Unos Once muy dispares
Los pa¨ªses que forman parte del euro viven sustanciales diferencias en su actividad econ¨®mica, agravadas por la imposibilidad de acometer pol¨ªticas monetarias y cambiarias propias
Los Once pa¨ªses que adaptaron el euro como moneda com¨²n a principios de a?o est¨¢n atravesando una racha econ¨®mica que no puede calificarse de brillante. El ejercicio comenz¨® con un recorte del crecimiento debido, principalmente, a las repercusiones, tard¨ªas, de la crisis financiera asi¨¢tica, y que se ha traducido en una ralentizaci¨®n del crecimiento de los pa¨ªses m¨¢s fuertes de la eurozona, especialmente Alemania e Italia. Como consecuencia, la cotizaci¨®n del euro, que se revaloriz¨® hasta una media de 1,161 frente al d¨®lar y 134,4 frente al yen en enero, comenz¨® a depreciarse y, en alg¨²n momento, se lleg¨® a temer que se situar¨ªa al mismo valor que el billete verde. Ahora, dejando aparte la apreciaci¨®n de la moneda japonesa frente a las principales divisas, el euro se ha estabilizado en torno a 1,04 d¨®lares, un 11% menos que a comienzos de a?o.La experiencia de estos nueve primeros meses, sin embargo, ha permitido a los analistas constatar los riesgos de una pol¨ªtica monetaria ¨²nica. La convergencia de los tipos de inter¨¦s de los Once se estableci¨® en el 3% (frente al esperado 3,3%), sirviendo a los intereses inmediatos de Alemania y Francia, que necesitaban un dinero m¨¢s barato para impulsar sus econom¨ªas. Esa rebaja, sin embargo, no fue suficiente y, tras las elecciones alemanas, el nuevo ministro de Econom¨ªa, Oskar Lafontaine, comenz¨® una cruzada para que el Banco Central Europeo (BCE) abaratase a¨²n m¨¢s el precio del dinero.
Triunfo "post mortem"
Lafontaine logr¨® su objetivo una vez defenestrado por sus diferencias pol¨ªticas con el canciller Schr?der, y el nuevo tipo de referencia, el 2,5%, permiti¨® alegrar la actividad de esos pa¨ªses. A otros, como Espa?a, les ha servido para incrementar sus tensiones inflacionistas. ?sa es una de las primeras conclusiones del experimento euro: los pa¨ªses perif¨¦ricos, impedidos a trazar su propia pol¨ªtica monetaria y cambiaria, deben adaptarse a las necesidades de los pa¨ªses centrales.
La crisis yugoslava forz¨® un par¨¦ntesis en la recuperaci¨®n de la confianza. En los tres primeros meses del a?o la actividad econ¨®mica de los Once fue muy discreta, con un crecimiento del PIB del 1,8%, frente al 2% del ¨²ltimo trimestre de 1998. Pero en lo que resta de ejercicio, los expertos auguran una clara recuperaci¨®n, que permitir¨¢ cerrar el a?o con un aumento del PIB del 2,1% (frente al 3,7% de Estados Unidos) gracias al buen comportamiento de la producci¨®n industrial y al consumo interno, que comienza a frenar su descenso.
El mantenimiento de las expectativas de los consumidores, por otra parte, no ha sido ajeno a la estabilidad de la tasa de paro, en tono al 10,3%, y al leve incremento salarial (1,8%). Todo ello ha permitido que la inflaci¨®n permanezca por debajo del objetivo del BCE (2%). El IPC armonizado se situaba en el 1,2% el pasado julio, lo que demuestra la inexistencia de tensiones de precios en el ¨¢rea a pesar del fuerte incremento de los precios del petr¨®leo. En cualquier caso, el comportamiento de los socios de la eurozona sigue siendo muy dispar y la m¨¢xima preocupaci¨®n es no incrementar los d¨¦ficit fiscales. Los pa¨ªses perif¨¦ricos se muestran mucho m¨¢s activos que los centrales. As¨ª, Irlanda prev¨¦ crecer este a?o un 7,5%, Finlandia un 3,6%, Portugal un 3% y Espa?a un 3,7%. En el caso espa?ol, queda patente la dificultad de armonizar crecimiento e inflaci¨®n (el Gobierno ha elevado la previsi¨®n para este a?o desde el 1,8% al 2,4%) cuando no se cuenta con la posibilidad de actuar sobre la pol¨ªtica monetaria y cambiaria propias.
