Cherchez la femme
JOS? LUIS MERINO Desde el Museo de Bellas Artes de Bilbao se ha tratado la figura y la obra del escultor Julio Gonz¨¢lez (1876-1942), con un cuidado exquisito. Hace tres a?os presentaron la escultura Mujer sentada en sus tres versiones, acompa?ados de una colecci¨®n de dibujos del propio artista. Fue un encuentro formidable con el artista del hierro forjado. En esta ocasi¨®n se muestra la escultura con el t¨ªtulo en franc¨¦s Femme dite "Les trois plis" (Mujer llamada "Los tres pliegues"). Dos esculturas m¨¢s de Julio Gonz¨¢lez apoyan la exposici¨®n, Busto femenino y una versi¨®n de la Mujer sentada III, con el a?adido de numerosos dibujos trazados a partir de principios de este siglo. Al hablar de Julio Gonz¨¢lez es obligado traer a colaci¨®n a Picasso. Cuando Julio Gonz¨¢lez se traslada a Par¨ªs entabl¨® con Picasso una buena y larga amistad. Trabajaron juntos. En sus j¨®venes a?os, Julio Gonz¨¢lez aprendi¨® a trabajar los metales con su padre, que era orfebre y escultor. Como Julio Gonz¨¢lez admiraba el arte creativo de Picasso, le pidi¨® al maestro malague?o autorizaci¨®n para experimentar con un estilo parecido al suyo. Unas palabras de Picasso a Julio Gonz¨¢lez, "t¨² trabajas el metal como si fuera mantequilla", fueron la piedra de toque para que el artista catal¨¢n se diera cuenta de las posibilidades art¨ªsticas que ten¨ªa ante s¨ª. Entonces es cuando le solicita a Picasso que le deje experimentar dentro del estilo suyo. Cosa que Picasso accede gustoso. Era su amigo. Adem¨¢s de basarse en las formas nuevas que Picasso propone al mundo, Julio Gonz¨¢lez se embarca en la idea de mostrarse p¨²blicamente a la hora de hacer escultura. No oculta la artesanalidad que le mueve a trabajar sus esculturas. En lo que ata?e a la Mujer llamada "Los tres pliegues" presenta una parte frontal, donde el corte de las planchas de hierro siluetea un cuerpo de mujer. Triangulaciones agudas irregulares perfilan los contornos del cuerpo. En lo que pod¨ªa ser la falda, el artista toma tres simples tes que est¨¢n en el mercado industrial, las recorta en tres dimensiones, de m¨¢s a menos, y las suelda a las planchas que representan la figura. Unas leves hendiduras, en tres partes de la anatom¨ªa del cuerpo (brazos, cintura e inicio de la falda), consiguen dar a la obra un movimiento de espacio y tiempo. Lo hemos dicho, Julio Gonz¨¢lez muestra c¨®mo ha realizado su obra. Detr¨¢s de las planchas aparecen unas barras de hierro que sirven para que la escultura pueda sostenerse. Utiliza la soldadura aut¨®gena para tal fin. Es verdad que aquello que pod¨ªamos catalogar como tramoya, es decir, esa parte que va detr¨¢s y que hace sostener al todo, no acaba por tener la misma importancia que la visi¨®n directa frontal. Tendr¨¢n que transcurrir unos pocos a?os, para que no existan partes principales y partes secundarias. Otra vez Picasso marca la pauta, al ejecutar dos obras capitales en ese sentido, como son Mujer en el jard¨ªn y Cabeza de mujer, fechadas en 1929 y 1930, respectivamente. En esas esculturas, al poder ejercer una visi¨®n de trescientos sesenta grados, queda eliminado el concepto de partes. No hay delante, ni detr¨¢s, ni costados ni frontalidad alguna posibles. Pero esto no va en desdoro de Julio Gonz¨¢lez, quien tiene que ense?ar a los escultores del futuro no pocos argumentos por d¨®nde tirar hacia adelante, como por ejemplo la utilizaci¨®n positiva del espacio. Unas palabras suyas son esclarecedoras en este sentido: "La uni¨®n de las formas reales con las imaginarias, obtenidas y sugeridas por puntos prefijados o por perforaci¨®n". Picasso y Julio Gonz¨¢lez aportaron su contribuci¨®n de exiliados en el pabell¨®n espa?ol de la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs en 1937, el primero con su Guernica y el segundo con su escultura La Monserrat, que representa a una mujer con un ni?o en brazos, patentizando con ello el sufrimiento de los espa?oles durante la guerra civil.
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