El debate parlamentario sobre las 35 horas divide el arco pol¨ªtico franc¨¦s
La Asamblea francesa inici¨® ayer el debate sobre la ley que reduce la semana laboral a 35 horas y en el que ya se vislumbran las fuertes divisiones tanto en las filas de la izquierda como de la derecha, ahora en la oposici¨®n. Los comunistas piden un endurecimiento de la ley, mientras que la derecha anuncia su derogaci¨®n en cuanto vuelva al poder. Ante la demostraci¨®n de fuerza de los empresarios anteayer, la ministra de Trabajo, Martine Aubry, asegur¨® que en una de cada dos empresas se ha pactado ya la reducci¨®n de jornada.
El marat¨®n parlamentario que debe culminar con la instauraci¨®n en Francia de la semana laboral de 35 horas se inici¨® ayer por la tarde en la Asamblea Nacional en un clima de divisiones que alcanza por igual a la mayor¨ªa de la izquierda plural y a la oposici¨®n.La multitudinaria concentraci¨®n patronal de la v¨ªspera, en la que participaron cerca de 30.000 empresarios, pes¨® notablemente en la enrarecida atm¨®sfera pol¨ªtica de la jornada, pero es dudoso que esa demostraci¨®n de fuerza empresarial haya contribuido a atemperar los ¨¢nimos y prop¨®sitos de aquellos que, situados a la izquierda del Partido Socialista, reclaman un endurecimiento de la ley.
De hecho, los obst¨¢culos mayores que se divisan en las dos semanas de debates previstas se sit¨²an m¨¢s en el campo de la izquierda que en el de una derecha que a duras penas consigue enmascarar sus divergencias internas.
Con el respaldo movilizador de los sindicalistas de la CGT, los comunistas del PCF parecen decididos a dar la batalla parlamentaria y a constituirse en un polo cr¨ªtico desde el que atraer a los Verdes y a otros partidos de su ¨®rbita.
Los comunistas llevan d¨ªas repitiendo que no votar¨¢n la ley "tal y como est¨¢", y aunque sus declaraciones tengan una parte de ret¨®rica y de necesidad de subrayar su perfil pol¨ªtico, esa actitud va a complicar mucho la tarea de la ministra de Empleo, Martine Aubry, de preservar el texto de la catarata de enmiendas comunistas presentadas, m¨¢s de un centenar.
En la apertura de la sesi¨®n, la ministra trat¨® de rebajar las tensiones existentes a derecha e izquierda subrayando, de un lado, que la ley "no va contra las empresas, sino que pretende mejorar su funcionamiento y hacerlas m¨¢s competitivas". De otro, mostr¨¢ndose dispuesta a aceptar las propuestas "dirigidas a mejorar el texto".
Tono templado
Durante su intervenci¨®n, la ministra se esforz¨® por encauzar el debate en un tono templado, pero no rehuy¨® pronunciarse sobre el impacto que la concentraci¨®n empresarial ha causado en la derecha pol¨ªtica. "M¨¢s de una de cada dos empresas ha negociado ya. Contamos con 16.000 acuerdos de reducci¨®n del tiempo de trabajo que han permitido crear o salvaguardar 125.000 empleos. No, no es necesario retomar aqu¨ª inmediatamente los argumentos del se?or Seilli¨¨re [presidente de la patronal Medef], que no son forzosamente los mejor fundados para responder a nuestra ley", dijo la ministra en direcci¨®n a los bancos de la oposici¨®n.Ante la situaci¨®n de la derecha pol¨ªtica, la Medef est¨¢ ejerciendo el papel no s¨®lo de grupo de presi¨®n empresarial, sino tambi¨¦n de "partido del empresariado", hasta el punto de que, desde las filas conservadoras, no faltan quienes animan a los dirigentes de esa organizaci¨®n patronal a desempe?ar una funci¨®n m¨¢s decididamente pol¨ªtica.
Los diferentes partidos de la derecha llegaron ayer a la asamblea con paquetes de cientos de enmiendas particulares bajo el brazo, pero con s¨®lo dos propuestas comunes, que, lejos de testimoniar el intento de unidad, acreditan el fracaso del empe?o.
Mientras la Democracia Liberal (DL) se opone frontalmente no ya a la ley de las 35 horas, sino al prop¨®sito mismo de reducir el tiempo de trabajo -"hay que trabajar m¨¢s", repite su l¨ªder, Alain Madelin-, la UDF parece muy condicionada por el hecho de que fue precisamente de sus filas de donde surgi¨® en 1996 la ley Robien, precedente legislativo de la reducci¨®n del tiempo de trabajo.
El mayor abanico de contradicciones encuentra campo abonado en el RPR, de signo gaullista. De todas formas, el presidente de la patronal Ernest-Antoine Seilli¨¨re obtuvo ayer en la Asamblea la declaraci¨®n que ha tratado infructuosamente de conseguir a lo largo de las pasadas semanas: el compromiso, ret¨®rico al menos, de que la derecha derogar¨¢ la ley de las 35 horas en cuanto recupere el poder.
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