F¨¢rmacos en Internet
El Congreso Mundial de Farmacia, reunido en Barcelona, ha alertado del fraudulento y peligroso comercio de f¨¢rmacos que usa la red para desplegarse por todo el mundo. Pero no todas las pr¨¢cticas denunciadas deben merecer el mismo juicio, ni conviene confundir lo accesorio con lo esencial. Es evidente que Internet facilita el comercio a trav¨¦s de las fronteras, pero no de un modo cualitativamente distinto a como lo hacen el tel¨¦fono o el fax: es un instrumento m¨¢s de la globalizaci¨®n econ¨®mica, cuyos fundamentos son la desregulaci¨®n y la abolici¨®n de obst¨¢culos a la libre circulaci¨®n de mercanc¨ªas. Si se autoriza el comercio universal, es natural que ofertantes y demandantes de bienes y servicios utilicen todos los medios a su alcance. Otra cosa es que se ofrezcan productos ilegales o peligrosos. Pero en este caso es la fabricaci¨®n y la venta de estos productos lo m¨¢s inquietante, no la utilizaci¨®n de determinado medio para poner en contacto a los actores de la compraventa. Ni siquiera es Internet el canal por el que discurren los productos f¨ªsicos, sino los servicios de transporte de mercanc¨ªas, p¨²blicos o privados.
Los medicamentos deben cumplir determinadas normas para ser fabricados y comercializados. Pues bien, h¨¢ganse cumplir con todo rigor esas normas, independientemente de que se promocionen a trav¨¦s de folletos en los buzones o a trav¨¦s de la red. Un problema especial es la distinta regulaci¨®n de los medicamentos en los diferentes pa¨ªses de la Uni¨®n Europea; por ejemplo, productos que exigen receta en un pa¨ªs y no en otro. Habr¨¢ que armonizar la ley, pero ello es independiente de que se adquieran por Internet. Lo mismo ocurre en venta directa.
En cuanto a la informaci¨®n err¨®nea, ilusoria o da?ina, se trata tambi¨¦n de un problema m¨¢s general. Las televisiones, por ejemplo, nos ofrecen de vez en cuando seudoinformaciones m¨¦dicas que llegan a m¨¢s personas que la suma de todos los internautas. El hecho de que Internet multiplique las posibilidades de enga?ar o defraudar permite llamar la atenci¨®n sobre pr¨¢cticas ya existentes. El tir¨®n publicitario de todo lo que tiene que ver con la red puede ser excusa para actuar -con medidas de control o con normas m¨¢s afinadas- sobre los desajustes que los nuevos medios ponen de manifiesto en determinadas parcelas de la actividad social.
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