Un joven muere apu?alado en una discoteca por una deuda millonaria
Carlos Castillo Labaud, peruano de 21 a?os, lleg¨® en mayo a Espa?a. A las tres de la madrugada del domingo al lunes muri¨® de una pu?alada en el coraz¨®n en una ri?a ocurrida en la discoteca Empire, situada en el paseo de Recoletos. Su hermano Antonio, de 23 a?os, tambi¨¦n recibi¨® una pu?alada en el costado. La polic¨ªa cree que la v¨ªctima ten¨ªa una deuda con los agresores.
Carlos Castillo ten¨ªa dos pu?aladas en el pecho y otra en la axila cuando fue atendido por los m¨¦dicos del Samur 092. Muri¨® en el hospital Gregorio Mara?¨®n a las siete de la ma?ana, cuatro horas despu¨¦s de la pelea. Su hermano Antonio fue evacuado al Ram¨®n y Cajal con una pu?alada en el costado. Ayer tarde, su estado era grave y los m¨¦dicos a¨²n no hab¨ªan permitido a la polic¨ªa interrogarle. Los agresores fueron tres hombres de tez morena, seg¨²n los testigos, que huyeron de la sala despu¨¦s del homicidio. La principal l¨ªnea de investigaci¨®n policial se basa en un ajuste de cuentas por deudas econ¨®micas. Sobre uno de los dos hermanos pesaba una orden judicial de expulsi¨®n por encontrarse en Espa?a en situaci¨®n ilegal.La Jefatura Superior de Polic¨ªa esperaba anoche una r¨¢pida resoluci¨®n del caso tras tomar declaraci¨®n al hermano del fallecido y a su mujer.
Alrededor de 300 personas se encontraban dentro de la discoteca Empire cuando ocurri¨® el crimen. Los dos hermanos no eran clientes habituales, seg¨²n comentaron varios camareros y el portero del establecimiento.
Carlos, Antonio y la esposa de este ¨²ltimo se hallaban en la planta baja de la discoteca sentados en una de las barras a las tres de la madrugada. Seg¨²n la polic¨ªa, dos hombres entraron en la discoteca, bajaron al s¨®tano y se enfrentaron a los hermanos.
Tendidos en la escalera
Los testigos relataron a la polic¨ªa que se desencaden¨® una ri?a verbal que dio paso a una reyerta en la que varios atacantes sacaron navajas. La disputa acab¨® con los dos hermanos tendidos en el suelo junto a la escalera que comunica las dos plantas de la discoteca. Los agresores se dieron a la fuga aprovechando el tumulto originado con la pelea. Los camareros de la sala avisaron al Samur y a la polic¨ªa.Un coche patrulla lleg¨® a la discoteca al tiempo que entraban las ambulancias municipales al recinto. Los agentes decidieron precintar la sala y tomar la identidad a todos los clientes. Mientras tanto, la mujer de uno de los heridos no cesaba de pedir a gritos que atendieran a su marido.
Los agentes del Grupo de Homicidios encontraron en la discoteca una navaja y, a cinco metros de la puerta, en la calle, la hoja de un pu?al con restos de sangre de uno de los heridos.
Durante m¨¢s de dos horas, la polic¨ªa tom¨® la declaraci¨®n a los clientes de la sala en busca de testigos directos que aportasen pistas. Sin embargo, seg¨²n la polic¨ªa, ninguno de los clientes recordaba la cara de los agresores. "Tan s¨®lo han dicho que eran de piel muy morena", explic¨® un portavoz policial.
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