Cabeza de Cadalso
Pinares, vi?edos, canteras y restos de un poblado medieval salpican este picacho de la sierra Oeste
"Morir¨¦is en Cadalso", dicen que le dijo una adivina a don ?lvaro de Luna. Y el condestable -que acostumbrado a hurtar lo ajeno, crey¨® poder tambi¨¦n hurtarse al destino- no volvi¨® a pisar Cadalso de los Vidrios, que a la saz¨®n era aldea de Escalona, una entre mil de su vasto se?or¨ªo. Mas al fin -es fama-, don ?lvaro perdi¨® la privanza del rey, y con ella, en 1453, la cabeza en un cadalso de Valladolid, verific¨¢ndose as¨ª el augurio con min¨²sculas y el may¨²sculo lamento que en su boca puso Santillana: "?Qu¨¦ se fizo la moneda / que guard¨¦ para mis da?os / tantos tiempos, tantos a?os, / plata, joyas, oro ¨¦ seda? / Ca de todo non me queda / si non este cadahalso...". Los peritos en top¨®nimos aseguran que el nombre de Cadalso equivale a lugar fortificado -tal es, poco m¨¢s o menos, la tercera acepci¨®n que de cadalso da la Real Acadernia-, pero no se?alan cu¨¢l es o fue esa fortaleza, porque no les pagan por concretar. En el Cat¨¢logo de castillos, fortificaciones y recintos amurallados de la Comunidad de Madrid, consta que la muralla de Cadalso de los Vidrios, de la que s¨®lo queda un fragmento en la calle Real, era obra de finales del XIV, mientras que el nombre del pueblo aparec¨ªa ya en documentos del siglo anterior. Castillo no hubo, ni antes ni despu¨¦s: el marqu¨¦s de Villena empez¨® a erigir uno tras la muerte de don ?lvaro, pero no lo termin¨®, y tampoco est¨¢ claro que se aprovecharan sus ruinas para construir el espl¨¦ndido palacio de los duques de Fr¨ªas. El cat¨¢logo s¨ª registra, en cambio, la existencia de restos de un poblado fortificado, acaso ¨¢rabe, en la vecina pe?a Mu?ana, y esto es motivo asaz para que subamos a indagar.La pe?a Mu?ana, Muniana o de Cadalso -que de las tres formas se llama- levanta su cabeza gran¨ªtica a la vera misma del pueblo, 240 metros por encima de ¨¦ste y 1.044 sobre el nivel del mar. A poco que uno se fije, ver¨¢ claramente por d¨®nde hay que hincarle el diente, pues si bien la vertiente septentrional -ladera izquierda, seg¨²n se mira desde Cadalso- parece suave y pinariega, la cara sur se intuye resbaladiza, bronca y arisca como un gato en remojo.
El camino por el norte, en efecto, resulta ser algo m¨¢s accidentado que la calle de Preciados, pero poco m¨¢s. Saliendo de Cadalso por la carretera de Pelayos, nos plantaremos en un cuarto de hora ante la puerta del c¨¢mping El Pinar de Cadalso, y en diez minutos m¨¢s, siguiendo la pista de tierra y balasto que aqu¨ª mismo nace, alcanzaremos una vi?a cercada con una alambrada. Cien metros m¨¢s adelante, sale a la derecha un caminito que sube hasta unas canteras abandonadas, en las que tiraremos a la izquierda por una n¨ªtida senda -se?alizada m¨¢s arriba con hitos y trazos de pintura roja- que nos permitir¨¢ coronar la pe?a como a una hora del inicio. Tres cabezos gran¨ªticos separados por una peque?a explanada central componen la cumbre. En el m¨¢s alto hay una caseta de vigilancia de incendios, un v¨¦rtice geod¨¦sico y un negro crucifijo. Y hay tambi¨¦n las mejores vistas: al noroeste, Gredos; al noreste, Guadarrama; entre ambas sierras, el tajo del Alberche; a nuestros pies, los tejados de Cadalso, y por doquier, un mar de pinos pi?oneros y resineros, ej¨¦rcitos de vides y canteras de piedra berroque?a.
El cabezo meridional -unos diez metros m¨¢s bajo- depara la sorpresa de un bosquete de arces. El occidental, un ro¨ªdo muro de calicanto, probable vestigio de una torre defensiva. Mientras que la explanada central presenta abundantes restos de una cerca perimetral de mamposter¨ªa a hueso, ruinas circulares de m¨ªseros chozos y un sill¨®n natural de granito, a modo de trono, que sin duda prob¨® alguno de los pobladores sinti¨¦ndose un rey entre tanta estrechez. ?Pero qui¨¦nes fueron aquellos infelices? Quiz¨¢ moros -se dice en el mentado cat¨¢logo-, que tras la Reconquista cristiana, en el siglo XII, siguieron llevando aqu¨ª una vida montaraz, marginal, insegura, condenados para s¨¦cula a expiar su derrota en este alto cadalso de piedra.
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