Diagn¨®stico de Pujol FRANCESC DE CARRERAS

"?C¨®mo est¨¢ el enfermo? ?Cu¨¢l es su diagn¨®stico, doctor?". Esta pregunta, habitual en los hospitales y cl¨ªnicas, se aplica hoy tambi¨¦n a cualquier tipo de an¨¢lisis objetivo sobre las realidades m¨¢s variadas con el fin de dar orientaciones de futuro. Las encuestas de los institutos de opini¨®n m¨¢s solventes han ofrecido, en los ¨²ltimos d¨ªas, unos datos sobre las pr¨®ximas elecciones auton¨®micas que pueden resumirse en una concisa f¨®rmula: "empate t¨¦cnico" entre Pujol y Maragall. Sin embargo, faltan m¨¢s de tres semanas para que las urnas suministren el definitivo e inapelable resultado y cualquier pron¨®stico es aventurado. Lo que s¨ª puede afirmarse con seguridad es que las elecciones catalanas ser¨¢n m¨¢s disputadas que nunca y que, por una vez, los d¨ªas que faltan de campa?a ser¨¢n decisivos para el resultado final. Los diagn¨®sticos que no tienen car¨¢cter m¨¦dico se suelen hacer hoy en d¨ªa se?alando los puntos d¨¦biles y fuertes de los actores de una determinada situaci¨®n. Dos son los protagonistas principales y hay varios m¨¢s secundarios. Ce?iremos el an¨¢lisis de hoy a los puntos fuertes y d¨¦biles del actual presidente para seguir en art¨ªculos sucesivos con las dem¨¢s candidaturas. Tres son los puntos fuertes de Pujol. En primer lugar, su indudable carisma personal. El llamado pujolismo va m¨¢s all¨¢ que el estricto ¨¢mbito de CiU. Si bien con un cierto desgaste, Pujol todav¨ªa conserva una autoridad que, en las elecciones auton¨®micas, le ha reportado siempre excelentes resultados. En segundo lugar, Pujol es el l¨ªder indiscutible de los sectores nacionalistas y, en este aspecto, agrupa un amplio espectro que va desde sectores moderados a los m¨¢s fundamentalistas. En estas elecciones, ello va a perjudicar muy probablemente a Esquerra Republicana, cuya famosa "equidistancia" entre CiU y el PSC convence a muy pocos. Si Carod-Rovira sigue en la posici¨®n actual -y ahora no le es f¨¢cil cambiar-, bastantes votantes habituales optar¨¢n por el voto ¨²til: los que quieren un cambio por Maragall y aquellos a quienes les aterra el cambio por Pujol. El l¨ªder de ERC es, sin duda, Carod; pero el l¨ªder de muchos de los votantes habituales de ERC no es otro que Pujol y, en momentos de duda, los humanos solemos apostar por la seguridad. En tercer lugar, en el haber de Pujol -tambi¨¦n, como veremos, en el debe- hay que cuantificar los intereses y la inercia que crean veinte a?os de poder. Cambiar el voto, en general, cuesta bastante: sobre todo exige mucha m¨¢s reflexi¨®n que seguir apostando por lo de siempre. Si pasamos a los puntos d¨¦biles, Pujol tiene un amplio flanco negativo con gran peso en la opini¨®n p¨²blica: los casi veinte a?os de gobierno. Sin embargo, este mero hecho no ser¨ªa tan relevante si no coincidieran otros factores. En primer lugar, su proyecto actual, el que presenta a estas elecciones, no es otra cosa que m¨¢s de lo mismo: aumentar el techo competencial, alcanzar una mejor financiaci¨®n de la Generalitat, lograr algo tan metaf¨ªsico como el denominado "definitivo encaje" -que nunca llega- de Catalu?a en Espa?a (o en Europa, porque en este terreno nada est¨¢ claro). Con este mensaje puede lograr agrupar a los nacionalistas que todav¨ªa creen en Catalu?a como "problema pendiente", pero no a aquellos que est¨¢n muy fatigados con la imagen de una Catalu?a victimista y reivindicativa. Efectivamente, muchos de sus antiguos votantes -hoy decepcionados- creen que la Generalitat ya dispone de los principales instrumentos para resolver los problemas concretos de los ciudadanos de Catalu?a y s¨®lo una mala acci¨®n de gobierno y una deficiente gesti¨®n de los caudales p¨²blicos es la causa de los d¨¦ficit de la Catalu?a actual. La ret¨®rica nacionalista daba buenos r¨¦ditos -plenamente justificados- cuando no ten¨ªamos autonom¨ªa o cuando ¨¦sta se estaba construyendo. Con una Generalitat asentada, lo que debe importar es la gesti¨®n pol¨ªtica: educaci¨®n, sanidad, infraestructuras, medio ambiente, libertades, justicia. Pero, en segundo lugar, el proyecto actual de Pujol no es nada claro y tiene notorias vacilaciones y contradicciones en su formulaci¨®n. La baja de Miquel Roca y el ascenso a la direcci¨®n de CiU de una nueva generaci¨®n de j¨®venes nacionalistas radicales, auspiciada por Pujol, ha creado en amplios sectores de votantes convergentes una notoria desorientaci¨®n que se puso de manifiesto en la visible abstenci¨®n de las ¨²ltimas elecciones locales. Asustado Pujol por esta reacci¨®n de parte de su hasta ahora fiel electorado, las listas convergentes han incluido a ciertos roquistas hace tiempo desplazados -Eug¨¨nia Cuenca, Recoder, Camps- y han excluido a los m¨¢s importantes jefes de fila de la nueva generaci¨®n, como es el caso de Felip Puig y Joaquim Triad¨². Nos encontramos as¨ª con la contradicci¨®n de que el programa convergente es propio del radicalismo que actualmente manda y la lista electoral es muy parecida a la de antes. Pujol da muestras de inseguridad, dudas, vacilaciones y nerviosismo. No es el de otros tiempos. Faltan tres semanas. Seguiremos con el diagn¨®stico de los dem¨¢s candidatos.