El sueldo de los jueces
Sabemos de la un¨¢nime reivindicaci¨®n judicial para un incremento de sus retribuciones en un 25%. Mucho esc¨¢ndalo faris¨¢ico ante tal petici¨®n. Algunos, por el hecho de que los jueces, que ocupan un lugar tan excelso en la organizaci¨®n pol¨ªtica (son, cada uno, poder del Estado, ¨²ltimo refugio del Estado de Derecho y la pieza que, si funciona, lo cierra...), pidan p¨²blicamente aumento de sueldo. Pero no conozco a nadie, en el sector p¨²blico, que haya recibido aumento alguno, por justo y razonable que fuera, sin pedirlo; y el hacerlo de este modo llamativo debe ser consecuencia de que la petici¨®n directa y discreta no ha producido efecto alguno.Otros se han escandalizado por la alusi¨®n a la independencia judicial con tal motivo pecuniario. Y est¨¢ claro que la independencia judicial es un principio constitucional, y un derecho y una obligaci¨®n de cada juez, que no est¨¢ vinculada al salario, y que un juez es independiente y debe comportarse como tal aunque le paguen poco; pero habr¨¢ que aceptar que la efectiva independencia y libertad de actuaci¨®n de cualquier persona, y tambi¨¦n de cualquier juez, necesita el sustrato de una independencia econ¨®mica, que es lo que va en un salario digno y razonable.
Pero hay m¨¢s: aunque no lo hayan dicho ahora, los jueces, como otros muchos ciudadanos, no pueden superar al jubilarse la pensi¨®n m¨¢xima conjunta a percibir de los sistemas p¨²blicos; y aunque los del Supremo ganen ahora una cantidad razonable el d¨ªa de su jubilaci¨®n sufren un empobrecimiento espectacular y se encuentran limitados a ese tope que ahora anda por las cerca de 300.000 pesetas mensuales, pongamos que una cuarta o quinta parte de lo percibido hasta el d¨ªa anterior; por eso entre los jueces (y no s¨®lo) la jubilaci¨®n inexorable se ve con temor; y muchas personas, con objeto de mantener su nivel de vida anterior, o no muy inferior, tienen que recurrir al ahorro privado. Pero, dado que la judicatura no permite actividades complementarias que faciliten ese ahorro, ¨¦ste habr¨¢ de salir forzosamente de su sueldo, para lo que es necesario que el sueldo sea razonable.
Pero la sociedad, que debe cuidar a sus jueces, por obvias razones, tambi¨¦n tiene que recibir de ellos lo que de ellos, como colectivo e individualmente, se espera, el cumplimiento de la funci¨®n constitucional a la que voluntariamente se han comprometido al aceptar esa condici¨®n. Ya es sabido que las causas del deficiente funcionamiento de la Justicia son muchas, y hay un Libro Blanco y mucha conversaci¨®n sobre el asunto. Pero, por la parte que les corresponde, a cambio (s¨ª, a cambio) de la subida de sueldo, los jueces se deben comprometer en algunas v¨ªas. La primera y m¨¢s obvia es el trabajo, y muchos no son ejemplo de laboriosidad.
Otra es no s¨®lo el trabajo, sino el buen trabajo. La mala actuaci¨®n (por acci¨®n u omisi¨®n) de un solo juez produce consecuencias delet¨¦reas en los afectados y en el conjunto. A ninguno se le puede pedir la perfecci¨®n ni la infalibilidad, pero s¨ª unos conocimientos profesionales razonables y un celo cuidadoso en el ejercicio de su funci¨®n. Precisamente porque son un poder del Estado, porque las consecuencias, en su caso, de su desidia o errores son siempre muy graves para los justiciables, porque son la pieza de cierre del Estado de Derecho, algo tendr¨¢n que hacer, los jueces, para reducir el ¨¢mbito de lo socialmente poco deseable. Por ejemplo, muchos tribunales de apelaci¨®n no s¨®lo rectifican las decisiones de los ¨®rganos de instancia, lo que es normal y no debe producir a nadie esc¨¢ndalo. El derecho no es matem¨¢tica. Pero esos tribunales u ¨®rganos de segunda instancia saben perfectamente que, en bastantes casos, la decisi¨®n que se les presenta a an¨¢lisis no s¨®lo es modificable, sino sencillamente impresentable, impropia de un ¨®rgano judicial, de un juez.
No estoy hablando de actuaciones judiciales delictivas, que tienen sus v¨ªas fijadas en las leyes penales; me refiero a que no es posible que la funci¨®n judicial se ejerza dentro de la m¨¢s generalizada irresponsabilidad personal por los gruesos errores y negligencias que, a veces, se cometen. Y nadie puede exigir esa responsabilidad desde fuera del ¨¢mbito de lo judicial. No voy a entrar en tecnicismos. Pero s¨ª creo que, a cambio del sueldo que les corresponde, los jueces deben ofrecer el trabajo, bien hecho, que les corresponde. Y es una cuesti¨®n que s¨®lo ellos, con sus diferentes instancias, niveles y ¨®rganos, pueden resolver; porque son independientes, pero no irresponsables.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.