Un golpe con vuelta

EL PROCESO DE PAZAunque desde la tregua ha comenzado a balbucear el lenguaje de la pol¨ªtica, la direcci¨®n de ETA piensa y se mueve todav¨ªa en t¨¦rminos militares. La operaci¨®n del polvor¨ªn de Breta?a estuvo concebida exclusivamente en esa clave, un error que ayuda a explicar los resultados desastrosos que la acci¨®n est¨¢ teniendo para la organizaci¨®n.Al decidir una operaci¨®n tan audaz, que implica movilizar a sus activistas m¨¢s experimentados y realizar un enorme despliegue log¨ªstico, ETA se propuso un doble objetivo: reponer sus desabastecidos dep¨®sitos de explosivos y, sin quebrar los t¨¦rminos del alto el fuego, dar un aldabonazo propagand¨ªstico. Este golpe de efecto espectacular encerraba un mensaje de fortaleza y ¨¢nimo dirigido a sus fieles, de amenaza al Gobierno del PP y a las fuerzas no nacionalistas, y de presi¨®n m¨¢s que indirecta a los partidos de Lizarra por el estancamiento del proceso de "construcci¨®n nacional" que criticaba en su comunicado de agosto.

Pero la l¨®gica militar de la intimidaci¨®n del adversario tiende -como se vio con el asesinato de Miguel ?ngel Blanco, respuesta a la liberaci¨®n de Ortega Lara- a desconsiderar las dem¨¢s circunstancias. Pensando en c¨®mo amedrentar al Gobierno espa?ol no supo ver que una operaci¨®n de esta envergadura constitu¨ªa un ataque intolerable al Estado franc¨¦s. De hecho, el asalto al almac¨¦n de explosivos es la acci¨®n m¨¢s grave y directa cometida por ETA en y contra Francia, y no calcular sus posibles consecuencias revela un d¨¦ficit de reflexi¨®n pol¨ªtica sorprendente. M¨¢xime cuando a partir del Acuerdo de Lizarra ha comenzado a plantear la reinvindicaci¨®n territorial del Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, asunto sobre el que Par¨ªs cada vez se va a mostrar m¨¢s sensible. Y tambi¨¦n porque la operaci¨®n requiri¨® la colaboraci¨®n activa -no s¨®lo de cobertura- de militantes nacionalistas bretones, lo que excita la preocupaci¨®n del Gobierno franc¨¦s. La bofetada que ETA quiso dar ha vuelto a su rostro en forma de contundente rev¨¦s.

Uno de los factores que definen los momentos terminales de las organizaciones, incluidas las terroristas, es el paulatino alejamiento de la realidad que les circunda, hasta el punto de poner en riesgo su propia supervivencia. Ense?a un viejo proverbio que ning¨²n animal hace sus necesidades en la madriguera que le cobija. La direcci¨®n de ETA, a tenor de lo ocurrido, ha obrado con menos inteligencia que la esperable, al provocar de ese modo a las autoridades del pa¨ªs donde tiene su principal refugio. La naturaleza b¨¦lica de la organizaci¨®n se ha impuesto, una vez m¨¢s, al sentido com¨²n e incluso al instinto de conservaci¨®n, y ya ha comenzado a pagar un elevado precio por el error.