El primer 'dosmil' de la sierra

Como la estupidez humana se ha extendido a lo largo y ancho del orbe, y ya s¨®lo puede crecer a lo alto, ahora hay tipos que se dedican a recorrer las sierras sin otro prop¨®sito que coronar el mayor n¨²mero de cumbres en el menor tiempo posible. En los Pirineos, la cosa se llama tresmilismo, y el h¨¦roe de la cosa es Mikel Capdevilla, un osado que se ha despachado las 212 cimas de m¨¢s de 3.000 metros de altura que hay en esa cordillera en s¨®lo 30 d¨ªas.En nuestra sierra, de momento, esta pr¨¢ctica innombrable no tiene nombre -aunque bien podr¨ªa llamarse dosmilismo-, pero existe una gu¨ªa editada por Desnivel, Los dosmiles de Guadarrama, que parece escrita ad hoc para la cosa. El autor, que se ha tomado la molestia de contarlos, asegura que hay 103 puntos en estas monta?as que superan los 2.000 metros de altura. De ellos, 30 corresponden a cumbres principales y el resto, a cimas secundarias, a collados y a cotas que aparecen sin nombre en los mapas y que seguir¨¢n sin ¨¦l porque, con las prisas, nadie va a pararse a preguntarles a los pastores c¨®mo le dicen a aquella morra o a esotra pingorota.

A toda mecha

Si alg¨²n individuo sucumbiera al fren¨¦tico deseo de recorrer a toda mecha el espinazo del Guadarrama -que, como nadie ignora, se extiende a lo largo de casi cien kil¨®metros, desde El Escorial hasta Somosierra-, el primer dosmil que se topar¨ªa ser¨ªa la pe?a del ?guila, la cual se alza a 2.011 metros, entre Cercedilla y El Espinar; o, lo que es lo mismo, entre el valle de la Fuenfr¨ªa y la garganta del r¨ªo Moros. Pero lo m¨¢s seguro es que ese sujeto ni siquiera pisara los montes de El Escorial -?para qu¨¦?: el Abantos mide s¨®lo 1.753 metros y, si por esta clase de gente fuera, podr¨ªa quemarse 100 veces se-guidas-, sino que subir¨ªa derechamente al primer dosmil desde Cercedilla, trepando desde el hospital de la Fuenfr¨ªa por la vereda de la Pi?uela y el collado de Cerromalejo; salvando unos repechos, en fin, que carcaj¨¦ense del Angliru. ?Ja!

A nosotros nos parece que, salvo que uno se haya apostado una mariscada o vaya huyendo de la justicia, para subir a la pe?a del ?guila, lo m¨¢s l¨®gico es dejar el coche en el aparcamiento de Majavil¨¢n, en las Dehesas de Cercedilla, y ganar suavemente altura por el fondo de valle, siguiendo el empedrado de la calzada romana. En una hora y media, a lo sumo, estaremos en el puerto de la Fuenfr¨ªa. Y en otra media, caminando a mano izquierda por la Calle Alta -prolongaci¨®n de la pista forestal que viene de Navarrulaque-, alcanzaremos la marcada depresi¨®n del collado de Marichiva.

Franqueando el murete que delimita los t¨¦rminos de Cercedilla y El Espinar, y sigui¨¦ndolo hacia el sur por senda evidente, ganaremos la cumbre de la pe?a del ?guila cumplidas tres horas de pausado caminar. Es la cima una loma pelada -sin mucha gracia, la verdad-, en la que aparte del muro divisorio, nada hay, ni vegetal ni mineral, que alegre la vista..., pero tampoco que la estorbe. De ah¨ª, el inmenso panorama: al sur, tendremos la riscosa Pe?ota; a poniente, la garganta pinariega del r¨ªo Moros, el caser¨ªo de El Espinar, la sierra de Malag¨®n y los montes de El Escorial; al norte, el c¨®nico Mont¨®n de Trigo, la Mujer Muerta y la sierra de Quintanar; a naciente, el valle de la Fuenfr¨ªa, Siete Picos, la Bola del Mundo y la Maliciosa. Y mucho m¨¢s all¨¢, a trav¨¦s de la escotadura del puerto de la Fuenfr¨ªa, veremos alzarse Pe?alara, que con sus 2.430 metros, es la reina absoluta de los dosmiles del Guadarrama.

El regreso, para variar, lo haremos volviendo al collado de Mafichiva y bajando a pico por la vereda del Poyal de la Garganta -se?alizada con c¨ªrculos rojos- hasta el hospital de la Fuenfr¨ªa, que queda a un kil¨®metro del punto de partida. Esta empinad¨ªsima vereda -s¨®lo apta para la bajada- es otra de las que se empe?an en seguir los coleccionistas de dosmiles en sus fren¨¦ticos ascensos, olvidando el dicho: "Sube como un joven y llegar¨¢s como un viejo".