La carne de cerdo
PACO MARISCAL En los biomas h¨²medos no tiene sentido prohibir la carne de cerdo. En ecosistemas secos lo tiene, porque el cerdo no suda y se revuelca en el fango del oasis, para regular su temperatura, y contamina las escasas aguas del desierto. Los preceptos del Cor¨¢n o la normativa de los hebreos tienen sentido y relacionan al jud¨ªo y al musulm¨¢n con el medio natural donde se originaron sus creencias. Explica todo esto con claridad meridana y cient¨ªfica el alicantino Daniel Climent, y hay que agradec¨¦rselo. Porque aqu¨ª no sabemos a qu¨¦ preceptos acudir -y no es alarmismo sino preocupaci¨®n-, para casar el medioambiente con el ciudadano valenciano. En el sur, por ejemplo, en Elche, aparece en el grifo dom¨¦stico de un determinado barrio agua mezclada con productos o porquer¨ªa qu¨ªmica, que se col¨® accidental o no tan accidentalmente en las conducciones del agua potable. Al lado mismo de la ciudad de los palmerales, en La Vega Baja, se extrae sin mesura agua de los acu¨ªferos subterr¨¢neos que se nutren del Segura, y el colectivo c¨ªvico Pro-R¨ªo denuncia los nuevos regad¨ªos, las nuevas roturaciones del suelo, la compra de terrenos para lavar dinero negro. Tambi¨¦n en el sur, en los alrededores de Benidorm, se preocupan algunos por el abastecimiento de agua a los complejos megal¨®manos l¨²dico-tur¨ªsticos que se construyen, porque piensan y saben que el Pa¨ªs Valenciano es una tierra h¨ªdricamente pobre. En el norte de estas tierras largas y estrechas, la preocupaci¨®n no va a la zaga. Los agricultores de Els Ports y El Maestrat tienen algo m¨¢s que indicios de que se manipula artificialmente el desarrollo de la nubes para evitar el pedrisco; pero sin pedrisco tampoco hay agua y llega la sequ¨ªa y la aridez pertinaz, y los hombres del campo indican que no se le puede enmendar la p¨¢gina a la naturaleza. Por donde la laboriosa e industrial Onda, en La Plana Baixa, los ¨²ltimos d¨ªas de septiembre se superaron los 110 microgramos de ozono por metro c¨²bico en la atm¨®sfera, es decir, se super¨® el umbral o nivel a partir del cual se perjudica la salud humana, tal como apuntan los expertos de la Universidad Jaume I, tal como indica la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Y tambi¨¦n en el norte, sigue empecinado el omnipresente Carlos Fabra en la construcci¨®n de un aeropuerto, cuya necesidad social se nos antoja a muchos castellonenses ficticia, porque Manises est¨¢ a un tiro de piedra. Har¨ªa mejor Fabra, el presidente de la Diputaci¨®n, en ocuparse de liberalizar el peaje de la autopista, en vez de pensar en impactos medioambientales innecesarios. La liberalizaci¨®n del peaje acercar¨ªa a los puntos de atracci¨®n tur¨ªstico del norte valenciano: esa es la tarea del pol¨ªtico y no la de empresario-promotor tur¨ªstico de aeropuertos. Pero ante tanto puntapi¨¦ en las posaderas del ¨²nico medioambiente que tenemos, ante la carencia de preceptos como los cor¨¢nicos o talm¨²dicos, no queda otro remedio que refugiarse en la lectura del libro de Daniel Climent. Trabajo callado, su libro de biolog¨ªa y geolog¨ªa es cient¨ªfico y human¨ªsco; est¨¢ escrito y pensado para que la muchachada valenciana aprenda en la escuela de biomas y placas en la litosfera; que aprenda que naturaleza y hombre deben constituir un todo arm¨®nico, y que lo aprendan en una escuela donde se ha de aprender para la vida.
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