La religi¨®n
Est¨¢ claro que en un pa¨ªs donde exista la libertad de cultos todas las religiones deben ser tratadas por igual. No es cuesti¨®n de que en los colegios p¨²blicos se impartan algunas y otras no, por muy mayoritaria que pudiera ser una de ellas (EL PA?S, 4-9-99). Pero, en aras de esa coherencia, nos vemos abocados a que en los colegios ahora tambi¨¦n se imparta una doctrina que expresa que tocan a cuatro mujeres por hombre y que aquellas deben permanecer alejadas de la vida p¨²blica. Para mayor sinraz¨®n, cada d¨ªa retrocede la ense?anza de la ¨¦tica y de la filosof¨ªa, que plantean problemas universales que nos interesan a todos. ?No ser¨ªa hora de trasladar la ense?anza de las diversas confesiones, incluyendo la cat¨®lica, a la esfera de las familias y de las repectivas iglesias, como ocurre en las sociedades modernas?-
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