LA CR?NICA La minifalda GUILLEM MART?NEZ
Dejad que los intelectuales se acerquen a m¨ª. Reuni¨®n de la intelectualidad europea para darle su apoyo a Maragall. Est¨¢n todos. Si hubiera un campeonato internacional de tunas universitarias, esta selecci¨®n europea ganar¨ªa por KO a la selecci¨®n de Ocean¨ªa. Maragall fue apoyado non stop durante la tira de horas de simposio al uso, de lo que se deduce que un perito industrial o un sexador de pollos tarda en dar su apoyo a quien sea lo que tarda en palmear la espalda de la persona sensible de ser apoyada -plaf-plaf-, mientras que un intelectual, por lo visto, tarda chorrocientas horas en hacer plaf-plaf. Deducci¨®n: si alg¨²n d¨ªa quiere sacarse una hipoteca y necesita que alguien le avale, no le pida su apoyo a su cu?ado intelectual. Tambi¨¦n le dir¨¢ que no -plaf-plaf-, pero durante horas. El precio de las cosas. Tras la cosa, algunos grandes ide¨®logos se fueron pitando a cualquier pa¨ªs. Menos a Timor. Otros se fueron arreando al Hivernacle, que hab¨ªa cena y encuentro con los intelectuales locales. Primera met¨¢fora del intelectual: la cena de Maragall con los empresarios fue a 100.000 calas el cubierto, mientras que ¨¦sta es por la cara, de lo que se desprende que un intelectual tiene, en el ranking planetario de precios, un PVP asombrosamente barato. Otra met¨¢fora. Tras 15 minutos de investigaci¨®n de campo en el Hivernacle, llego a la conclusi¨®n de que, snif, no hay ninguna intelectuala con minifalda. El todo y la nada se parecen mucho, de lo que se desprende que todos los reunidos, en nuestra negativa a usar minifalda, es como si fu¨¦ramos con minifalda. Ir con alguien con minifalda a la vera mola. Los intelectuales por aqu¨ª abajo son, posiblemente, la chica de la minifalda que va al lado de los pol¨ªticos cuando toca salir. El intelectual, cuando los pol¨ªticos salen -una vez cada cuatro a?os-, queda result¨®n. Otra sospecha: el pol¨ªtico necesita al intelectual cada cuatro a?os. Quiz¨¢ el intelectual -el profesional de la cultura en un mercado muy reducido de cultura- necesite al pol¨ªtico durante cuatro a?os cada cuatro a?os. En ese sentido, Pujol es m¨¢s pragm¨¢tico que Maragall. No paga cenorrios a los intelectuales, sino que los encoloma en alguna fundaci¨®n y deja que se vayan probando minifaldas durante cuatro a?os, que ya paga ¨¦l. La formulaci¨®n pujoliana del intelectual es de las m¨¢s acertadas que hay en la Pen¨ªnsula, por lo que me temo que cualquier otra se le debe de parecer mucho. La "intelligentsia" Mary Quant. Avanzo por el Hivernacle. Con minifalda. Lo cual es un l¨ªo para sentarse y que no se te vea el triangulillo. Desde este estado de confusi¨®n de lucha contra el triangulillo observo la cosa. Mucho gestor cultural. Ignoro en qu¨¦ consiste ese trabajo. Jack Lang lo era. Y Goebbels. El consejero Comas, que bebe de ambas fuentes, pues supongo que tambi¨¦n. Alg¨²n amigote de TV-3 que desde que alg¨²n diario empez¨® a cantar previsiones de voto ha descubierto que siempre fue socialdem¨®crata en el exilio interior. Y ha optado por otra minifalda. Escritores king-size. Escritores incomprendidos. Escritores incompresibles. Artistas que s¨®lo act¨²an en el Grec a cambio de ir en minifalda. Un se?or al que Maragall le dio una Ciutat del Teatre por el sistema Fabulous Catalonian President. Actores. Cantantes en catal¨¢n y en castellano que no le dan mucha importancia a esos dos hechos. Mucha gente de 50 a?os. Poca de 20. Pol¨ªticos -tambi¨¦n muy pocos de 20-: en un momento dado, se arrejuntan en un metro cuadrado Borrell, Maragall, Leguina y Clos. As¨ª, de lejos, con tanto pelo blanco, parecen el Comit¨¦ anti-Grecian 2000. Por ah¨ª fluye Serra, el hombre que, si la cosa al final funciona, habr¨¢ sido protagonista de dos cambios, por lo que con su presencia invita a meditar sobre el concepto cambio. La ex ministra Alborch circula por ah¨ª ri¨¦ndose de la Luna, en plan personaje de Peggy Sue se cas¨®, primera escena. Mientras todo esto sucede, en un escenario un grupo de poetas realiza un recital titulado Poemes pel canvi. Lo escucho. Luego miro mi rostro reflejado en un vidrio. No he cambiado. No me gusta que a los toros te pongas la minifalda. Cenorrio. La intelectualidad se mancha la americana mientras come de pie. Maragall avanza por la escenograf¨ªa con la americana sujeta con un dedo, a su vez apoyado en el hombro. Iconograf¨ªa internacional: parece un Kennedy. Iconograf¨ªa local: parece Raphael. Algunos intelectuales hablan de las llamadas que le ha costado a la organizaci¨®n convocarles. Al final han venido por deferencia. Esta tarde alg¨²n intelectual me ha explicado, mosqueado, que ni siquiera les ha llegado una carta de invitaci¨®n al acto, aunque tambi¨¦n se mor¨ªan por ofrecer la deferencia, porfa. La deferencia de llevar minifalda, por lo visto, no es decisi¨®n del intelectual. O s¨ª.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.