Alba?iles por solidaridad

Desde que contaba 16 a?os vive Juana Mi?ano en su casita del barrio de Tet¨²an. Ahora tiene 81. Su hogar, diminuto, de una sola planta y techos bajos, cuenta con dos habitaciones y un min¨²sculo patio que alberga el cuarto de ba?o. Una casa de pueblo en pleno Madrid. "Nada m¨¢s terminar la guerra civil me vine a vivir aqu¨ª. Pagaba nueve duros entonces. Ahora pago 9.000 pesetas", recordaba ayer esta alegre y simp¨¢tica mujer para despu¨¦s seguir con las cuentas: "F¨ªjese: con las 37.000 pesetas que me ingresa el Ayuntamiento, todos los meses tengo que pagar 3.000 o 4.000 de tel¨¦fono y otras 3.000 de luz. Eche usted la cuenta".Y las cuentas dicen que no hay dinero para arreglar los desconchones, las humedades, sujetar las paredes y dar una buena mano de pintura a toda la casa, que lo pide a gritos. Para solucionar casos como el de Juana, es decir, para acondicionar viviendas de personas que no pueden afrontar la reforma por falta de recursos, la organizaci¨®n no gubernamental Cooperaci¨®n Internacional ha puesto en marcha un programa en el que participan 60 voluntarios y que se prolongar¨¢ esta semana en 20 casas de Tetu¨¢n. "La elegimos porque en la zona hay casas muy deterioradas y vecinos con muy pocos recursos", explica Claudia Susanna, miembro de Cooperaci¨®n Internacional.

La Operaci¨®n Tetu¨¢n, que es como se llama este programa, ech¨® a andar en junio pasado. Un grupo de voluntarios se puso en contacto con la parroquia de la zona para seleccionar en qu¨¦ casas ten¨ªa que intervenir. Luego hubo que explicar las intenciones del proyecto a los sorprendidos vecinos que, al principio, no daban cr¨¦dito a lo que o¨ªan.

"S¨ª, hombre, que nos van a arreglar la casa gratis. ?Es que han venido los Reyes Magos?", dijo alguno de ellos, tal y como recordaban ayer los cuatro voluntarios que arreglaban la alcoba de Juana enfundados monos de trabajo.

La mayor¨ªa de los que colaboran en esta operaci¨®n son j¨®venes entre 20 y 30 a?os y estudiantes universitarios. "Las casas tienen huecos y agujeros, hay humedades por todos lados", comentaba uno de ellos, mientras Juana, sentada en una silla, segu¨ªa atentamente los trabajos. "?Arreglar con mis propios medios esta casa? Eso es imposible. Yo nunca podr¨ªa hacerlo", asegur¨®.

Para esta anciana, viuda desde hace 20 a?os y sin hijos, casi resultaba tan agradable la compa?¨ªa de los j¨®venes voluntarios como el lavado de cara que le estaban dando a su casa.