Por un papel
Todo comenz¨® con motivo de un regalo. Hab¨ªamos salido muy contentas del convento de Santa In¨¦s, la primera exposici¨®n que visit¨¢bamos despu¨¦s del verano y fuimos andando al centro en busca de un regalo de cumplea?os. Entramos en una buena tienda, de las que venden objetos de calidad, y encontramos lo que dese¨¢bamos, pero con tan mala fortuna que nos metieron la compra en lo ¨²nico que ten¨ªan: en una bolsa de pl¨¢stico. Y nos indignamos. Yo no s¨¦ porqu¨¦ nos indignamos tanto y salimos despotricando de las bolsas, los escaparates y las tiendas de Sevilla. Total, por un papel. No era para tanto, pero s¨ª es verdad que entre los vistosos envoltorios de otras tiendas de grandes ciudades -en las que cuidan del continente m¨¢s que del contenido- y la bolsa de pl¨¢stico, digo yo que puede haber un t¨¦rmino medio satisfactorio. Pero es muy nuestro eso de ahorrarnos la tonter¨ªa del papel y la cinta, no tanto por taca?er¨ªa como por pereza, tal como ahorramos imaginaci¨®n en algunos escaparates por los que no pasa el tiempo ni la inspiraci¨®n. Como filosof¨ªa de la vida tiene su sentido pr¨¢ctico, pero desde el punto de vista comercial lo dudo, a no ser que sean tontos los que gastan dinero, tiempo y esfuerzo en agradarnos con una cinta y un papel. No es que aqu¨ª no podamos hacer las cosas bien, podemos hacer maravillas, pero es como si nos costara trabajo descender al detalle. O, mejor dicho, que tenemos todo el detalle concentrado en nuestras procesiones: nos importa much¨ªsimo el detalle durante una semana al a?o y ah¨ª se agota. Por poner un ejemplo, no me imagino la carrera oficial con butacas de pl¨¢stico de colores, pero no nos importa verlas alrededor de nuestros monumentos el resto del a?o, interrumpidas por contenedores de basura, su efluvio mezclado con el de los excrementos de los caballos que esperan a los turistas junto a la Catedral. De todo eso hablamos y mucho m¨¢s, con la bolsa de pl¨¢stico colgando del brazo y encendidas por la indignaci¨®n que nos produjo el hecho de que en una tienda de lujo no tuvieran papel para envolver regalos, que tampoco es tan importante, total, es s¨®lo un detalle m¨¢s.BEGO?A MEDINA
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