Prodi se rodea de brit¨¢nicos en los puestos clave de la Comisi¨®n Europea

Es de bien nacido ser agradecido. Romano Prodi ha pagado en billetes contantes y sonantes a su c¨®mplice en la tercera v¨ªa, el primer ministro brit¨¢nico Toni Blair, su padrinazgo para alzarse con la presidencia de la Comisi¨®n Europea. La reorganizaci¨®n de altos cargos decidida ayer se ha saldado con una preponderancia abrumadora de los funcionarios del Reino Unido. Los espa?oles chapotean en la mediocridad. El cambio es limitado: se mantiene al secretario general, el pol¨¦mico holand¨¦s Carlo Trojan, que lleva dos a?os en el cargo, pero que antes fue adjunto de la secretar¨ªa general.La simpat¨ªa del cocinero de los cambios, el brit¨¢nico Neil Kinnock, se troc¨® ayer en mueca. No convenci¨® a nadie de la voluntad de cambio -pese a los numerosos cambios- porque el principal bur¨®crata, Trojan, contin¨²a campando a sus anchas, pese a la demoledora cr¨ªtica del segundo informe del Grupo de Sabios sobre los mecanismos administrativos de la Comisi¨®n, su responsabilidad. Ha realizado la transici¨®n del colegio Santer al equipo Prodi "con maestr¨ªa", arguy¨® el vicepresidente.

Los altos funcionarios brit¨¢nicos son los ¨²nicos que han consolidado su futuro, en la primera gran rotaci¨®n de directores generales y adjuntos que debe asegurar un poco de aire fresco en el anquilosado mando del Ejecutivo. Conservan seis altos puestos, ya atribuidos (Prensa, Medio Ambiente, Mercado Interior, Sanidad y Consumidores, Justicia y Desarrollo), mientras que los de otras nacionalidades tienen que esperar a nuevos descartes o jubilaciones.

Y a todo esto hay que sumar la capacidad de maniobra que tienen los brit¨¢nicos para colarse en los gabinetes de los comisarios: son tres jefes de esa nacionalidad y cinco adjuntos, el r¨¦cord.

Reparto de puestos

Los alemanes salen malparados. Aunque mantienen Competencia y otras cuatro direcciones generales, se sienten maltratados. Los franceses ceden Agricultura -algo que clamaba al cielo, pues la ostentaban desde 1958-, pero adem¨¢s una de sus grandes figuras, Phillippe Soubestre, recibe un retiro dorado, por in¨²til, como el ¨²nico alto funcionario griego, Spyridon Pappas.

Los italianos sobreviven. Aunque el director general de Asuntos Monetarios, el veteran¨ªsimo Giovanni Ravasio, se jubila el a?o pr¨®ximo -al comisario, el espa?ol Pedro Solbes, le conviene su experiencia-, Prodi ya ha asegurado la cuota italiana reservando la cartera estrella de Empresa para un compatriota. Y la pol¨¦mica Isabella Ventura -Control Financiero- se salva, pese a su desgraciada gesti¨®n.

Los espa?oles chapotean en la mediocridad. El veterano director general de Pol¨ªtica Regional, Eneko Landaburu, pasa al decisivo departamento de Ampliaci¨®n al Este. Es la indiscutible, pero solitaria, joya de la Corona, y protagoniza el ¨²nico ¨¦xito espa?ol. En cambio, a Pablo Benavides -que cede a un franc¨¦s la jefatura de Energ¨ªa- no se le augura m¨¢s que un exilio dorado en Mosc¨² o Nueva York, en calidad de embajador comunitario.

Los ¨ªmprobos esfuerzos de De Palacio para colocar a un compatriota en Agricultura han fracasado. El candidato por el que apost¨®, Enrique L¨®pez Veiga, director general en el Parlamento, disgusta a todos por ser un hombre partidista -pupilo de Manuel Fraga, es el jefe del PP espa?ol en Bruselas-, enchufado por el antiguo presidente del Parlamento Europeo, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Robles, y por eso sometido a la contestaci¨®n de sus colegas.