Reformar Egipto
LA PUESTA en escena se ha consumado y Egipto ha vuelto a confirmar por refer¨¦ndum seis a?os m¨¢s al presidente, Hosni Mubarak. Pocos escatiman al l¨ªder egipcio, de 71 a?os, que lleva en el poder desde el asesinato de Anuar el Sadat, en 1981, los logros de conducir a la naci¨®n ¨¢rabe m¨¢s poblada a trav¨¦s de malos tiempos econ¨®micos, aumentar su talla internacional o doblegar una insurrecci¨®n del islamismo radical que se inici¨® en 1992 y tuvo su coletazo en la matanza de turistas en Luxor, hace dos a?os. Pero, por pacientes que sean sus ciudadanos, Egipto no debe seguir siendo un pa¨ªs pol¨ªticamente petrificado, en el que bajo un maquillaje democr¨¢tico, un Parlamento d¨¦bil y dominado por el mismo partido desde hace m¨¢s de veinte a?os (el Democr¨¢tico Nacional) designa a un solo candidato a la presidencia de la naci¨®n, que es confirmado por plebiscito. Mubarak obtuvo en el ritual del domingo el 94% de los votos para iniciar su cuarto mandato. La oposici¨®n, fragmentada y marginal, y un grupo de intelectuales han pedido que el Gobierno liquide las leyes de urgencia en vigor desde Sadat y se permita la elecci¨®n del jefe del Estado -dotado por la Constituci¨®n de 1971 con formidables poderes- a trav¨¦s de un mecanismo directo y entre varios candidatos. No es mucho pedir. A estas alturas, el r¨¦gimen de Mubarak mantiene el monopolio de los medios de comunicaci¨®n audiovisuales y restringe a su antojo la formaci¨®n de partidos y sindicatos.Egipto vive suspendido de los plenos poderes de su presidente, que nunca desde su acceso al cargo ha tenido un oponente pol¨ªtico y que, pese a haber sufrido varios atentados -el ¨²ltimo este mes, en Port Said-, ni siquiera ha designado a un vicepresidente de la rep¨²blica. Para un pa¨ªs de 63 millones de habitantes, en el centro de la vor¨¢gine de Oriente Pr¨®ximo, esta situaci¨®n es cuando menos arrogante. Como los aviones viejos que han volado demasiados kil¨®metros, el sistema pol¨ªtico que Mubarak pilota necesita un reacondicionamiento urgente que le dote de los instrumentos necesarios para su democratizaci¨®n real.
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