Se desploma un misterio
Una fuga de agua destruye la cripta m¨¢gica de Titulcia
Ten¨ªa que llegar. Y lleg¨®. Fue ayer a mediod¨ªa. Las entra?as de la m¨¢gica localidad madrile?a de Titulcia, cerca de Ciempozuelos, se vencieron por la erosi¨®n silenciosa del agua manada de la rotura de una tuber¨ªa de agua del Canal de IsabelII. Un profundo boquete de ocho metros de anchura se abri¨® en el suelo de una calle, junto a un mes¨®n cuyo frontal reza: "Hoc signo vinces".Pero no fue un socav¨®n m¨¢s. El desplome del pavimento arras¨® la b¨®veda subterr¨¢nea de dos de las cuatro galer¨ªas que, en forma de cruz, parten de una rara c¨²pula subterr¨¢nea, de diez metros de alzado, que en su interior se alberga desde tiempo inmemorial. Salvo en la Capadocia turca, no existe en Europa un recinto cupulado de estas caracter¨ªsticas, aseguran los expertos.
La trama del conjunto subterr¨¢neo desplomado ayer trazaba bajo el suelo de esta villa, de nombre romano, pero poblada a¨²n antes por carpetanos y celtas, una extra?a configuraci¨®n de proporciones num¨¦ricas que ha proyectado sobre Titulcia las sombras de un misterio sin descifrar. Armando Rico, de 72 a?os, agricultor primero y mesonero despu¨¦s, es el propietario de la Cueva de la Luna, que as¨ª se llama la cripta, y el mejor conocedor de los arcanos que oculta en su oscuro seno. ?l regenta un mes¨®n justo encima de la c¨²pula subterr¨¢nea.
Surcada de cerca por los r¨ªos Jarama y Taju?a, encaramada en un cerro llamado Cerr¨®n, con apenas un millar de habitantes y cultivos de ma¨ªz, ajos y los melones, la historia registr¨® en Titulcia fen¨®menos considerados extraordinarios. La Orden Templaria, cuyo saber militar y m¨¢gico hizo temblar a tantos monarcas medievales, situ¨® en esta gruta, hundida parcialmente ayer, una de sus extra?as criptas. Sobre sus muros dej¨® el Temple s¨ªmbolos octogonales que el agua quiz¨¢ haya borrado para siempre. Estudios minuciosos de c¨®dices y legajos, emprendidos por Armando Rico, visados por algunos acad¨¦micos, demostraron que sobre esta villa apareci¨® una noche de invierno de 1509 una enorme cruz celeste. El cardenal Xim¨¦nez de Cisneros, que pernoctaba en la villa en marcha hacia el rescate de manos sarracenas de la ciudad argelina de Or¨¢n, crey¨® ver en ello signo de sanci¨®n divina a su cruzada. Naci¨® una leyenda. Sellada la cueva hasta el a?o 1952, un estudioso alem¨¢n qued¨® fascinado por lo que hall¨® en sus galer¨ªas: la historia de la villa se expresaba en sus muros mediante signos arcaicos, cruces, anagramas y rasgos del paso de a?osas civilizaciones. El paraje fue pasto de peregrinaciones esot¨¦ricas. Vibraciones desconocidas atribularon a algunos de sus m¨¢s sensibles visitantes que el agua, en su callado discurso, trunc¨® s¨²bitamente ayer.
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