Alemania, la primera econom¨ªa de la zona, ofrece a los analistas una serie de datos de lectura equ¨ªvoca y pocos se decantan por afirmar que ese pa¨ªs tiene las cosas bien amarradas. Bien es cierto que se ha revisado al alza el crecimiento hasta cerca del 2% (desde el 1,5% de principios de a?o), pero en los tres primeros meses el PIB s¨®lo ha crecido un 0,8%, mientras que la producci¨®n industrial sigue en tasas negativas desde enero (1,3% en tasa internanual a junio). Ademas, la salida de Lafontaine ha abierto una seria crisis pol¨ªtica en la coalici¨®n gubernamental (socialdem¨®cratas y verdes), que tiende a agravarse con la presentaci¨®n de un plan de austeridad, pilotado por Hans Eichel, el sucesor de Lafontaine, que supone un significativo recorte al Estado del bienestar.
El objetivo es ahorrar 150.000 millones de marcos en los pr¨®ximos cuatro a?os (unos 12,75 billones de pesetas) para recortar el d¨¦ficit y cumplir con el Plan de Estabilidad de los Once (d¨¦ficit inferior al 2% del PIB). Esta "medicina amarga", como ha sido calificado por las autoridades de Berl¨ªn, comprender¨¢, entre otras medidas, ligar la subida de las pensiones al IPC (hasta ahora crec¨ªan conforme al aumento de los salarios), congelar el sueldo de los funcionarios, elevar el precio de la energ¨ªa y rebajar el impuesto de sociedades.
Pero no es Alemania el que lo est¨¢ pasando peor. Italia, la tercera econom¨ªa de los Once, no prev¨¦ superar un crecimiento del 1,2% al finalizar el a?o (0,8% en el primer semestre), mientras que la inflaci¨®n se est¨¢ acercando al 2%, desde el 1,3% del primer trimestre. En estas condiciones, el Gobierno de Massimo d"Alema tambi¨¦n se ve obligado a hacer juegos malabares con sus socios de centro-izquierda para intentar aliviar un endeudamiento que duplica al del resto de sus socios. La soluci¨®n pasa por revitalizar la demanda interna, que se ha estancado en lo que va de a?o, a pesar de que el consumo privado ha aumentado casi un 2,5%. As¨ª que para cumplir con el pacto de estabilidad (Bruselas permiti¨® a Roma que superase en cuatro d¨¦ficimas el d¨¦ficit, hasta el 2,4%), ahora estudia un recorte de las pensiones en base a un nuevo sistema de c¨¢lculo: a partir del pr¨®ximo a?o se calcular¨¢n en base a las aportaciones de los trabajadores y no, como ahora, sobre los ¨²ltimos salarios percibidos. El excedente franc¨¦s
Pero no todos los pa¨ªses est¨¢n de esa guisa. Francia, la segunda econom¨ªa de la zona, nada en la abundancia y espera obtener un inesperado excedente presupuestario a final del a?o -que se puede situar entre 750.000 millones y un bill¨®n de pesetas- como consecuencia de un aumento de la recaudaci¨®n por el incremento de la actividad econ¨®mica (se prev¨¦ un 2,5% para 1999 y un 3% para el 2000).
Los franceses debaten ahora qu¨¦ hacer con ese dinero y se baraja desde un recorte de los impuestos, al aumento del salario m¨ªnimo, de las pensiones o de otros variados subsidios. El caso es que Dominique Strauss-Kahn, ministro de Econom¨ªa, se lo puede permitir en estos momentos, ya que el empleo est¨¢ creciendo (el recorte a las 35 horas de trabajo semanales parece que empieza a dar sus frutos) y el gasto p¨²blico se sit¨²a por debajo del IPC (0,5% en tasa interanual en agosto).
Junto a Francia, otros socios de la eurozona tambi¨¦n prev¨¦n crecimientos nada despreciables, como Luxemburgo (3,5%), Holanda (2,6%) y Austria (2%).
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