Sobre el sonido en las aulas
Ante las recientes manifestaciones del se?or Ruiz-Gallard¨®n a prop¨®sito de elevar la ense?anza musical al lugar que se merece, con varias medidas entre las que destaca el aumento del n¨²mero de clases semanales de esta asignatura, quisiera transmitir al presidente de nuestra Comunidad una felicitaci¨®n y una seria advertencia.La felicitaci¨®n es merecida: Ruiz-Gallard¨®n rompe con una lamentable tradici¨®n de sordera musical en la clase pol¨ªtica, que ha convertido Espa?a en un vergonzoso feudo de la ignorancia musical. Esta sordera ha provocado, entre otros males, que el estudio de la m¨²sica nunca haya alcanzado aqu¨ª ese lugar de privilegio que ocupa y siempre ha ocupado en las grandes civilizaciones de la humanidad. A pesar de tanta ineptitud, lo cierto es que nuestro pa¨ªs cuenta desde hace siglos con un excepcional patrimonio sonoro. Escrib¨ªa ClaudeDebussy en 1913 que, para ¨¦l, ese patrimonio hab¨ªa resultado toda una revelaci¨®n, un "... inestimable tesoro que dorm¨ªa en los cantos de la antigua Espa?a". Se refer¨ªa especialmente a "... esa admirable m¨²sica popular, donde tanto ensue?o se mezcla con tanto ritmo, haciendo de ella una de las m¨¢s ricas del mundo". En t¨¦rminos similares hablaba Debussy de nuestros grandes maestros de la polifon¨ªa y de compositores m¨¢s cercanos en el tiempo. Pues bien, ?qu¨¦ nos queda hoy de todo eso, qu¨¦ cultura musical tiene realmente el ciudadano de a pie, y cu¨¢l es la opini¨®n de ese mismo ciudadano acerca de la impor-tancia de la m¨²sica como asignatura?
Volviendo a las declaraciones del se?or Ruiz-Gallard¨®n recogidas por la prensa, se desprende de ellas, sin embargo, que este gobernante parece ignorar las malas condiciones en que se imparte la m¨²sica en muchos centros oficiales. En efecto, la mayor¨ªa de los institutos de ense?anza secundaria utiliza como aula de m¨²sica un espacio de p¨¦sima ac¨²stica, rectangular, con obra de ladrillo, hormig¨®n y aluminio, y sin apenas material alguno que absorba el sonido. En estas condiciones dar clase de m¨²sica, o simplemente escucharla, llega a ser penoso.
Pero cuando un modesto profesor de la especialidad, como el que escribe, reclama una mejora en la calidad del sonido del aula a los representantes del ministerio (ahora Comunidad de Madrid), directivas de centro, asociaciones de padres, etc¨¦tera, parece que se estuvieran quejando del color de la pizarra. El problema ac¨²stico de los institutos es terrible pero nadie habla de ¨¦l. Incluso centros reci¨¦n construidos tienen por aula de m¨²sica una verdadera caja de zapatos, y en el resto del edificio la situaci¨®n es parecida. Hasta es posible que el tristemente famoso problema del fracaso escolar tenga que ver con esta cuesti¨®n m¨¢s de lo que se cree. Recordemos que en una clase el 90% de la informaci¨®n se transmite a trav¨¦s del sonido (voz-o¨ªdo).- .
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