Las lecciones de Acerinox
Acostumbrados a intervenir en sectores relacionados con el uso de materiales radiactivos, como el el¨¦ctrico o el m¨¦dico, los especialistas del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) tuvieron que enfrentarse el pasado a?o a una situaci¨®n que, en nuestro pa¨ªs, nunca se hab¨ªa producido. Aunque el incidente tuvo lugar el 30 de mayo, no fue hasta comienzos de junio cuando la empresa sider¨²rgica Acerinox reconoci¨® la existencia de un escape radiactivo en su planta de Los Barrios (C¨¢diz). Una fuente de Cesio-137, que lleg¨® a la acer¨ªa mezclada en una partida de chatarra, termin¨® siendo fundida en uno de los hornos.
?Qui¨¦n paga?
El manejo de cualquier residuo radiactivo obliga, por cuestiones de seguridad, a unos elevados costes de operaci¨®n. Cuando en una acer¨ªa o en un parque de chatarra se detecta la presencia de una fuente radiactiva es Enresa quien debe hacerse cargo de su manipulaci¨®n, traslado y dep¨®sito, pero el precio de estas operaciones s¨®lo lo asume esta empresa p¨²blica cuando la fuente procede de territorio nacional. Si el elemento contaminado ha llegado a Espa?a en alguna de las m¨²ltiples partidas de chatarra importada, la administraci¨®n intenta devolverlo a su lugar origen, lo que no siempre es posible. De cualquier forma, y si la fuente procede del extranjero, los gastos que ocasiona su gesti¨®n, as¨ª como los que pudieran derivarse de una eventual contaminaci¨®n originada por la misma, recaen en el titular de la empresa en la que se localiz¨®. Por este motivo, el Ministerio de Industria ha aconsejado al sector sider¨²rgico que contrate una p¨®liza de seguros que cubra este tipo de incidentes. Como es l¨®gico, las empresas del sector discrepan de esta f¨®rmula. Como explica Javier Penacho, "ning¨²n pa¨ªs puede certificar que la chatarra que sale de su territorio est¨¢ libre de radiactividad". Adem¨¢s, y debido a la sensibilidad de los sistemas de detecci¨®n, se est¨¢n localizando muchas fuentes radiactivas de poca importancia, de las que Enresa no se hace cargo pero que tampoco pueden ser fundidas, con lo que, al final, lamenta Penacho, "las acer¨ªas se convierten en dep¨®sitos de residuos radiactivos, de poca actividad, pero residuos al fin y al cabo". Unesid reclama el establecimiento de lugares en donde puedan almacenarse este tipo de desechos y unos costes de operaci¨®n razonables.
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