Ambig¨¹edades varias

?Pactar¨ªa Pujol, de poder escoger, con el PP o con ERC? Llegado el caso de un empate que obligara a Pujol a retirarse, ?pactar¨ªa Maragall antes con sus sucesores que con ERC? ?Apoyar¨ªa Carod a Pujol o a Maragall, en el supuesto de que se viera ante la disyuntiva de decidir? ?Es el PP consecuente con su idea de Espa?a u oportunista con su conveniencia de mando cuando hace todo lo posible para ayudar a Pujol a ganar (necesitando su apoyo)? ?Lanzar¨ªa Maragall a Espa?a el ¨®rdago hist¨®rico-sentimental que viene anunciando o se limitar¨ªa a proclamarlo, convirtiendo su hipot¨¦tica presidencia de Catalu?a en simple cumplimiento de la alternancia? ?Votar al PP es votar nacionalista? ?Votar a Pujol es votar al PP? ?Votar a Maragall es votar a Carod? ?Pesa m¨¢s en la sociedad catalana el eje derecha-izquierda o el eje Catalu?a-Espa?a? El comentario entero podr¨ªa irse en preguntas sin respuesta como las precedentes. De lo que se deduce de entrada una dificultad de an¨¢lisis que empieza por afectar a los protagonistas de la propia campa?a.Pujol, que va recuperando el desparpajo pero no la habilidad sem¨¢ntica de otros tiempos, compar¨® ayer su formaci¨®n con un diesel y a Esquerra Republicana con un innecesario f¨®rmula uno. Esto deja claro que ¨¦l prefiere al PP, mientras forme con ¨¦l una sociedad de apoyos y tensiones mutuas. Pero sus j¨®venes leones han sido designados por ¨¦l, y ten¨ªa d¨®nde escoger, precisamente porque no piensan lo mismo. ?Entonces? Si ¨¦l o ellos anunciaran alguna preferencia por ERC, perder¨ªan tantos votos moderados en direcci¨®n al PP como impacientes hacia los independentistas.

Maragall sigue queriendo a Espa?a, y queriendo, adem¨¢s, hacer de Espa?a otra cosa. Ahora que Pujol ya parec¨ªa conformado con peque?as raspaduras en la corteza, llega el candidato socialista con un invento de los suyos. De momento, nadie sabe hasta qu¨¦ punto est¨¢ determinado a convertirlo en su nueva gota malaya.

Por su parte, Carod Rovira, que est¨¢ haciendo la mejor campa?a, anunci¨® a bombo y platillo una serie de dr¨¢sticas e inamovibles condiciones para pactos poselectorales, pero se cuid¨® muy mucho de poner fin a la gran ambig¨¹edad de su oferta y establecer sus preferencias. Tal vez no las tenga, lo cual ser¨ªa peor que ocultarlas.

Esas y otras ambig¨¹edades no son nada si se comparan con la mayor de todas, la imposibilidad de una previsi¨®n fiable de las consecuencias del voto de cada cual. Un an¨¢lisis m¨ªnimamente serio deber¨ªa tener en cuenta tantos vericuetos que acabar¨ªa en un in¨²til delta de extrema capilaridad. Por si acaso, y para acabarlo de arreglar, los catalanes no quieren saber que saben lo que quieren. De modo que ser¨¢ mejor atender a lo que pase antes que intentar entender lo que pasa. Lo ¨²nico cierto, a la vista de tantas posibilidades abiertas, es que no pasar¨¢ nada grave.