. ?l mismo las desestima: por ejemplo, el a?o pasado, en Fuenlabrada, lleg¨® a hacer la mejor contrarreloj de su vida y Chava no traga. "Lo se, pero no me enga?o: era la ¨²ltima crono de la Vuelta y qued¨® claro que me quedaban m¨¢s fuerzas que a otros. Nada m¨¢s".
?Perder¨¢ cuatro minutos? ?Perder¨¢ cinco?, ?perder¨¢ lo que no est¨¢ escrito? Imposible el c¨¢lculo. En el caso de Jim¨¦nez no habr¨¢ liturgia hoy, ni visualizaci¨®n detallada del recorrido, ni elecci¨®n de los desarrollos adecuados, ni consejos t¨¦cnicos. Se levantar¨¢ con el cuerpo cambiado, maldecir¨¢ el d¨ªa, quiz¨¢s ponga cara de funeral, procurar¨¢ conservar la calma y se descuadrar¨¢ en cuanto se suba a la bicicleta. Son los s¨ªntomas de su alergia a la contrarreloj. Un caso, al parecer, incurable. Un detalle m¨¢s que confirma que Jim¨¦nez es un ejemplar digno de estudio: es una excepci¨®n que pone en cuesti¨®n todas las reglas.
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