Medio siglo de ventas
Mar¨ªa no quiere salir en la foto porque todav¨ªa no ha podido ir a la peluquer¨ªa. Pese a su inmaculado delantal blanco, asegura que el de ma?ana [por hoy] s¨ª que es digno de ver porque es "como de Hollywood". Mar¨ªa Vidal es una de las vendedoras m¨¢s veteranas del Mercado Central de Castell¨®n, pero al igual que cuida la presentaci¨®n de las frutas y verduras de su puesto, quiere cuidar su imagen e insiste en el desastre de una cabellera que no es m¨¢s que la de cualquier otra mujer trabajadora. Al igual que Mar¨ªa, todos los vendedores del Mercado Central de Castell¨®n se preparan para la celebraci¨®n del 50 aniversario. Ma?ana los que se acerquen podr¨¢n disfrutar de degustaciones gastron¨®micas, concursos y habr¨¢ atracciones para los m¨¢s peque?os. Ha pasado medio siglo desde aquel 21 de diciembre de 1949, cuando fue bendecido e inaugurado. El concejal de Cultura de Castell¨®n, Miguel ?ngel Mulet, present¨® ayer los actos programados para semejante evento, el cumplea?os de unas instalaciones que han visto pasar los ¨²ltimos cincuenta a?os de la historia de la ciudad desde un lugar privilegiado, en el centro de casco urbano, entre las plazas de Santa Clara y Mayor, lo que ha contribuido, m¨¢s si cabe, a que se convierta en se?a de identidad. El mercado sigue siendo lugar de encuentro, pero la mayor¨ªa de sus veteranos coinciden en se?alar que "no es como antes". Antes, el mercado abr¨ªa todos los d¨ªas y no ten¨ªa necesidad de entrar en competici¨®n con supermercados o grandes superficies. Ahora tampoco; ellos ofrecen otra cosa: variedad, precios para comparar, trato personal y algo que, aunque no se lo propongan, est¨¢ presente en cada uno de los rincones del edifico; el encanto y la autenticidad que hacen de la obligada necesidad un disfrute. El mercado tiene otra cosa indescifrable, sus olores, que sit¨²an al visitante-cliente en la zona exacta en la que se encuentran o el tipo de puesto que le rodea. Salazones, carnes, pescado, frutas y verduras, huevos, frutos secos y cientos de cajas han sido los permanentes compa?eros de estas instalaciones. El presidente de la Asociaci¨®n de Vendedores del Mercado Central, Remigio Beltr¨¢n, lo tiene bien claro. "Las costumbres han cambiado", dice. Antes, los s¨¢bados estaban se?alados como el d¨ªa de compra. Ahora, las ventas se distribuyen, casi por igual a lo largo de toda la semana y a todas horas, no como antes, que a las "siete de la ma?ana estaba lleno". Antes, los domingos, tal como explica el libro que, en breve, publicar¨¢ el Ayuntamiento de Castell¨®n, obra de Francisco Pascual y Joaqu¨ªn Gorriz, se aprovechaba la salida de misa para realizar las compras olvidadas durante la semana, cuando "los m¨¢s rezagados recordaban los ingredientes del plato dominical", seg¨²n dice el texto. Ahora, los compradores comienzan a exigir una mayor flexibilidad de horario, pero el ensayo de la apertura vespertina ya fue probado y result¨® fallido. Desde su inauguraci¨®n, el ya mayor Mercado Central s¨®lo ha sufrido unas obras de mejora. La remodelaci¨®n del centro tuvo lugar a mediados de los ochenta, cuando el Ayuntamiento apost¨® por un proyecto denominado Soluci¨®n centro, en el que se inclu¨ªa el mercado y que, como otras tantas veces, se ve¨ªa dificultado por la financiaci¨®n. Fue entonces cuando los vendedores se unieron en su propia asociaci¨®n, precisamente en unas fechas en las que conclu¨ªa la concesi¨®n de muchos de los puestos del mercado. As¨ª, la Asociaci¨®n Local de Vendedores de los Mercados Central y Pescader¨ªa de Castell¨®n logr¨®, en concurso p¨²blico, la adjudicaci¨®n de la concesi¨®n de puestos, con una oferta de cerca de 458 millones de pesetas. Aquel dinero, tal como indica el monogr¨¢fico que pronto saldr¨¢ a la luz, sirvi¨® para financiar el proyecto Soluci¨®n centro, la nueva pescader¨ªa, la obra completa de la plaza de Santa Clara e, incluso, el aparcamiento ubicado bajo ¨¦sta. El mercado de Castell¨®n se encuentra en una buena etapa de sus cincuenta a?os de vida. Sus vendedores vuelven a conocer a la mayor¨ªa de sus clientes y, como ellos mismos destacan, no s¨®lo a las mujeres, sino tambi¨¦n a los hombres.
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